Declinación de la clase media en occidente

 

Durante la última fase de la globalización y de la gran crisis iniciada desde el 2007, la clase media ha descendido notoriamente, al grado de que amenaza con romper el equilibrio político y económico de los Estados Unidos y de Europa. Parece estar socavando las bases donde se soportaba la democracia y sus sistemas políticos derivados en Occidente.

Según un ‘think tank’ de Washington denominado ‘Center for American Progress’, la desigualdad creciente después del colapso financiero y la recesión se han ido planteando nuevas preguntas sobre si el debilitamiento de la clase media en Occidente y el crecimiento simultáneo de la desigualdad social debieran ser los dos elementos básicos para plantear las nuevas formas de impulsar el desarrollo de la economía.

Dicen los expertos de esta ONG de Washington que cuando existe una clase media fuerte se impulsa el desarrollo del capital humano y una clase media proveniente de la educación superior induce una demanda estable de bienes y servicios, promueve el financiamiento de los servicios públicos con el pago puntual de los impuestos y crea una nueva generación de emprendedores que se apoyan en la estructura de las instituciones políticas y económicas incluyentes que sostienen el crecimiento económico al mismo tiempo que preservan los modelos políticos democráticos que dan estabilidad prolongada a la nación.

Aun cuando no existe un total acuerdo de los expertos en política y economía para definir a la clase media, algunos sociólogos la señalan como la de aquellas familias que cuentan con ingresos suficientes para cubrir las necesidades básicas alimenticias, de vestuario y de servicios fundamentales, tener algún empleo permanente y si se es posible una casa propia. Con criterios algo diferentes hay quienes utilizan como base de la definición un gasto familiar diario entre 10 y 100 dólares.

De acuerdo al reporte del último trienio, el ‘Instituto de Seguridad de la Unión Europea’, el total de la clase media global crecerá de 1800 millones en el 2009 a 3200 en el 2020 y a 4,900 millones en el 2030. La mala noticia para Occidente es que el 85% de ese crecimiento corresponde al continente asiático, particularmente a China que ahora mismo ya cuenta con casi 170 millones de clasemedieros, aunque también crecerá en Africa y América Latina. Para el 2030 pertenecerán a la clase media las dos terceras parte de los brasileños, mientras que la clase media en Europa y Norteamérica descenderán del 64% en el 2009 al 30% en el 2030.

Entre las explicaciones que dan los expertos a este fenómeno social es que los empleos de la clase media de Occidente están compitiendo con la nueva clase media de las economías emergentes con costos laborales menores y niveles educativos crecientes. Por otra parte, antes, la globalización afectaba solamente a quienes tenían los salarios más bajos y menor educación, pero en la última década ya alcanzó a las clases medias. Situación que se denomina como la ‘paradoja de la globalización’.

Desde antes de la última gran crisis iniciada en el 2007, muchos expertos señalaban el fin de la clase media y el nacimiento de la sociedad de bajo costo, aún cuando el apropiado manejo de la tecnología digital actual permite a los clasemedieros más preparados conservar en cierto grado su posición social.

Este fenómeno de declinación de la clase media en Occidente ha afectado en mayor grado a los países más pobres, ya que han subido mucho sus desempleados y con ello la capacidad de consumo interno de productos y servicios que son la base de cualquier economía nacional. En los Estados Unidos los datos de la ‘Encuesta de Finanzas del Consumo de la Reserva Federal’ señalan que la familia promedio de la clase media ha retrocedido a los niveles de bienestar de 1992, por lo que en términos prácticos se ha destruido todo lo generado en dos décadas. Según este mismo organismo oficial norteamericano, la vivienda se ha depreciado en un 32% y por primera vez en su historia, una gran mayoría de los desempleados son egresados de las universidades.

Esta situación de desempleo de profesionistas con grados de educación superior se extiende a la gran mayoría de los países de Occidente, con el agravante de que los nuevos desempleados ya no tienen la misma capacidad de movilización social, ya que sus empleos se otorgan a personas de menor nivel social y cultural que aceptan realizar las mismas labores con sueldos más bajos y sin exigir las prestaciones sociales que solían tener los empleados de todas las empresas reconocidas por el Gobierno.

Esto podría conducir a una gran crisis global en Occidente, similar a la de los años treinta o aún peor. Por lo que es posible que el modelo político y económico de la democracia liberal no logre sobrevivir. Eso proporcionaría a China el liderazgo político y económico que ahora detentan los Estados Unidos.

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