Para la mayoría de los historiadores, de los sociólogos y de los estudiosos de las artes y de los fenómenos sociales, el inicio del siglo 21 es considerado como la fecha del nacimiento de la ‘era digital’, en la que empezaron a desaparecer rápidamente la mayoría de los elementos que habían propiciado la comunicación entre todos los seres humanos del planeta desde que inició su actual fórmula de vida sedentaria sustentada en el cultivo de cereales hace poco más de 40 siglos. Durante ese largo período de tiempo fueron empleados diferentes símbolos e imágenes para lograr la comunicación entre los seres humanos y propiciar el dominio de una pequeña élite sobre las grandes mayorías. Desde los grandes monumentos naturales del neolítico, las construcciones faraónicas de Egipto, del Medio Oriente y de Mesoamérica, hasta que aparecieron los símbolos gráficos que generaron el mundo de la palabra escrita, más las imágenes, los espacios y los volúmenes de la civilización persa y griega que tras los quince siglos del imperio romano desembocaron en el maravilloso Renacimiento de Italia hacia el siglo XIV.
Fue hasta hace poco más de un siglo que surgieron los medios de comunicación a través de ondas vibratorias sonoras, magnéticas y eléctricas que propiciaron la telegrafía y la radio, creando las imágenes del cine y luego de la televisión que dominaron por completo durante todo el siglo XX. Pero el mundo digital permanece ahora mismo en un período de desarrollo e intenta dominar el escenario mundial haciendo que cambien las formas de comunicación, no solo entre los seres humanos de una misma nación o de una misma familia, sino creando una nueva forma de comunicación entre todas las naciones del mundo, al margen de sus etnias y de sus lenguajes que propicia un nuevo orden mundial con nuevos paradigmas y aunque persiste en alto grado la tendencia de dominio de las naciones más poderosas sobre las más débiles, el hecho fundamental es que esa convivencia internacional se va alejando cada día más de la violencia que la caracterizó desde el inicio de las grandes civilizaciones de Occidente y se recrudeció cuando el cristianismo se apoderó del poder político y económico en Europa y quisieron imponer su visión del mundo a las naciones de Europa Oriental y del Medio Oriente.
Además de este surgimiento de la era digital que está cambiando por completo el orden mundial existen otros dos fenómenos globales más o menos coincidentes en el tiempo histórico que generan una realidad geopolítica mundial mucho más compleja que la existente hacia fines del siglo XX: En primer lugar el crecimiento brutal de la economía criminal en todo el mundo, causando una fuerte disminución en las finanzas y en la fuerza política del Estado y cancelando al mismo tiempo la posibilidad de invertir el capital en la economía productiva, ya que actualmente controla casi el 50% del capital total que circula en el mundo y lo utiliza para hacer crecer cada día más a las diversas actividades ilegales de la economía criminal que generan innumerables empleos fuera de la economía formal, sin servicios sociales de ninguna especie, proporcionando trabajo a una enorme cantidad de personas que están totalmente fuera del control del Estado y constituyendo un riesgo permanente de inseguridad pública y de insurgencia social.
El otro factor de gran importancia para el Mundo Occidental ha sido el surgimiento de una nueva fuerza científica crítica en los países anglosajones, cuyas grandes universidades y sus principales científicos han desarrollado una nueva visión del mundo con sus estudios neurológicos, antropológicos, de biología molecular y de muchas nuevas ciencias que han demostrado la inexactitud de los principios de la Ilustración donde se construyeron todos los Estados republicanos y democráticos más avanzados de Europa y de América.
Ahora mismo, en los altos círculos científicos de Estados Unidos, Canadá, Alemania e Inglaterra ya se sabe que no fueron las conductas y actitudes positivas del ser humano, tal y como pensaban los intelectuales de la Ilustración, las que les han llevado a realizar sus más grandes hazañas, como la solidaridad, el amor a los semejantes o el deseo de justicia, sino inmoralidades y conductas salvajes, como la envidia, el odio, la venganza y el deseo de denigrar y maltratar a las demás personas que no coinciden con su particular visión del mundo, con su cultura colectiva y aún con su particular etnia. Y bajo este nuevo pensamiento crítico y científico se va construyendo el nuevo Estado en Europa Occidental y en América, donde las nuevas ciencias y tecnologías determinan las nuevas direcciones y tendencias en las naciones más avanzadas.
Ha quedado muy claro que el nuevo orden mundial y la nueva estructura geopolítica existente ya no está inspirada en el eje político, económico y cultural de los Estados Unidos y de Europa Occidental, sino en un nuevo eje construido en el presente año entre Alemania, China, Rusia y la India, donde ya no existen ideologías dominantes de ninguna índole, no predomina ninguna religión ni cultura colectiva determinada, ni existe una fuerza bélica dominante. Todo indica que el mundo entero va en busca de una nueva sociedad global que pueda convivir en paz, con un sector declinante de personas viviendo en condiciones precarias, con un restablecimiento del equilibrio ecológico y con una élite de multimillonarios cada vez más pequeña y menos ambiciosa.
Adenda: las colonias y las naciones subdesarrolladas, como México solo podrán aspirar a vivir en forma pacífica y a tratar de obtener ingresos del turismo internacional y de actividades que no exijan grandes inversiones de capital, ya que el Estado mexicano está en bancarrota, su principal fuente de ingresos está desapareciendo y sus líderes políticos en el poder carecen de capacidad y de autonomía.