La racionalidad es una caracteristica de la conducta humana que nos permite evaluar y pensar nuestras decisiones apegadas a la razón, esta se ha considerado un logro de la ilustración. La posmodernidad que es el tránsito cultural de mediados de siglo XX hasta la fecha, desató una batalla para destronar la razón como la herramienta para entender y resolver los grandes problemas de la ciencia, el arte, la economía, la sociología y todas aquellas manifestaciones del conociemiento tradicionalmente conocidas como las humanidades. ¿Habrá perdido la razón su Status de caliz sagrado de las funciones cognitivas para apoyar nuestras decisiones? ¿Estarán en lo correcto quienes invocan a la racionalidad como el último escalón del pensamiento crítico basado en la lógica o los que consideran que detrás de cada decisión racional hay un componente irracional en la conducta orientada a metas concretas y donde la reflexión lógica es sólo un actor de reparto en el teatro de nuestras decisiones llamadas racionales?.

¿Serán estas dos posturas antípodas del funcionamiento de la mente, que en su quehacer cotidiano buscan establecer nuestras decisiones? La última palabra no se ha dicho y la batalla sigue en pie, con fuertes inclinaciones hacia las teorias de Le Doux y Damasio para incorporar ambas posturas que consideran la intervención del sistema límbico del cerebro, es decir de las emociones en casi todas nuestras decisiones, con predominio de nuestro hemisferio derecho (analógico) para reconocer la información emocional. ¿Estaremos en un bioestable que actúa como si nuestro cerebro oscilara entre racionalidad e irracionalidad? ¿Son acaso las emociones el péndulo que las define estando más involucreado el hemisferio derecho con la emociones negativas y el izquierdo con las positivas? Estas y muchas otras preguntas permanecen sin ser contestadas a plenitud.

Las funciones mentales que se agrupan para integrar el fenómeno de la racionalidad (que no es lo mismo que la razón) son muchos, sin embargo, las inteligencias digitales y analógicas, la lingüística, lógica y matematica entre las primeras y la colectiva (llamada también interpersonal), espacial, kinestésica, musical y naturista entre las segundas, estarán en el estrado cognitivo para dar solucion a estas dudas fundacionales.

En un capitulo anterior (Fundacion Sesgo) hablé sobre las inteligencias y la modularidad del cerebro, nos toca en este apartado hablar sobre la influencia de las llamadas decisiones racionales, en aquellas metas que día a día nos proponemos alcanzar. ¿Qué papel juegan instintos, intuición y pensamiento metafórico para lograr dichas metas y cual el concepto de aversión al riesgo que ha sido recierntemente postulado en el proceso decisorio (Kahneman)? ¿Cómo operan por un lado el “self” y por otro las acciones grupales que incluyen ciencia, tecnología y arte sobre mi propio cerebro que posee una realidad interna individual que habrá de sintonizarse con otra externa o social para no causarme disonancia cognitiva?

Hare una disgresión para exponer un punto importante y es que el cerebro no es ni una máquina de resolver problemas, ni un sistema de modelamiento proviniente de nuestras percepciones, ni un robot computado que se puede programar para cumplir ordenes, sino que es ante todo un organo hipercomplejo donde cada actuación del ambiente exterior deja su impronta y nos invita por grado o por fuerza a rediseñarnos constantemente usando mecanismos de cooperación a niveles molecular, genético, neuronal y social.

Como ejemplo me propongo describir una vivencia de mi quehacer médico y la manera en que la tecnología (un acontecer grupal) afecto no sólo a los pacientes que cure, sino también a mi propio cerebro.

Durante mis 40 años como neurocirujano presencié cambios tecnológicos, que cuando inicie como residente de Neurocirugía en 1968 en el Instituto Neureológico de Montreal, jamás hubiera imaginado. El Microscopio Operatorio (1970) primero, que montado en un cabezal con una iluminacion especial (luz fría) generó un cambio sustantivo para la cirugía neurológica y también para mi cerebro. Empezaré por mencionar que las articulaciones que movilizamos en la cirugía macroscópica (muñeca, codos y hombros), cuando utilizamos el microscopio permanecían semiinmoviles, siendo casi exclusivamente las de los dedos las que privilegiamos a fin de poder manipular microinstrumentos que utilizaban agujas de 4 milimetros e hilos tan delgados que solo se apreciaban cuando la luz incidía sobre ellos. Podríamos decir que la percepción sensorial y la motricidad de los dedos generó nuevos circuitos de coordinación visomotora con la visión microscópica que aumentaba hasta 16 veces el campo operatorio. Cuando llego el Laser (1978) como un nuevo método para retirar tejido anormal, el distanciamiento perceptual aumentó, habida cuenta que el rayo se movía con un cursor. El cerebro dejó entonces de tener un “feedback” proveniente de nuestros dedos pues ya no estaban en relación directa (a través de los instrumentos) con el tejido cerebral. Parsimoniosamente se instaló en mi “software” cerebral un cambio a medida que las horas de microcirugía se acumularon mejorando mis resultados quirúrgicos, me percaté que este proceso devenía de la cotidianidad de buenas prácticas quirúrgicas. En los noventas cuando yo había acumulado 10 mil horas de microcirugía un título extra que ninguna universidad me otorgó, me adjudiqué y era el de experto en microcirugía. Los músicos que como la joven Jacqueline Du Pre fallecida prematutamente de Esclerosis Múltiple y a quien escuché en Londres cuando había sobrepasado las 10 mil horas de tocar el Chelo sabían de este proceso, de igual manera podríamos hablar de la hazaña de Sullenberger quien con 19 mil horas de vuelo en su haber, acuatizó en el rio Hudson un avión de United y salvo la vida a 150 pasajeros en enero del 2009 o de Tiger Woods en el golf o Marta Graham en la danza, ambos símbolos de una inteligencia kinestésica extraordinaria, quienes lograron su éxito a través de miles de horas de dedicación. Es importante mencionar que esta inteligencia del movimiento del cuerpo es factible que tenga su propio módulo de memoria. Investigaciones recientes llegaron a la conclusión que para llegar a estos grados de excelencia es necesario un mínimo de diez mil horas de práctica.

Así como se ha hablado de “Principios Puente” con esa misma lógica podríamos hablar de atajos de proficiencia técnica que nos da la práctica de una actividad en nuestra área de conocimiento. Por ejemplo: es sabido que un radiólogo bisoño fomenta un algoritmo para escrutar una radiografía como si estuviera leyendo un libro rastreándola con sus ojos de izquieda a derecha y de arriba a abajo. Por otra parte, un experto con dos o tres movimientos sacádicos (estos son movimientos rápidos y precisos de los ojos para cambiar su eje visual en atención a un objeto o suceso nuevo e interesante) de sus ojos puede llegar al diagnóstico en la mitad del tiempo. La pregunta es si llegó a él en el primer caso por un proceso racional, ejemplo por exclusión de la normalidad en la imagen radiográfica, y si en el segundo caso el “puenteo” fue utilizado para llegar a la solución en una acción automática no racional del experto.

La respuesta es paradójicamente si y no. Es no porque en el segundo caso se establecio también un algoritmo “reforzado con puentes” a través de la práctica donde dos docenas de “centros” en las zonas V3 y V4 de la corteza occipital se habian enlazado con otros tantos “centros” en la parte inferior de las circunvoluciones segunda y tercera del lóbulo temporal autoreforzándose en un proceso específico que se denomina Ley de Hebb, donde neuronas que están cableadas juntas y descargan sus impulsos nerviosos a la par, generan un circuito “experto.” De igual manera cuando empezamos a manejar una computadora estamos atentos a cada detalle del proceso y cuando adquirimos suficiente práctica estas partes iniciales del proceso dejan de entrar en el foco de nuestra atención razonada y podríamos decir que se arraigan.

Las representaciones mentales utilizan conocimientos analógicos que operan en nuestro hemisferio derecho, si la comprensión se basa en analogías que son metáforas, pero si lo hace digitalmente es nuestro hemisferio izquierdo quien se hace cargo y de donde derivan las inteligencia lingüística y lógico-matemática. El resultado es un proceso de selección “natural” donde el hemisferio más capaz aporta la solución.

Podríamos decir que tenemos dos empaques cognitivos, uno que privilegia algoritmos para llegar a una solución y que utiliza pasos secuenciales recursivos (este último aspecto es medular en este concepto) es decir un algoritmo retroalimentado, en cuyo caso estaríamos en presencia del razonamiento que involucra la cooperación de las tres inteligencias digitales mencionadas que operan en nuestro cerebro izquierdo. Por otra parte podríamos etiquetar de solución analógica a la intervención de talentos depositados primariamente (no exclusivamente) en el hemisferio cerebral derecho que son no-lineales y no requieren de un algoritmo. Se preguntarán y donde quedó la intuición, la respuesta no es fácil, pero siguiendo a otros pensadores podríamos decir que esta es resultado de un computo probabilístico no recursivo que hecha mano de ambas inteligencias, la analogica y la digital, a demanda (por selección natural) para que en cada punto de separación (estocástico) del camino, este se defina heurísticamente si la solución require o no la recursividad.Trataré de explicarme empezando por el último termino. En matemáticas el concepto de recursividad implica regresarse cada trecho X del proceso (backtracking) al inicio del mismo o a la última parte que se consideró como inicio. Es como si estuvieramos listos para abordar el automóvil fuera de la casa, y repentinamente nos acordaramos que no se ha pagado el seguro contra incendios, y nos regresaramos para asegurarnos en cada cuarto que todas las luces estan apagadas para evitar un corto cicuito, pero ademas revisamos la cocina para asegurarnos que la hornilla de gas quedo apagada y que el microondas este desconectado. En suma el backtrack no implica el recorrido de una sola “estación” previa a la salida de la casa sino una revisión acuciosa de las estaciones críticas que tienen mayores probabilidades, en este caso de desencadenar un incendio. La heurística tiene las mismas raíces que la palabra eureka y representa sólo una probabilidad, quizá la más asertiva, pero deja fuera el proceso formal del conocimiento lógico. Es por esa espontaniedad equivalente al “Aha” que las respuestas intuitivas surgen como un rayo en cielo despejado, pero no por eso estan ayunas de un proceso, aunque es lento y generalmente inconsciente o parcialmente consciente. La estocástica es una rama de las matemáticas que estudia en diversas estaciones el proceso, por ejemplo si se toma en el camino a la derecha o la izquierda, es el “if not” que no define la solución pero nos acerca al camino con mayores probabilidades.

Si como he explicado en otros articulos la base de la solución es la cooperación molecular o neuronal, nuestros sistemas de transmisión de información como el ADN y la memoria, tendrían que monitorearse minuto a minuto (como cuando observamos el costo de las acciones en la bolsa) para integrarse a nuestro proceso decisorio de la manera mas asertiva.

Karim Nader ha llamado la atención sobre un interesante fenómeno que el denomina la reconsolidación de las memorias almacenadas y nos dice que cada vez que evocamos una memoria nos aporta una variación de la memoria original. Es decir evocarlas es maquillarlas en cada ocasión.

El cerebro, como lo han hecho ver los Churchland (Paricia y Paul) tiene redes distributivas paralelas que le permiten un grado extraordinario de recursividad que es esencial en la cooperación neuronal pero particularmente en el aprendizaje de todos los lenguajes: musical, matemático, algebráico, computacional y lingüístico. Podríamos considerar la irracionalidad o incoherencia de pensamientos cuando estos flujos de pensamiento se descarrían en la y griega de la división y pueden llegar a extraviarse por falta de un censor que controle la recursividad como ocurre en ciertas patologías, o se vuelvan tan recursivos que generen disonancias. Por ejemplo, se dice que el Bolero de Ravel pudo haberse generado por un defecto en el censor de recursividad del lóbulo temporal de Ravel originando esa repetición que aún que armónica y bella puede cansar si se prolonga demasiado. El pensamiento disperso del ezquizofrénico emblemático de irracionalidad tomaría este desvío por falta del censor de recursividad. Por otra parte lesiones del hemisferio parlante como infartos cerebrales serían la causa de agramatismo.

Los hemisferios cerebrales son entidades confedradas, tienen una autonomía limitada y no son totalmente neutras a la cooperación por selección natural ya que el proceso más reciente de operación tiende a arrastrar al más antiguo, es decir el hemisferio digital tiene mano para resolver problemas de racionalidad, mientras que el hemisferio analógico es puntero para cuestiones de probabilidad heurística es decir aquellas que brotan como el “Aha” de Arquímides cuando descubrió la ley que regula el desplazamiento de los líquidos por los sólidos. Aquí está la base misma de la creatividad para iniciar un “nudge” y privilegiar uno u otro hemisferio a través de un”crosstalk” interhemosférico que depende de un sistema de dos millones de fibras (Cuerpo Calloso) que los conectan entre si. Eso no quiere decir que no existan grados de hibridación como Daniel Dennet lo ha sostenido para lo que el llama (Donald Davidson, también) sistemas de intencionalidad para entender a las personas en general, en donde actitudes proposicionales como creencias, deseos, intenciones etc. tienen proyecciones de racionalidad sin ser puramente racionales.

El conocimiento que promovió la observación científica desde Newton hasta nuestros días, es que para cada efecto existen una o varias causas, este principio de la causalidad, continúa siendo cierto hasta que llegamos a la multifactoriedad de los sistemas hipercomplejos, donde las causas pueden ser también efectos, a esto se le ha llamado Conceptos Cluster. Es como si operaramos con dos conjunto de reglas diferentes una para lo macrocósmico en el espacio sidereal que es la teoría de la relatividad y otro para el sitema subatómico en donde dichas reglas ya no operan, pues una nueva realidad require de un nuevo formato, en el último caso, la mecánica cuántica.

Como lo hemos mencionado hay un factor extra que es el “nudge”, el empujoncito que nos acerca más a la solución de acuerdo a su posicionamiento. Me explicaré: si queremos decidir sobre un color para una sala quirúrgica debemos tomar en cuenta que los colores verdes y azules disminuyen el estrés y la ansiedad, la decisión final sólo se hará utilizando nuestro sistema analógico, para decidir si el verde a escoger es el esmeralda, el seco, el pasto etcétera, pero deberá en su momento incluir la estación climática cuando se hace la decisión privilegiando el azul en el verano y el verde en el invierno etcétera; y además que color de uniforme quirúrgico usan en el quirófano, para romper con una monotonía si los uniformes son verdes y las paredes también. De manera que la “fuerza” del Nudge tiene grados de contingencia como sería la estación del año y las preferencias del verde o azul en los uniformes para médicos y enfermeras.

Finalmente, la cooperación puede ser óptima, subóptima o mínima, desde las moleculas hasta la sociedad y require muchas veces de un catalizador, de un ingrediente de aleatoridad que puede ser, siguiendo a Kant, una contingencia esencial como la caída de un aerolito, en cuyo caso nuestra razón queda al margen para resolver sus efectos devastadores pero no para evitarlos del todo, cuando menos no en este momento.

Ahora bien, hagamos una síntesis antes de concluir y separemos el significado de razón y razonable, así como lo racional y lo racionalizado. La razón se define como la capacidad de identificar clasificar y comparar conceptos según diferencias y semejanzas, buscando sus posibles usos y significados para obtener de sus coherencias y contradicciones otros conceptos por inducción o deducción. La deducción era privilegiada por la filosofia tradicional basada en la lógica primaria. Por el momento dejaremos a un lado la inducción porque en ella la experiencia constituye un fundamento cognoscitivo inseparable, bástenos decir que en el centro de esta última se encuentran los principio inductivos que basan sus conclusiones en inferencias estadísticas que a su vez abrevan de la experiencia. Por otra parte los principios inductivos considerados desde Aristoteles son: el de Identidad, el de no contradiccion, el del tercero excluído y el de razón suficiente, éste último analizado ampliamente por Kant en su Crítica de la Razon Pura. Hegel por otra parte consideró que el conocimiento basado en la razón debería ser estudiado con una herramienta deductiva, la dialéctica que incluía la tesis la antítesis y la síntesis.

Como hemos dicho anteriormente, la racionalidad es sólo una faceta, quizá la más visible, de la razón pero no la única e implica que el sujeto en acción deba utilizar la razón para resolver problemas, pero puede aplicarse también a nuestras expectativas y evaluaciones.

En una posición casi paralela a la razón esta lo razonable, que como adjetivo significa lógico, justo, pero que en algunas instancias implica una probabilidad de cooptar a la razón en cualquier pensamiento que queremos legitimarlo. Finalmente entramos en arenas movedizas cuando usamos la palabra racionalizado, porque hay dos vertientes interpretativas. Por un lado el concepto freudiano que se refiere al mecanismo de defensa que utilizamos para legitimar con la lógica o la razón algo, para evitar la censura. Por orta parte lo racionalizado, que implica la concordancia de lo real y lo irreal entrando en el campo de lo verdadero en oposición a lo falso.

Cuando hablamos de nuestra racionalidad como especie, estamos generalizando un estatus de infalibilidad y tendriamos que aplicar en una forma metafórica lo que la iglesia impuso como infalibilidad al Papa en turno y que esta sólo existe ex- catedra. Es decir, si tomáramos un horario de 18 horas de vigilia probablemente nuestra conducta racional representaría sólo un 25% del total, en el mejor de los casos, pues muchas de nuestras actividades cotidianas las hacemos con el piloto automático (es decir ese Zombie que segun Zimmer todos llevamos dentro), como ocurre con las conductas que se van programando en nuestro vivir diario, desde cepillarnos los dientes, hasta abrir la computadora. Es por eso que debemos acotar nuestra presunción de racionalidad en nuestro mundo animal, pues sólo y con variantes emocionales importantes los somos en un corto periodo de tiempo, el resto seguimos navegando con nuestro cerebro emocional. Finalmente habremos de concluir que cuando nuestra especie es considerada como racional debemos tomar en cuenta ciertos acotamientos: primero, dentro de nuestro “genu” hay un grupo marginal que no disponen de esta herramienta (la razón) para hacer sus decisiones (niños, personas afectadas por lesiones neurológicas etcétera.) segundo, que la racionalidad puede ser limitada y optimizada. Al final del día sólo nos queda seguir bregando para que nuestras decisciones las continúe tomando nuestro cerebro racional, y que con el logremos percatarnos de nuestra frecuente irracionalidad.

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