Desde el momento que apareció el Barroco en las artes plásticas generó una gran polémica sobre su calidad artística al romper con la infinidad de normas establecidas por los clásicos renacentistas. Para los gremios más conservadores significó una gran ofensa y durante muchos años persistieron esos juicios de rechazo. Muchos de los críticos de arte pensaban que el Barroco era una ‘moda’ pasajera que nunca se convertiría en arte verdadero.
Cuando se dio por terminado el Renacimiento hacia fines del siglo XVII se dudaba mucho de que el Barroco alcanzase el nivel de arte, ya que en aquel entonces rompió con las normas clásicas, mientras que ahora es romper con una idea conservadora del arte donde las máquinas modifican su concepto fundamental. Aunque desde hace años la tecnología digital ya lo venía haciendo con las artes visuales como el video, el performance y otras más.
La cibernética ha revolucionado la forma de crear imágenes y la percepción de quien las observa, dándoles constante movimiento, además de una ambientación a partir de supuestos sonidos y sensaciones táctiles. De modo que es una obra de la realidad virtual en la que se permite al espectador penetrar en su interior y formar parte de ella. El movimiento se da a varios niveles, desde la obra misma, el espectador y en la ambientación. Antes, el movimiento en las artes plásticas se daba con el color y con la imaginación, pero ahora interviene la tecnología digital y le da una nueva dimensión a la obra.
En el Barroco existe el movimiento de sus elementos básicos y su acción es más agitada por la interacción de la luz y el sonido dispersando el contorno de la masa y provocando que la masa y sus límites se desordenen. Aunque desde el Renacimiento se buscaba dar movimiento a las figuras, solo se logró hasta la época del Barroco, donde en las pinturas se cambian el triángulo y la horizontal por la diagonal que acentúa el efecto de movimiento. Las figuras están abiertas y más onduladas, mientras que la ropa de las figuras humanas aparece más arrugada con luces y sombras generando una sensación de abigarramiento.
La fluidez de las líneas del Renacimiento cambia en el Barroco hacia una disposición rítmica. El agrupamiento desordenado y el reparto de la luz y la sombra son elementos básicos en los trabajos de realidad virtual, ya que no requieren de un orden lineal, sino que aparecen de acuerdo a las normas internas y de ambientación en las que se pasa de una imagen a otra sin orden alguno y en función del recorrido del usuario.
A través de la historia, el Barroco nunca intentó teorizar sobre sus conceptos, ni estableció reglas de ninguna índole. Tampoco tuvo un modelo o arquetipo a seguir como sucedió con la arquitectura renacentista o la greco romana. Mientras que los artistas del Barroco no creyeron estar abriendo un nuevo camino en el arte y hasta ahora no existe ninguna teoría sobre la experimentación artística con nuevas tecnologías, sino que la realidad es que cuando la tecnología aparece, los artistas se apropian de ella sin tratar de teorizar, sino que simplemente se ponen a experimentar.
Una de las características del Barroco es atender a la apariencia de las cosas, o sea a la forma en que aparecen a la vista del ser humano, por lo que el Barroco representa el arte de la ilusión. El Ilusionismo llega a su máxima creación de mundos virtuales en la que el engaño a los sentidos se realiza de forma muy elaborada, con la característica adicional de que la imagen aparece en tiempo real, de acuerdo a la mirada del espectador.
La ilusión es una condición primaria del arte, ya que sin ella el arte no existiría. El arte ha sido virtual por siempre, debido a que obedece a lo ilusorio. En la actualidad se usa el término virtual a casi todo lo que tiene que ver con lo digital, sin que sea necesariamente virtual. Hay que aclarar que la realidad virtual es una tecnología especializada que tiene muy diferentes aplicaciones.
En el ambiente de la realidad virtual no existe nada que delimite el espacio. En los días del ‘rococó’ no solamente gustaba la idea de las paredes cubiertas por espejos, sino que se pretendía producir efectos ilusorios y dar la impresión de algo inexistente. Por lo que se hacía desaparecer toda corporiedad delimitada o individualizada.
Los pintores ilusionistas pintaron sobre las paredes, bóvedas y cúpulas perspectivas muy amplias, tanto arquitectónicas como de paisaje, convirtiendo a las paredes en una especie de ventanal que se abría hacia un espacio más o menos limitado donde se llevaban a cabo todo tipo de escenas. Estas secuencias de imágenes son los equivalentes a las proyecciones de los ambientes virtuales actuales en el nuevo mundo digital.
Adenda: Continuaré en los artículos siguientes la micro historia de las artes plásticas con las etapas más importantes del arte durante los siglos XIX y XX. Así como el surgimiento del arte digital a partir del siglo XXI.