No es exagerado comparar los grandes cambios actuales en la estructura de la sociedad digital y en la configuración del cerebro humano con los eventos que sucedieron hace 30, 000 años, cuando los sumerios, luego lo egipcios y posteriormente los griegos empezaron a utilizar la palabra escrita como principal medio de comunicación entre la alta élite económica e intelectual de esa época. Fue un proceso muy complicado, mediante el cual se inició la fórmula de transmisión del poder entre quiénes dominaban los eventos religiosos, políticos, productivos y administrativos de esa sociedad y de una manera simbólica transmitían esos poderes a las nuevas generaciones de las élites que gobernaban.
La comunicación de la sociedad actual mediante el uso de los medios digitales está generando un proceso muy rápido de transformación de la sociedad, no sólo en sus modelos políticos, religiosos, sociales y culturales, sino en las sinapsis neuronales de los individuos, donde la generación de las más profundas emociones del ‘homo sapiens’ se van convirtiendo en reacciones de baja intensidad que simplifican y aligeran la conducta del ser humano en su relación con las demás personas del medio en el que se desarrolla.
De la misma forma en que está cambiando la percepción de las emociones en el ser humano de la era digital, también se modifica la configuración de su familia, donde la relación se vuelve menos intensa y la planificación del futuro se vuelve difusa y carente de relevancia. La vieja idea de que los estudios universitarios proporcionarían las herramientas para mejorar el estatus social se ha ido diluyendo y los jóvenes actuales han cambiado casi por completo los paradigmas que fueron creados en la segunda mitad del siglo 20. Ya no planean construir una nueva familia, ni alcanzar metas económicas superiores a sus compañeros de generación, sino parecen estar en busca de una autonomía ideológica y de una vida creativa con bellas experiencias.
Además de la enorme modificación en la vida personal y familiar de hombre digital, con la creación de nuevas formas de evaluación y comunicación de los hechos, surgen nuevas posibilidades de empleo, nuevas formas de interpretar los resultados financieros, económicos y científicos. Asimismo, existe una tendencia a ir retirando las monedas y el dinero impreso de todas las operaciones comerciales, financieras y económicas, de modo que se alcance un mayor índice de seguridad en la sociedad urbana y se reduzca el mercado de la economía criminal y del lavado de dinero.
De acuerdo a la información más reciente al respecto, Dinamarca quiere ser el primer país de Europa en eliminar pagos en metálico en tiendas de ropa, restaurantes, gasolineras y otros negocios. Si el trámite parlamentario sigue el cauce previsto, la medida se aprobará en los próximos meses y entrará en vigor a principios del 2016. Esta propuesta se apoya en la popularidad de los pagos móviles en algunos países del norte de Europa, como Dinamarca, Suecia, Noruega, Finlandia e Islandia, donde se ha extendido en los últimos años la tendencia de abonar con tarjeta incluso en las compras más pequeñas sin usar dinero en efectivo. En Dinamarca, uno de cada tres ciudadanos utiliza aplicaciones móviles tipo MobilePay para hacer sus pagos en tiendas o transferir dinero a otros teléfonos.
Según el Gobierno danés, la medida permitirá a los comerciantes ahorrar y aumentar su productividad, mientras que los compradores evitarán los inconvenientes asociados al manejo de billetes y monedas. Pero lo más importante es que esta decisión ayudará a controlar el dinero circulante, dificultará el blanqueo y pondrá trabas a la actividad de la economía sumergida que estima en un 15%. Obvio que el Gobierno no habla de la actividad criminal, ya que en este país no existe o es mínima.
La eliminación de los pagos en efectivo ayudará a facilitar la supervisión y transparencia de las operaciones financieras en varios países. En el caso de Francia, los pagos en efectivo con dinero metálico se limitarán a mil euros y los bancos deberán informar a las autoridades de todas las transferencias superiores a 10,000 euros dentro de la UE. Mientras que en España, el Gobierno aprobó el año pasado una Ley de Lucha contra el Fraude que prohíbe los pagos en efectivo por más de 2,500 euros y en Grecia todos pagos que superen los 70 euros deben realizarse con cheques o con tarjetas de crédito.
En caso de que prospere la propuesta danesa, el Gobierno y la banca salen ganando, al aumentar sus ingresos por comisiones y habrá ahorros en gastos de gestión, por lo que tiene el apoyo de Finansraadet, el principal lobby financiero danés. Aunque sea cierto que al desaparecer el dinero en efectivo, las tiendas podrán reducir sus gastos en vigilantes, pero tendrán que instalar más sistemas tecnológicos para realizar los pagos, poner circuitos de vigilancia y pagar a los bancos la comisión correspondiente por las ventas realizadas con tarjetas.
El uso de las aplicaciones móviles se ha extendido tanto en el norte de Europa que algunas iglesias y mendigos han empezado a usar tarjetas para gestionar las limosnas. Aunque es obvio que la eliminación del efectivo no es tan sencilla. De hecho el fraude electrónico se duplicó el año pasado y se espera un crecimiento importante del crimen cibernético en toda Europa y surge el riesgo de que cualquier evento en las comunicaciones deje al individuo sin oportunidad alguna de realizar su vida doméstica. Y aún más cuando vive en las zonas rurales.
Pero no hay duda de que los pagos en efectivo tienden a desaparecer por completo en el mediano plazo. El caso de Dinamarca no parece muy sorprendente, ya que según la Comisión Danesa de Pagos, el 100% de la población adulta posee una tarjeta de crédito y desde 1990 los pagos en efectivo han caído un 90% y en la actualidad solo una cuarta parte de los pagos se efectúan con monedas o billetes.
Adenda: El dinero electrónico tiene una gran cantidad de ventajas evidentes ya que el dinero impreso tiene un gran costo y roba tiempo al individuo. Según los profesores Bhaskkar Chakravoti y Benjamín Mazzota de la Universidad de Tufts de Boston, cada estadounidense pasa 28 minutos al mes frente a su cajero automático. Además de que el dinero electrónico es más ecológico que el impreso.