El acuerdo Sykes-Picot fue un pacto secreto entre la Gran Bretaña y Francia con el aval de la Rusia zarista y del Reino de Italia para llevar a cabo el reparto de los territorios en el Medio Oriente del derrocado Imperio Otomano. Fue ratificado en mayo de 1916, sin importar que no se habían cumplido las promesas hechas a los árabes de entregarles grandes territorios para alojar a sus paisanos nómadas a cambio de su levantamiento contra los turcos. Por lo que la totalidad de los territorios de Siria, Irak, Líbano y Palestina se dividieron en áreas totalmente administradas por Francia y la Gran Bretaña.
Poco después, durante la Conferencia de Paz en París (1919) se decidió un reparto de todos los territorios despojados a los turcos solamente entre Francia y Gran Bretaña bajo la forma de ‘mandatos’ de la Sociedad de Naciones. Dicho acuerdo secreto tomó su nombre de Sir Mark Sykes y Georges Picot de Francia y sus detalles fueron escritos en una carta enviada por el embajador francés en Londres Paul Cambon al ministro británico de relaciones exteriores Edward Gray el 9 de mayo de 1916 y confirmado por la carta de respuesta de Gray a Cambon.
Cuando las dos potencias europeas dividieron los territorios despojados a los turcos, la región del Medio Oriente quedó marcada para siempre, ya que se evitó la independencia de ciertos países y se impuso el reparto de sus territorios en un acuerdo secreto entre Francia y Gran Bretaña. Por lo que muchos académicos y estudiosos del actual terrorismo islámico consideran que ese evento del pacto secreto Sykes-Picot fue el verdadero origen de los actuales conflictos del Medio Oriente y del terrorismo islámico.
Quedó muy claro que las fronteras del Medio Oriente fueron dibujadas de forma antinatural con líneas rectas que dejaban a los árabes fuera del control de las principales reservas petroleras conocidas, de los accesos al Mar Mediterráneo y de las vías más cercanas a los países europeos y a los del Norte de Africa. Razón por la cual el actual Estado Islámico ha cruzado dichas fronteras y hace meses proclamó ‘no creemos en el acuerdo Sykes-Picot’ al anunciar la extensión de su califato entre Siria e Irak. Situación que en grado coincide con lo que dice creer Bashar Al-Assad, el presidente de Siria.
Siria había sido considerada como un ejemplo de convivencia entre las diversas culturas de chiitas, sunies y cristianos. El 74% de su población son musulmanes sunies, un 16% son drusos y alawíes y el 10% restante se divide entre cristianos ortodoxos, greco-católicos, armenios y sirio-cocobitas. No obstante, son los alawíes quiénes tienen el poder con Bashar Al-Assad como presidente, a pesar de ser una minoría. Los alawíes iniciaron su entrada en los círculos de poder a través del ejército, cuando se instauró el protectorado francés. Por lo que tanto la historia como la geografía regional se vinculan con el acuerdo Sykes-Picot.
Detrás de la guerra civil que ha convertido a Siria en un campo en ruinas, se libra una batalla soslayada entre las grandes potencias bélicas como Rusia, Estados Unidos, Irán, las Monarquías del Golfo Pérsico y China, intentando tener el control de Siria que es un país clave en la geopolítica del Medio Oriente, en el Norte de Africa y en los países arábigos. Parece ser que Rusia se recuperó en el escenario internacional y Putin ha bloqueado toda intervención militar de Occidente en Siria, bajo supervisión de la ONU y ha logrado detener su bancarrota al proveer de armas a la diversidad de gobiernos regionales envueltos en el conflicto actual.
Por su parte, los Estados Unidos, al frente de la coalición árabe-occidental lleva a cabo bombardeos contra el Estado Islámico desde hace más de un año en Irak y en Siria. Obama ha mantenido un perfil cauteloso en Siria, después de que no pudo comprobar que el régimen de Al-Assad había utilizado armas químicas para no repetir el mismo error de Irak, a pesar de que son escenarios similares.
En cuanto a Francia y Gran Bretaña anuncian su posible implicación con el régimen gobernante en Siria y ahora, tras los ataques terroristas a París se plantean bombardear a Siria con el apoyo de Australia.
Mientras que Irán se convirtió en el padrino virtual del régimen sirio y formaron la base fundamental de los chiitas en el Medio Oriente. Según Jeffery White del Washington Institute for New East Policy los iraníes van a destinar más recursos a la Guerra en Siria.
En relación a las Monarquías del Golfo, éstas se enfrentan al régimen sirio a través de los grupos rebeldes. Arabia Saudita, Catar y Kuwait son los financiantes de la oposición y tratan de mantener la mayoría sunita en Siria en contra de la minoría alawita (que son chiitas) y al mismo tiempo buscan contrarrestar la influencia de Irak en el Medio Oriente. Mientras tanto, las monarquías petroleras libran entre ellos una guerra de influencias fuera de Siria por el control de la representación de la oposición y en el campo de batalla sirio entre los diferentes grupos rebeldes.
Por su parte, China desea la estabilidad en el Medio Oriente debido a que es su ruta hacia el mercado de Europa y considera los intentos de los Estados Unidos para dominar esa zona como perjudiciales para Rusia, para otros países asiáticos y para ellos mismos. Por lo que ayudó a Irán bloqueando varias resoluciones presentadas por los Estados Unidos para ampliar las sanciones contra ese país, oponiéndose también a un ataque militar contra Irán. En cualquier momento China puede enviar ayuda militar a Irán con el fin de que sus grandes rivales geopolíticos no intenten obtener ventajas del conflicto actual. En lo que concierne a la ONU, su enviado a Siria no tiene aún idea de como resolver el problema y sigue difiriendo sus opiniones al respecto.
Intentando hacer una breve síntesis del grave conflicto del Medio Oriente se podría concluir que después de cuatro y medio años de iniciado se han desplazado más de 11 millones de sirios, 7 dentro de su país y 4 fuera de sus fronteras, siendo Europa la gran destinataria de los migrantes. Son terribles las cifras de las consecuencias del conflicto armado en Siria: 220,000 muertos, 11 millones de desplazados, 4 millones de refugiados y 12 millones que dependen de la ayuda humanitaria para sobrevivir.
Según datos de la ONU existen más de 3.8 millones de refugiados sirios en los países vecinos que se han convertido en una enorme carga para Jordania, Líbano, Turquía e Irak. De acuerdo a una encuesta realizada en Jordania con 40,000 familias sirias refugiados en las zonas urbanas, más de las dos terceras partes viven por debajo de la pobreza absoluta.
Adenda: Donde hubo colonialismo aún quedan sus secuelas de injusticia un siglo después de que terminó. Pero los occidentales aún no descubren la forma de no intervenir en la vida de otras naciones.