Sobre la reforma financiera en México

 

Según el Secretario de Hacienda, Luis Videgaray, la reforma del sistema financiero mexicano tiene como propósito fundamental incrementar los créditos bancarios para los empresarios pequeños y medianos. De esta forma se propiciaría un incremento en la economía de bienes y servicios, generando una buena cantidad de empleos en un momento crítico de la economía mundial cuando los empleos han ido a la baja desde el 2008. No obstante, los hechos y los informes oficiales de la SHCP indican que esa supuesta reforma financiera tiene como propósito real recuperar los enormes huecos que han dejado en las finanzas del Estado la deuda fiscal diferida y condonada a más de un centenar de las más grandes empresas que operan en México. Además de un boquete superior a los 305, mil millones de pesos por exenciones, elusiones, deducciones y regímenes preferenciales que existen en el impuesto empresarial.

En junio del 2012, la SHCP publicó en su diario oficial la deuda fiscal diferida durante el 2011 de los 140 consorcios más poderosos de México. La cifra era de 570 miles de millones de pesos, equivalente al 4% del PIB y al 40% del total del ISR. En dicho informe se indica además que los grandes empresarios dejaron de pagar alrededor de 600 mil millones de pesos mediante prácticas de evasión y elusión de impuestos que han sido legalizadas en México desde hace poco más de dos décadas. Mientras que en otro documento oficial de la SHCP con fecha del 16 de noviembre del 2011 señalaba en síntesis que los ingresos fiscales del 2012 provendrían de las siguientes fuentes: 32.6% del ISR, 24% del IVA y 34% de los derechos sobre hidrocarburos que totalizaban casi un 91% del presupuesto, mientras el resto provenía de pequeñas partidas diversas que – con propósitos disuasivos para el lector – ocupaban en el reporte más espacio que el 91% restante.

Si de acuerdo al reporte oficial de la SHCP, las grandes empresas aportaron 222,400 millones de pesos en el 2012 y sus impuestos diferidos sumaron 570,000 mil millones de pesos, se habrá de concluir que los grandes empresarios han vivido a costillas de la venta de petróleo y de los impuestos que el gobierno federal obtiene de los pequeños y medianos empresarios, de los causantes menores de la clase media y de los mexicanos pobres. Esto conduce a sospechar que la supuesta reforma financiera no pretende crear nuevas fuentes de trabajo, ni generar empleos, sino compensar la oculta bancarrota actual del Estado creando nuevos causantes fiscales totalmente bajo control a través de las poderosas instituciones bancarias y sin costo alguno para el Gobierno federal.

Esta situación de privilegiar a los grandes empresarios surgió desde el ejercicio de Carlos Salinas, se consolidó en el sexenio de Zedillo y se convirtió en la estrategia preferida de Fox y Calderón, quiénes creían que sus gobiernos desaparecerían si perdían el apoyo de las grandes empresas trasnacionales y del Gobierno de Washington. Con Peña Nieto la situación no ha cambiado gran cosa, ya que desde antes de las elecciones del 2012 fue uno de los candidatos preferidos por Washington y por la cúpula empresarial mexicana. Aunque toda la información oficial de la SHCP puede considerarse como cierta, la realidad es que ha sido maquillada y complicada de tal forma que sus reportes oficiales ofrecen gran resistencia a ser interpretados por el lector común, al grado de que aún los expertos en finanzas y en leyes sufren mucho para interpretarlos.

Quizá lo más decepcionante del actual período político de la nación mexicana es que su supuesta ‘izquierda’ oficial se ha integrado al sistema de gobierno actual, utilizando el tradicional cinismo de la clase política mexicana y destruyendo cualquier posibilidad de enmendar al fracasado intento de democratizar a México y aminorar el dominio creciente de los Estados Unidos sobre todos los aspectos de su vida política, económica y cultural. Dentro del actual fenómeno de nueva bipolaridad política que han generado China y los Estados Unidos, nuestra nación, al igual que gran parte de Europa Occidental ha optado por adherirse a la gran nación vecina, mientras algunas otras naciones, como Brasil, la India y ciertos países del Medio Oriente han preferido la geopolítica del Imperio Chino.

A pesar de que todos los datos requeridos para sospechar de la gran mentira que existe detrás de la reforma financiera que ahora implantará el Gobierno de México, el mexicano promedio no la aceptará y seguirá esperando, como sucedió desde el primer día cuando surgió la gran nación mesoamericana, de que aparezca un poder divino de diferente etnia a la propia que rescate al mestizo mexicano de su histórico sufrimiento. Mientras tanto no le queda otra opción que ejercer el masoquismo, sonreir sin motivo y pensar que ‘hacerse pendejo’ ante la adversidad es el único antídoto posible contra el fracaso centenario de nuestra ‘raza de bronce’.

Adenda.- No existe la menor duda de que la farsa denominada ‘reforma financiera’ se llevará a cabo sin problemas en el Poder Legislativo y al igual que las farsas de las reformas mediáticas,laborales, educativas, ecológicas y energéticas formarán parte del nuevo País que vuelve a utilizar sus falsos mitos de siempre.

Es una realidad siempre soslayada por los medios oficiales y el mass media que los enormes pasivos contingentes del IMSS, del ISSTE, FOBAPROA y de PIDIREGAS ocultos en fideicomisos en el extranjero y en paraísos fiscales supera ya el 138 % del PIB nacional que lo coloca al mismo nivel de cualquier nación europea en bancarrota. Hay evidencias que ya he señalado en otras ocasiones de que los principales organismos empresariales y algunos medios de información masiva tienen pleno conocimiento de esta situación pero la ocultan en contubernio con el Gobierno de México y el de Washington.

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