El 18 de marzo pasado, Angela Merkel dio un discurso en el que se despedía de Alemania, donde obtuvo el apoyo popular que requería para preservar a los ministros-presidentes para que realicen los primeros cierres por la pandemia.
Sin ser populista, la comunicación fue directa, según Jasmin Riedl, profesora de Ciencias Políticas de la Universidad de las Fuerzas Armadas en Munich. Merkel estaba conmovida por lo que estaba pasando o porque ya se estaba yendo del poder, pero hizo eco entre los alemanes.
Según la politóloga Jasmin Riedl, esta reacción positiva de los alemanes fue muy intensa ya que la retórica permitió ver todo lo que pasaba alrededor de Alemania, en Italia, en Reino Unido, en Estados Unidos, en Brasil y todo parecía una locura. Entonces, gran parte de la población estaba feliz de tener una líder centrada que no tomaba decisiones apresuradas.
En diciembre, Merkel pronunció su discurso más emotivo en un debate en el Bundestag gesticulando más de lo habitual defendió las medidas de distanciamiento social en las vacaciones y dijo que ésta podría ser la ‘última fiesta que pases con tus abuelos’.
La aprobación de Merkel alcanzó el 90% en abril pasado y ahora se mantiene en 70% que le da una gran ventaja a su partido para las elecciones de septiembre de este año.