Es probable que la idea de reformar apresuradamente las instituciones que administran la generación, la distribución y la comercialización de la energía que proviene de los hidrocarburos y de la generación y distribución de la energía eléctrica provenga de quienes impusieron al actual Gobierno Federal, ya que todas las fuentes de información sobre la situación real de México indican que sus verdaderos problemas son otros y este apresurado y complejo plan de reformas que ha autorizado el Poder Legislativo solo ocasionará que la situación del País empeore y que no exista ningún futuro para las próximas generaciones de mexicanos de las clases medias y populares.
La actual calidad de la vida en México es pésima según el último reporte de la OCDE del pasado lunes 6 de octubre. Ya que nuestro país ocupa el último lugar de los 34 países que lo forman y queda por abajo del promedio en las áreas de seguridad, salud, ingreso disponible y acceso al Internet. En términos de seguridad México aparece como el último de la lista del OCDE con 22.9 homicidios por cada cien mil habitantes que significa más de cinco veces el promedio general de 4.2 homicidios por cien mil habitantes. Asimismo solo el 40% de la fuerza laboral mexicana tiene certificado de educación secundaria contra un promedio de casi 75% de los miembros del OCDE. Y para reafirmar la ínfima calidad de vida en México, su expectativa de vida es de 74.2 años versus 79.5% de los demás países del mismo organismo.
Ahora mismo se hace una encuesta entre todos los mexicanos de diferentes niveles económicos y culturales sobre lo que sucedería con su nivel de vida si se siguen entregando los recursos energéticos y las estaciones de gasolina, si se siguen aumentando los precios de los combustibles, si se continúa importando gas de Sudamérica, si la electricidad sigue subiendo de precio y se siguen retirando las inversiones industriales debido al incremento de secuestros y de asesinatos masivos.
Al mismo tiempo que se cuestionan las visibles dificultades que originaría la rápida contrarreforma energética para el mexicano promedio y para las clases populares conviene analizar las actividades fundamentales que tendrán que cambiarse en el manejo de la electricidad, ya que el actual sistema de generación y distribución de la electricidad ha sido el producto de muchos años de conflictos sindicales y de luchas entre empresarios privados para tomar el control de este vital elemento para el control de la producción industrial, para la vida colectiva en zonas urbanas y para la vida doméstica.
En primer lugar se tendrán que analizar la generación y la situación que tendrían las diversas centrales eléctricas con permisos y contratos de interconexión que compiten entre ellas para lograr la entrega a las redes nacionales de transmisión. En segundo lugar como se haría la transmisión en estas redes nacionales operada por las empresas productivas del Estado administradas por la CFE. El punto número tres analizaría el sistema de distribución para que se pueda recibir en el voltaje adecuado también operado por empresas subsidiarias de la CFE con contratos de conexión.
El cuarto punto de esta reforma energética se referirá a la comercialización de la electricidad y de sus productos asociados en una situación de competencia para el suministro a usuarios finales, ya que existen empresas que comercializan sin ser suministradores directos. Luego se vería el proceso de planeación que lo haría – de acuerdo a la legislación de la reforma – el Centro Nacional de Control de Energía (Cenace) que ya ha sido creado como un organismo político descentralizado, al margen de la CFE. Y por último se determinaría la forma de operar el mercado eléctrico mayorista, también a cargo de la Cenace, por lo que nadie se atreve a decir como funcionará el nuevo modelo debido a su enorme complejidad.
Además de este complicadísimo nuevo sistema de operar la energía eléctrica, el Nuevo Sistema Nacional (SEN) estará constituido por cinco elementos:
1.- Una red nacional de transmisión
2.- Varias redes generales de distribución
3.- Centrales Eléctricas que entreguen energía a la red nacional de transmisión o a las redes generales de distribución
4.- Las redes nacionales de distribución
5.- Los demás elementos que determine la SENER.
Por si fuera poca la complejidad de estos cambios en el sistema eléctrico nacional, también se emitirán las instrucciones relativas a la asignación y despacho de los controles eléctricos y de la denominada ‘demanda controlable’ que ofrecerán reducir algunos usuarios para poder satisfacer la demanda eléctrica en horarios críticos. Y también se emitirán las instrucciones para la operación de la red nacional de transmisión y de las redes generales de distribución que corresponden al mercado mayorista.
No hay duda de que este nuevo organismo público que manejará la electricidad será de una gran complejidad y exigirá la atención muy cercana y honesta de los funcionarios que sean designados para operarlo, así como también exige una actuación oportuna y acertada de la Comisión Reguladora de Energía (CRE) y de la Sener. Pero todos estos cambios apresurados e innecesarios solo están siendo dirigidos por los intereses millonarios de empresarios nacionales y extranjeros que obtendrán enormes ganancias, mientras el resto de los más de 120 millones de mexicanos solo podrá ver como los poderosos vuelven a apoderarse de las riquezas del País como en tiempos del porfirismo.
Adenda: Hay varias naciones desarrolladas en Europa Occidental, como Inglaterra, Francia, Alemania y España que tienen más de 15 años en promedio tratando de transferir el negocio de la energía a las empresas privadas, pero hasta la fecha, todas ellas no lo han podido resolver, sino generando grandes problemas políticos y financieros al Estado. No veo como el estado mexicano pueda hacerlo en los próximos 3 años que señala nuestro ilustre estadista Enrique Peña Nieto.