El verdadero fondo del problema de la pandemia en Estados Unidos es que los estadounidenses no aceptan los problemas de ningun tipo de regulación. Muchos de la derecha se enfurecen por cualquier sugerencia de que sus acciones deben tener en cuenta el bienestar de otras personas.
Esta rabia es entendida como amor a la libertad. Pero las personas que insisten en el derecho a contaminar no están controladas por agentes federales que agreden a los manifestantes pacíficos. Lo que los estadounidenses llaman ‘libertad’ es en realidad ausencia de responsabilidad.
La política racional en una pandemia consiste en asumir la responsabilidad. Las personas no deben ir a un bar y usar una máscara para su autoprotección, sino que al congregarse en espacios ruidosos y llenos de gente o exhalar gotas al aire pone a otras personas en riesgo. Y ese es el tipo de cosas que el derecho de Estados Unidos odia oír.
La ira por cualquier sugerencia de responsabilidad social también explica la gran catástrofe fiscal que se avecina en unos días. Es increíble la violencia con la que muchos republicanos se oponen al aumento temporal de las prestaciones por desempleo.
No es porque los beneficios estén haciendo que los trabajadores no estén dispuestos a aceptar trabajos, sino algo que los republicanos quieren creer.