En la recta final del conflicto actual en el Gran Medio Oriente resulta muy difícil comprender porque ahora los Estados Unidos pretenden ocultar su histórica proclividad por las acciones bélicas, cuando todo el mundo conoce que los Estados Unidos utilizan sin ambages la guerra cuando consideran amenazados sus intereses económicos, sin importar la región del mundo, por remota que sea.
En el momento histórico actual existen grandes diferencias al de la guerra en Irak. Ahora no existen criterios opuestos a los Estados Unidos en las grandes naciones del mundo, como aconteció entonces con Jacques Chirac en Francia y con Gerhard Shroeder en Alemania. Aunque todo mundo sabe que Estados Unidos intervendrá militarmente en Libia, tarde o temprano.
Es muy interesante observar que ahora Rusia no se opone a la invasión, ya que la diplomacia norteamericana, junto con la rusa han hecho un pacto extraordinario por el que se alcanzó una resolución unánime en Nueva York para que se sancionara a Libia, mientras Obama consentía los caprichos rusos de ser tratados como una potencia similar a Estados Unidos y China, mientras los iraníes continúan desesperados por lograr el inicio de la planta nuclear en Bushehr con el supuesto apoyo técnico de los rusos.
En sólo unos días más el vicepresidente de los Estados Unidos, Joseph Biden estará en Moscú y negociará la defensa de misiles y el ingreso de Rusia a la OMC (Organización Mundial de Comercio). Este acercamiento, aparentemente circunstancial, entre Rusia y Estados Unidos pudiera corresponder a una coincidencia entre ambas estrategias geopolíticas donde no existe preocupación por promover la democracia exterior, ya que podría resultarles muy perjudicial si por una parte cundiera hasta el Cáucaso y la estepa siberiana, mientras que en el caso de los Estados Unidos este proceso se extendiera a sus colonias en todo el mundo.
Es obvio que ese temor a la democratización se extienda a China, pero la forma de actuar de los chinos ha sido inesperada y pacífica. Ya que ante la propuesta de Estados Unidos para sancionar a Libia votaron por enviar el proyecto a la Corte Internacional de Justicia, mostrándose congruentes con sus anteriores decisiones de no intervenir en los casos de Zimbaue, Myanmar y Corea del Norte, a pesar de los múltiples intereses que tiene esta nación en el Medio Oriente.
También ha sido muy notoria la forma en que China evacuó a sus ciudadanos de Libia mediante una acción inédita en la historia y aún resultó más increíble su ayuda para rescatar a europeos, vietnamitas y otros ciudadanos del sudeste asiático. No obstante surge la duda de que haya sido un caso aislado o si China, al igual que Rusia, se ha vuelto colaborador de los Estados Unidos o sólo es una táctica de diplomacia oriental de decidir la forma más adecuada para defender sus intereses en esa región del mundo.
El hecho real es que esta actitud precavida e inteligente de China ha provocado una fuerte reacción de inseguridad en Obama, quién la ha transferido a las demás naciones poderosas con intereses en esa región, como Inglaterra, Francia e Italia, ocasionando un impasse regional que ha ocasionado infinidad de víctimas entre los rebeldes y las tropas fieles a Kadafi.
Según el Servicio Americano de Noticias en China (SAN) esta reticencia del Gobierno Chino para tomar una decisión definitiva en el conflicto pudiera deberse a que su Primer Ministro Wen Jiabao está realizando actividades que considera prioritarias al problema de Libia que expresó en la Apertura de la Asamblea Popular de Pekin. Entre las más importantes se encuentran la lucha contra la inflación, la gran desigualdad social y la corrupción, con el objeto de garantizar la estabilidad y el desarrollo de su país.
En dicha Asamblea Popular, Wen Jiabao señaló que el objetivo de crecimiento anual del PIB será del 7% para los próximos cinco años, con excepción del 2011 donde será de 8%. Dijo el Primer Ministro que el PIB de los cinco años anteriores había alcanzado el 11.2% y planea alcanzar casi 6 billones de euros para el 2015, equivalentes a 8.5 billones de dólares americanos, equivalentes al 60% del PIB actual de los Estados Unidos.
De acuerdo al SAN, las mayores desigualdades de China están entre las zonas urbanas y rurales, donde viven las dos terceras partes de la población total y Wen ha vaticinado que en el próximo quinquenio los ingresos per cápita aumentarán a una media anual del 7% en ambos sectores de la sociedad.
La urgencia de Wen para calmar el resentimiento de grandes sectores de la sociedad china se produce en medio de convocatorias dominicales de ‘concentraciones jazmín’ realizadas por organizadores anónimos de una web estadounidense dirigida por disidentes que han recibido una respuesta contundente de las autoridades. El Departamento de Seguridad Pública de China ha detenido mediante arraigos domiciliarios a centenares de activistas y ha prohibido a los corresponsales extranjeros asistir a los lugares designados para la protestas en Pekin y Shanghai, bajo amenaza de ser detenidos y expulsados de China.
En un escenario incierto donde las tres mayores potencias bélicas aparentan estar unidas para resguardar – para ellos mismos – el patrimonio energético mundial sólo puede esperarse que surja la menor excusa para iniciar una nueva gran guerra de pronóstico reservado, pero que sin duda empobrecerá aún más a los países pobres y hará más ricos a los que ya los son. Es simplemente la historia de la civilización humana.
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