La época clásica de China se ubica entre el 550 y el 200 AC que equivale a la Alta Edad Media de Occidente. Mientras que la metafísica Occidental habla de razón y creencia o de pasión y deseo en ese mismo período China ha sido eminentemente social y su ética se traduce como ‘dao’ (camino en chino) de caminos y virtudes, pero son caminos como orientaciones públicas, objetivos y virtudes como realizaciones concretas de familias, de grupos sociales y de costumbres.
Confucio (551 – 479 AC) fue el primero y más famoso pensador chino del período clásico, quién redujo su actividad a divulgar pautas de conducta en su libro del ‘Li’, ritual en cuanto a norma convencional e ‘i’ moralidad. Aunque Confucio decía que solo hacía comentarios y divulgaciones de lo que habían escrito los ‘reyes sabios’, fue él, en su libro citado, quién por primera vez redactó en China un manual de lo que en Occidente son llamadas reglas de urbanidad, como las formas de vestirse y sentarse en la comidas, para asistir a un evento, en la vida doméstica y familiar, etc.
La ética clásica china se reduce a la moralidad convencional del libro Li I de Confucio, a la moralidad utilitaria del Li i de Mozi y a la intuitiva , benevolente y humanizada del libro Ren I de Mencio.
Confucio es por tanto el maestro de lo didáctico, al estudiar a los clásicos chinos como modelos de conducta y el humanismo como capacidad intuitiva para poder interpretar el ‘Li’ de Mozi. La moralidad de Confucio se basa en los roles sociales o familiares, de personas que ocupan cargos o funciones sociales y se desempeñan como madres, vecinos, gobernantes, maestros, etc. Dichas conductas ha sido síntomas de ‘educación´ en Occidente durante ese mismo período histórico, aunque su ética no es utilitaria, ya que no hay retribuciones para las buenas obras ni castigo para las malas. Además de que se oponen al principio de legalidad y al igualitarismo pero fomentan la educación social.
Mozi es el más reflexivo de los sabios chinos y se pregunta por las causas de las acciones del ser humano, cuestionando la autoridad de los roles ancestrales y considerando que las costumbres pueden ser correctas o incorrectas. Propone la utilidad como base de la conducta del hombre, afirmando que todo lo correcto debe beneficiarlo y lo incorrecto perjudicarlo. Criticaba las prácticas ancestrales, como las de los funerales suntuosos, los conciertos costosos o las guerras de agresión e iniciaba buscar la distinción entre la moralidad y la inmoralidad de los actos humanos.
Por su parte, Mencio se oponía a su contemporáneo Yangzhee que utilizaba los términos cielo y naturaleza como norma de conducta, decía que el mandato del cielo estaba implícito en nuestras capacidades naturales pues dotaba al ser humano de una cantidad fija de talento. Una visión que también existía en Occidente y afirmaba que morir antes de lo programado por el cielo era ir en contra de la naturaleza.
Para Menzio, los instintos también eran manifestaciones del cielo que maduraban con el paso del tiempo. Según él, las tendencias del ser humano para obrar hacia otras personas, sentir vergüenza por sus malas acciones, respeto y deferencia hacia quiénes se lo merecían creaban la diferencia entre lo socialmente correcto y lo incorrecto. Pensaba Menzio que las personas desesperadas por la adversidad o por las privaciones económicas no desarrollaban el carácter moral normal. Pensaba que el cielo programaba al ser humano pero se refería a los talentos y capacidades naturales. De ahí que afirmara que la mayor motivación para la conducta ética procedía de la naturaleza y no de la cultura.
Por su parte, Laczi fue muy revolucionario, al preferir la sumisión, lo femenino, lo pasivo, la carencia, la no benevolencia y la inactividad al dominio, lo varonil, lo activo, el tener, la benevolencia, la sabiduría y la claridad. También se oponía a Mencio y decía que la naturaleza sin cultura solo servía en las sociedades agrícolas.
Las relaciones entre el pensamiento y el lenguaje originaron en China tres escuelas de pensamiento que no emitieron doctrinas éticas. A veces relacionaban la lingüística y lo moral, afirmando que la realidad proporciona la base de los actos socialmente correctos (Shis) y los socialmente incorrectos (Feis), cosa que ya había hecho Laozi.
Luego vino Zhuangzi que abandonó el supuesto de que ‘lo celestial’, ‘lo natural’ o ‘la realidad’ proporcionaron puntos de vista coherentes para construir las pautas de conducta. Decía Zhuangzi que el cielo no distinguía los seres humanos de los animales y que lo natural no es siempre lo correcto. Fue muy escéptico en lo referente a las capacidades cognitivas del ser humano, aunque elogiaba la flexibilidad y la tolerancia, e incluso defendía las aportaciones de la vida humana en lo que hoy se conoce como ‘técnica’.
Vino finalmente Xunzi quién volvió a basar en las convenciones sociales la diferencia entre lo bueno y lo malo y volvió a considerar al ser humano como un ser social. Volvió a la autoridad de los ‘reyes sabios’ y a unificar sentimiento y naturaleza. Defendió las pautas de conducta, afirmando que todas las personas tienen deseos diferentes y si todos desearan lo mismo sería el clímax de la competencia, la disputa, el caos y el desastre. Los mejores discípulos de Xunzi se convirtieron en líderes de una escuela legalista sin afición por las normas tradicionales y abandonaron la autoridad de los supuestos ‘reyes sabios’.
Los emperadores chinos adoptaron el confusionismo como su práctica política oficial y el budismo importado de la India introdujo esquemas mentales más occidentalizados que dominaron la Alta Edad Media y en grado perduran hasta el presente.