Al igual que las demás supuestas reformas que intenta el gobierno de Peña Nieto, en el fondo no existe ningún propósito de reformar la estructura del sistema político y económico de México, sino de tomar control total de las diferentes instituciones y organismos oficiales que pudieran tratar de obstruir el propósito dictatorial del actual Estado Mexicano, dirigido y sustentado en los grandes poderes fácticos nacionales y en las precisas instrucciones de Washington. Justo como ahora sucede en la mayor parte de las naciones del mundo, donde la ultraderecha se va apropiando del control de los Estados.
Si se hurga un poco en el pasado moderno de México se encontrará que desde principios de los años setentas se empezó a perder la autonomía del Estado Mexicano y hacia mediados de los ochentas, casi todas las decisiones políticas y económicas de los Gobiernos priistas estaban totalmente controladas por la Banca Norteamericana, las agencias de espionaje de los Estados Unidos y los grandes inversionistas de la nueva sociedad global que desde entonces fueron privilegiados por los gobiernos mexicanos para consolidar sus pasivos y diferirlos según el antojo de los Jefes de Estado que eran elegidos por ellos sin contribuir sino en un ínfimo nivel a los ingresos fiscales del Estado con solo el 1.7 % de sus utilidades en los últimos 20 años.
Entre unos cuantos monopolios mexicanos y otros tantos que provenían de los Estados Unidos, combinados con la manipulación mediática de los dos grandes monopolios televisivos ha dejado de existir la autonomía de la nación mexicana. La clase media pensante ha desaparecido casi por completo y las clases trabajadoras apenas si logran resolver el grave problema de la sobrevivencia en condiciones no solamente precarias, sino de una clara marginación étnica y social.
Después del ensayo fallido al darle oportunidad de gobernar a una de las fuerzas políticas de derechas (PAN), Washington decidió regresarle el poder al PRI, mediante sus conocidas maniobras de manipulación de las supuestas tendencias electorales a través del medio televisivo y basadas en la más ridícula interpretación de las estadísticas y en la cooptación total de los diversos partidos oficiales que han sido formulados por quiénes están en el poder. Cediendo esos privilegios a unos cuantos herederos del sistema político que tienen totalmente controlados. Como han sido los casos del Partido Verde y del que fue entregado a la profesora Gordillo en el 2006, tras el fraude electoral del SNTE que permitió a Calderón subir al poder para continuar al servicio de los Estados Unidos.
En esta ocasión solo quiero referirme al absurdo engaño de la Reforma Energética con la presentación de los datos del Banco de México y del INEGI sobre la reconfiguración que ha sufrido la Balanza Comercial Petrolera de México durante el primer semestre del 2013. Con estos informes oficiales se indica que los Estados Unidos, a pesar de ser el principal generador de las ventas de petróleo crudo, con el 80% de la producción total, ahora se señala a España de ser el principal generador de utilidades por la venta de crudo, aunque apenas compra menos del 10% del total producido por Pemex, mientras la India, con menos del 7% de la producción total de crudo ya alcanzó el segundo lugar en generación de utilidades.
Según los datos oficiales del Banco de México en el pasado mes de julio el superávit comercial con España llegó a un total de 3287.7 millones de dólares en el primer semestre del 2013 que significó 4.7 veces el superávit con los Estados Unidos que sólo fue de 695.9 millones de dólares, mientras el de la India casi lo triplicó con 1515,5 millones de dólares. Aunque el Gobierno de México nunca se ha referido a esta paradójica realidad por razones obvias, no se requiere de una información privilegiada, ni de un alto grado de racionalidad para descubrir el principal mito de la reforma energética, donde se menciona la necesidad de inversión extranjera para seguir explotando y vendiendo más crudo a los Estados Unidos.
Con estas informaciones oficiales del Banco de México se concluye que la manera más fácil e inmediata para que Pemex aumente sus ingresos es tan simple como dejar de venderle a los Estados Unidos el petróleo crudo y exportarlo a países como China, la India y España que lo pagan al precio del mercado internacional y no abusan de una situación de alta traición como la cometida por Zedillo, al ocultamiento que hizo Calderón de dicho fraude durante su mandato o al juego insulso del olvido histórico que ahora hace Peña Nieto.
Con esas utilidades genuinas de Pemex, la burocracia nacional podría seguir viviendo a sus costillas sin reducirse y se dispondría de suficiente circulante para crear las infraestructuras que México requiere para su desarrollo, generando al mismo tiempo un gran número de empleos en la construcción de carreteras, aeropuertos, obras para generación de energía limpia, obras hidráulicas para el desarrollo de la producción agrícola y pecuaria, de infinidad de explotaciones de minerales y materias primas que ahora realizan empresas extranjeras, de gran cantidad de desarrollos que se dan a empresas extranjeras y de las instituciones para desarrollo científico y tecnológico que fueron desaparecidas desde el gobierno de López Portillo.
Pero el gobierno mexicano elude esta solución por la simple razón de que sigue ocultando el enorme fraude de Pidiregas en cuyo acuerdo obligó a Pemex a entregar a un tercero el 71.9 % de la facturación por ventas de crudo Maya y Altamira que eran del orden de 19 mil millones de dólares a fines del 2012 y podrían alcanzar los 170 mil 561 millones de dólares en el 2018. Esto significa que Pemex está ofreciendo una garantía equivalente a 190 veces el saldo de la deuda pendiente de pago.
Adenda: Para ocultar esas monstruosas irregularidades Pemex creó una gran diversidad de vehículos financieros internacionales entre las que destacan: Pemex Proyect Funding Master Trust en Delaware, EUA, Pemex Finance LTD en las Islas Caimán, Rep Con Lux, en Luxemburgo y el Fideicomiso F/163 con domicilio en la ciudad de México. Solo un Presidente con agallas y amor a su patria, como lo fue Lázaro Cárdenas sería capaz de regresar la autonomía a México.
Conviene saber que esto no es imposible, a pesar del gran peso que tienen los EUA en todo el mundo, pero ya existen algunos países que lo han logrado como Brasil, Argentina, Uruguay, Chile, Venezuela y Ecuador con diferentes tácticas diplomáticas y financieras muy inteligentes y audaces.
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