La historia de la cultura de Occidente ha documentado la existencia de diversas cosmogonías basadas en el estudio de la trayectoria del sol, contempladas por un observador ubicado en el hemisferio norte. Estas cosmogonías existen desde 3000 años AC. y todas ellas coinciden en que durante el solsticio de invierno existen tres días – 22, 23 y 24 de diciembre – en los que el astro solar permanece sin movimiento aparente hasta que resurge el día 25. Según los cosmógrafos estudiosos de esta trayectoria solar, la mayoría de las cosmogonías más importantes del mundo antiguo estaban fundamentadas en la idea de que el Sol era el dios del Universo, por lo que analizaban su trayectoria durante todo el año y sus ciclos de 2150 años durante su ruta a través de doce constelaciones hasta que se alcanzaba un cambio de era. Las constelaciones estaban representadas por los signos del zodiaco con una cruz en el centro donde estaba el astro solar o gran dios del universo, a la vez que simbolizaba las cuatro estaciones del año con sus correspondiente equinoccios y solsticios.
Como en esas épocas no existían los desarrollos tecnológicos actuales, el estudio se realizaba mediante la observación de las estrellas más visibles en el firmamento durante el solsticio invernal, cuando predomina la brillante estrella de sirio, más las tres estrellas de orion que le siguen en el rumbo noreste, mientras en el extremo oriental se puede observar a virgo. Por eso coinciden todas esas mitologías del hemisferio norte en que el nacimiento del dios Creador es anunciado por tres estrellas y engendrado por una Virgen, luego es muerto y resucitado al tercer día que es el 25 de diciembre. De la misma forma se observa la trayectoria del Sol en el cosmos dentro de cada uno de los 12 ciclos que constituyen las diferentes constelaciones por las que transita el sol hasta alcanzar a los 2150 años la misma posición en la que inició el ciclo, mediante la alineación con las estrellas visibles que sirven de punto de referencia.
Este criterio de observación de la ruta del sol durante cada año ‘solar’ y los ciclos o ‘eras’ de 2150 años fueron las bases de las cosmogonía de muchas culturas anteriores a la ‘cristiana’, cuyo ciclo se inició aproximadamente en el primer año de la nueva era, dentro del símbolo de ‘piscis’, por lo que en poco más de 100 años la civilización humana dejará la era de ‘piscis’ para arribar a la de ‘acuario’. Es increíble que desde la cultura egipcia surgida en el año 3000 AC ya existiera un dios que había nacido un 25 de diciembre, era hijo de una virgen, había sido muerto, sepultado y resucitado tres días después.
La cosmogonía más antigua del mundo fue la del dios egipcio Horus en el 3000 AC, que por razones desconocidas nunca se trasladó a Europa y Asia, le sigue el dios Mithra, de Persia, 1200 años antes de Cristo, al igual que Attis de Grecia en la misma época, Krishna de la India en 960 AC y Dionisios, también de Grecia en el 500 AC. Todos ellos tuvieron el mismo origen en una virgen, contaron con 12 discípulos y fueron ejecutados, resucitando a los tres días de muertos y todas estas mitologías, por diversas circunstancias consignadas en la Historia transitaron hacia Europa. La cosmogonía cristiana es la más reciente de todas y se ubica entre el año l y 40 DC, por lo que pronto habrá concluido su ciclo galáctico de 2150 años.
El cristianismo se inició hace más de 2,000 años en Judea – el Israel actual – con la labor profética de Jesucristo y su grupo de 12 discípulos. En esa época Israel era una nación transcultural de ciudades populosas y de múltiples granjas. El emperador de Roma designaba a sus gobernantes en las naciones que dominaba, por lo que los judíos odiaban al gobierno romano, que a pesar de ser politeísta y hasta cierto punto tolerante de otras religiones, era un hecho que intervenía en la vida política y religiosa de los judíos y los trataba como esclavos, por lo que algunos ciudadanos decidieron sujetarse por completo al gobierno romano para obtener privilegios, mientras hubo un sector masculino de la sociedad que se retiró al desierto de Judea para estudiar la ley judía, buscar una vida espiritual solitaria en el desierto o en sus ermitas, mientras esperaban la eventual venida del Mesías.
Al caer el Imperio Romano en Occidente y posteriormente con la ayuda del emperador Constantino, hubo una especie de emigración de los ermitaños de Judea, Siria, Damasco y demás regiones del Medio Oriente hacia donde había estado la cabeza del del Imperio en Roma, empezándose a construir con gran rapidez los primeros espacios para abrigar a quiénes habían decidido dedicar su vida a la fe cristiana y a su enseñanza. Y fue a partir de entonces que surgieron rústicas construcciones en Europa y principalmente en Italia que eran simples jacalones con un patio abierto donde vivían los aspirantes a monjes en condiciones muy precarias, hasta que los señores feudales cedieron porciones de sus tierras e impulsaron la edificación de monasterios y de iglesias que les proporcionaban una mayor fuerza política y un mejor control de las fuerzas laborales existentes, ya que les hacían creer en que eran empleados de Dios a través de los grandes señores feudales que eran sus representantes en la Tierra.
Aunque la gran mayoría de los relatos históricos del comienzo del cristianismo están documentados en el Nuevo Testamento, la historia real del cristianismo se inició con las profecías del Antiguo Testamento, donde existen más de 300 predicciones emitidas en un período de poco más de 1000 años acerca de la llegada del Mesías Judío, demostrando que Jesús fue, sin duda el taumaturgo que confirmaba el cabal cumplimiento de esas profecías mesiánicas.
A pesar de que la gran mayoría de los historiadores y exegetas de la Biblia piensan que la historia terrenal de Jesucristo es difícil de creer, ya que han existido infinidad de hechos violentos y llenos de crueldad a lo largo de la historia del cristianismo, prohijados por la alta jerarquía eclesial que ha protegido siempre a los dueños del poder mientras se ha alejado de los pobres. Por lo que todo hace pensar que si la propuesta de Cristo no ha prosperado en poco más de 2000 años, es muy difícil que llegue a lograrlo en los poco mas de 100 años de vida que le restan a la era cristiana de acuerdo a los ciclos estudiados por las cosmogonías solares de los últimos 5000 años.
Adenda.- De acuerdo a los últimos descubrimientos científicos sobre la naturaleza fisiológica de las emociones y el predominio de las conductas negativas del ser humano durante su vida en sociedad, se podría suponer que el fracaso histórico del cristianismo se debe en gran parte a que su profeta pregonaba una conducta amorosa, generosa y solidaria que ha sido excepcional en el ser humano desde que apareció en el Planeta.
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