Dentro de la estructura neocolonial de nuestros Gobiernos actuales son perfectamente comprensibles los intentos de destruir todas las fórmulas sindicales remanentes del gran dominio del PRI con la supuesta reforma educativa. Asimismo, está muy claro que nuestros dirigentes políticos y de los grandes oligopolios deseen entregar las grandes reservas de gas y de aceite shale a sus socios extranjeros. También se entiende que el control de los medios electrónicos y del mass media en general queden en manos de los poderes fácticos nacionales e internacionales. Pero lo que resulta totalmente incomprensible es el propósito de una reforma fiscal de terciopelo que solo significaría el 5.6 % del presupuesto federal para el 2014 y un 1.4 % del PIB nacional.
Haciendo una breve síntesis de la propuesta de reforma fiscal presentada por Peña Nieto se contempla un aumento en el ingreso fiscal de tan solo 240,000 millones de pesos para el año del 2014. De ese gran total – que es ridículo para cubrir las necesidades más apremiantes de México- se pueden señalar cuatro conceptos básicos:
1.- Eliminación o acotamiento de los regímenes fiscales preferenciales en el ISR, donde se plantea eliminar la consolidación fiscal, la deducción inmediata de las inversiones, los regímenes simplificados, las sociedades cooperativas de producción, los impuestos a empresas que realizan ventas a plazos, la deducción fiscal de cuentas de restaurantes y otros asuntos menores cuyo total significaría la recaudación de 131,000 millones de pesos adicionales en el 2014.
2.- Impuesto a las gasolinas, cuyo total sería de 62,000 millones de pesos para el próximo año incrementando unos cuantos centavos por mes a las gasolinas sin dar ninguna explicación.
3.- Cambios en el ISR de las personas.- Mientras quienes perciban menos de 500,000 pesos al año seguirán con el 30% de ISR, los que ingresen más de 500,000 pagarán el 32% y se añadirá un nuevo ISR de 10% por la venta de acciones bursátiles. Estos cambios propuestos podrían generar un total de ingresos fiscales por 59,000 millones de pesos.
4.- Reformas al pago de IVA.- Todas ellas que incluyen cobro de rentas y ventas de inmuebles, colegiaturas de instituciones de educación privadas, cobro por uso de energéticos contaminantes y por la producción de bebidas y productos con alto contenido de azúcares, más otras menudencias significarán un total de 15,000 millones de pesos en incremento de ingresos para el 2014.
La suma de todos estos ingresos planeados en la reforma es de 268,000 millones de pesos que rebasan con 28,000 millones de pesos el estimado total de 240,000 millones de pesos. Pero a esto se le rebajan los estimados de impuestos que ya no se van a pagar el próximo año, donde se considera que el ingreso fiscal por IETU sería de 15,000 millones de pesos, mientras que no se hace una estimación visible de las pérdidas por eliminación del IDE (impuesto a depósitos en efectivo) pero suponemos que es de 13,000 millones para ajustar exactamente las cifras de la reforma fiscal gatopardista que presentó Peña Nieto hace unos días.
Al margen de señalar que fueron la clase media y las pequeñas y medianas empresas las más afectadas por esta tragicomedia de la reforma fiscal, es obvio señalar que la supuesta derogación y acotamiento de los regímenes preferenciales no tocará ni con el pétalo de una rosa a las más grandes corporaciones que financiaron la campaña de Peña Nieto, cuya deuda fiscal al 2012 – en solo 13 de las más importantes – alcanza más de 150,000 millones de pesos, una cantidad mayor a la que la reforma estima que pagarán entre todos los grandes consorcios al eliminarse los privilegios de más de 140 empresas multimillonarias instaladas en México.
Por otra parte, las migajas lanzadas a los sectores más precarios de la sociedad mexicana son una especie de burla soslayada, debido a que los bonos para los ancianos sin recursos solo se aplicarán a quiénes hayan pertenecido a la economía formal que representan menos del 5% del total de la población mayor de 65 años sin recursos para subsistir. Desde hace tres décadas, la economía mexicana sólo contrata de manera formal a una cuarta parte de la población económicamente activa. Además de que una buena parte de ellos son burócratas.
No cabe duda de que el propósito real de esta supuesta reforma fiscal no es la de invertir en la infraestructura de la nación para lograr un mayor desarrollo económico, ya que para eso se requeriría una cifra cuatro o cinco veces mayor a la de este incremento en ingresos equivalentes al 1.5 del PIB. En los hechos esta reforma es sólo una pobre idea para ocultar la bancarrota nacional, negociar sin pudor con los partidos de izquierda, fingir que atacan a sus patrocinadores y reforzar la falsa idea de que la reforma energética de entregar los recursos de gas y de aceites de esquisto a los extranjeros es la única forma de lograr el desarrollo de México.
Tal como sucedió con los aristócratas del Gatopardo, la genial novela de Lampedusa en la etapa que precedió a la formación de la República de Italia. Todos los cambios son aparentes y externos. Su propósito real es lograr que todas las cosas sigan igual.
(Imagen tomada de Internet / Derechos reservados por el autor)