Agricultura y Geopolítica

 

Aun cuando las tecnologías de la comunicación y de la hipermedia ejercen la mayor atención mediática en todo el mundo y muchos dirigentes políticos y de la iniciativa privada de las naciones desarrolladas y en vías de desarrollo las utilizan para tratar de convencer a sus subordinados de estar llevando a cabo acciones benéficas para sus países, lo cierto es que los hechos actuales indican todo lo contrario. Ya que el nivel de movilizaciones y de luchas sociales en este momento de la historia mundial han alcanzado niveles que no se presentaban desde fines de los años sesentas. No obstante, los dirigentes de la gran mayoría de las naciones del mundo y sus altas élites económicas piensan que eso no es suficiente para salvaguardar sus intereses personales y ocultar sus acciones ilegítimas, por lo que ahora mismo conducen al mundo hacia una dictadura militar similar a la que existía en algunos países de Europa y Japón a principios del siglo 20.

Esta visión fascista que ha sido consubstancial al género humano no les permite ver otros acontecimientos de gran envergadura que están propiciando un cambio total en la geopolítica global, sin que las leyes o las armas puedan controlarlos, ya que son una consecuencia del rompimiento del equilibrio ecológico del Planeta, de un cambio de paradigmas en el ser humano y del olvido de que la agricultura fue la primera actividad productiva del ser humano que le ha permitido sobrevivir y prevalecer durante varios milenios.

A pesar de que el nivel de Bióxido de Carbono en la atmósfera de la Tierra ha alcanzado el punto más alto de la historia conocida, el proceso de calentamiento del Planeta se ha vuelto irreversible, las reservas acuíferas del mundo están en un nivel ínfimo y los patrones climáticos han cambiado por completo sus viejos mapas, en la agricultura de todo el mundo está sucediendo un fenómeno inesperado, ya que en el presente año se están batiendo todos los récords de producción agrícola de semillas comestibles que tendrán enormes consecuencias inmediatas en miles de millones de personas de todo el mundo.

Según el Consejo Internacional de Cereales, los inventarios de trigo, soya, cebada y maíz han alcanzado su nivel más alto en los últimos treinta años. En los Estados Unidos se espera que la cosecha de maíz del presente año supere a la del 2013 que ha sido la más alta de la Historia y lo mismo sucede con la de soya. Mientras que Europa está rompiendo todos los récords con sus cosechas de trigo y maíz, Canadá lo hace con las de trigo, cebada y avena.

En la opinión de Gregory Mayer, reconocido experto en tecnología agrícola desde hace más de 30 años en los Estados Unidos, esta nueva abundancia de granos comestibles tendrá enormes consecuencias en el mercado mundial ya que reducirá los ingresos de los agricultores y aumentará los márgenes de ganancia de las empresas de alimentos y de combustibles y puede llegar a reducir la inflación en países ricos y pobres. Según la FAO, organismo de la ONU para el estudio de la Alimentación y la Agricultura, entre 2005 y 2013, la superficie mundial cultivada para trigo, soya y maíz creció en un 11%, siendo la ocasión de toda la historia cuando más ha crecido.

Dice la FAO que fueron cuatro causas básicas las que propiciaron esta expansión agrícola: dos de ellas fueron el aumento de la población y del consumo de alimentos en los países pobres al expandirse la clase media y las otras dos fueron el uso de cereales para la producción de combustibles como el alcohol etílico y la mayor frecuencia de fenómenos climáticos que dañan las cosechas. Aunque ninguno de estos factores ha disminuido en el presente, los altos precios que generaron fueron un incentivo suficiente para elevar la producción agrícola a volúmenes sin precedentes que están presionando los precios a la baja. Por lo que en un año se podría abandonar la inversión agrícola y producir otra crisis alimentaria como la de principios de este siglo 21.

Esta situación volátil del sector agrícola será una fuente de inestabilidad en todo el mundo, ya que cerca del 20% de la población mundial está involucrada en labores agrícolas e impactaría en 1,400 millones de personas del planeta, mientras que toda la industria electrónica del mundo que alardea de estar creando una nueva fuente de empleos en el mundo, apenas genera 2.3 millones de empleos. Aunque la repercusión de la agricultura en la economía mundial apenas representa un 2.8%, en los países pobres es de gran importancia. En la India representa el 18% de su economía y genera el 54% del empleo. También es importante observar que tan solo en China, Rusia, la India, los Estados Unidos y Brasil se concentra el 42 % de los terrenos con cosecha agrícola de todo el mundo, mientras que los 100 países más pobres apenas tienen el 0.78% de las tierras que producen cosecha agrícola en el mundo.

Todo esto acontece en un mundo donde unas cuantas empresas del mundo manejan la mayor parte de la producción agrícola creando tecnologías que disminuyen el poder alimenticio de los productos y aumentan sus ganancias en forma brutal creando monopolios transcontinentales sin controles de salud, de uso de conservadores tóxicos, de responsabilidades sociales y laborales y ningún tipo de control financiero y fiscal. Como es el caso de las grandes empresas de productos lácteos, de jugos, de embutidos, de carnes artificiales, de aves y reses en cautiverio con peligrosas dietas que aumentan su volumen de carne, además de una enorme red de restaurantes de ‘comida basura’ que proliferan por todo el mundo y están originando gran parte de las alergias y enfermedades de las nuevas generaciones.

Adenda: Es obvio que ninguna nación subdesarrollada o pobre – como México – podrá alcanzar niveles respetables de vida doméstica y de cultura si sus gobernantes, la alta élite económica y los dirigentes de la iniciativa privada no están enterados de este inesperado fenómeno de sobreproducción agrícola, mientras hacen alarde de contar con una población subalimentada y dócil que puede ser empleada mediante el pago de salarios infames en la operación de empresas extranjeras contaminantes que están disponiendo de los territorios y de los recursos naturales que legalmente pertenecen a los mexicanos.

Este acontecimiento insólito de la agricultura mundial debería prender las luces de los dirigentes políticos de los países con altos niveles de desempleo como México y llevarlos a planificar el regreso de los campesinos que emigraron a las zonas urbanas a sus lugares de origen para llevar a cabo un proceso similar al de las naciones del BRICS que a pesar de tener una alta demografía están ascendiendo en la escala social y están transformando la geopolítica del Planeta.