El pasado martes 22 de septiembre arribó a la ciudad de Seattle el presidente de China Xi Jinping en compañía de su esposa y de otros altos funcionarios. Seattle es la mayor ciudad del Estado de Washington, el estado norteamericano que más exporta a China con una importante liga comercial y cultural entre el mercado de Estados Unidos y el de Asia-Pacífico. En Seattle están varias compañías de clase mundial con alta tecnología como Microsoft, Amazon y Boeing, por lo que esta ciudad ha ganado el segundo lugar en alta tecnología estadounidense después del Silicon Valley. También en Seattle está la franquicia de la cadena de cafeterías Starbuck que ve a China como su mayor mercado ultramarino. El miércoles 23 Xi Jinping visitará a la planta de Boeing en Seattle, con la cual ha firmado dos importantes acuerdos: la compra de 300 aviones 737 en los próximos cinco años y el establecimiento de una planta de dicha empresa en China para realizar procesos de acabado y de distribución.
Fiel a su tradición de gran político, Xi Jinping empieza su importante visita a Estados Unidos impulsando los puntos económicos y comerciales en donde las dos grandes naciones tienen buenas relaciones, para dejar en segundo término aquellas en las que tienen fuertes conflictos:
1.- La construcción de instalaciones militares de China en los Mares del Sur y la seguridad cibernética, ya que los Estados Unidos consideran que los hackers chinos son responsables de haber entrado a los datos secretos de la Oficina de Administración de Personal del Gobierno de los Estados Unidos divulgando alrededor de 20 millones de datos. Asimismo han entrado en negocios de grandes corporaciones y empresas del Estado donde cinco oficiales chinos, espías de su Gobierno irrumpieron en US Steel Corp, en Alcoa, en Westinhouse y en otras grandes corporaciones operadas por Washington.
2.- La gran mayoría de las empresas estadounidenses que operan en China (80%) temen que sus secretos comerciales sean robados y la falta de observancia de los derechos de propiedad intelectual propicie que en el futuro cercano puedan ser obligadas a entregar sus códigos a Pekin o de ser sometidos a auditorías invasivas.
3.- Por su parte, China quiere la ayuda de Washington para la búsqueda de sus fugitivos más importantes, algunos de los cuáles huyeron a Estados Unidos con sus fortunas. Uno de los cuáles es Ling Wangcheng, hermano del exfuncionario chino Ling Jishua, quién fue capturado por Jinping con cargos de corrupción.
4.- China tiene además dos importantes conflictos en el momento actual: su mercado de valores ha caído en un 40% desde el pasado mes de junio y su crecimiento económico se está desacelerando con rapidez. Pero China posee más deuda de los Estados Unidos que ningún otro país del mundo y podría vender sus bonos del Tesoro causando grandes problemas a sus vecinos asiáticos y extenderlos por todo el mundo, como ya ha sucedido en Canadá y en Brasil, así como en algunas grandes corporaciones financieras de los Estados Unidos.
Es obvio que la visita de Xi Jinping a los Estados Unidos no fue planeada por el Gobierno de los Estados Unidos que ahora mismo se encuentra con problemas muy graves no sólo en el Medio Oriente, sino en todas la rutas hacia Sud-América, Africa y el Oriente Lejano, debido a que es notable su declinación como gran potencia, pero quizá más grave que esa compleja situación geopolítica sea la fragmentación de su sistema político interno, donde no hay nadie a la vista que sea capaz de reintegrar los fragmentos que han dejado los Gobiernos posteriores a Ronald Reagan que pensaron que las guerras transnacionales podrían reunificar la gran fuerza económica de los Estados Unidos y lo único que lograron fue que se autodestruyera la nación más poderosa del mundo y ahora tenga que aceptar su enorme descrédito internacional y la absurda renuncia al empleo del capital de ahorro en la producción económica, por la estúpida idea de unos cuantos multimillonarios que decidieron dedicarse a especular para no pagar impuestos, no tener obligaciones laborales ni regulaciones ecológicas.
Como puede deducirse de la visita del Presidente Chino, los problemas de corrupción, de búsqueda desaforada de la riqueza y de tratar de controlar a la nación mediante la elaboración de leyes al servicio de los poderosos son similares en ambos países, con la ventaja de que China ya no cuenta con mitos o creencias en seres superiores donde se apoyan todavía un alto porcentaje de los norteamericanos. Pero es visible en ambas naciones que poco a poco la ciencia y la tecnología se van apropiando del universo político y social. De modo que las viejas estructuras políticas construidas sobre utopías políticas y religiosas están viviendo sus últimos años.
La única manera de diagnosticar el futuro inmediato de todas las naciones es mediante el uso de una tecnología tan simple como la ciencia estadística. Ahora mismo las familias cristianas, sus iglesias y sus líderes van desapareciendo en todo Occidente; la conciencia moral ya no forma parte de la mente de los políticos; el viejo núcleo familiar se está transformando en algo muy difícil de definir y de controlar y solo van quedando algunos residuos de la producción artística que no han sido aún destruidos por el nuevo mundo digital y la basura masmediática.
Parece que los grandes héroes del futuro inmediato ya no serán las naciones de Occidente que por medio del poder bélico han dominado por más de doscientos años, sino que surgirá un nuevo Imperio o varios Imperios donde no habrá armas mortales y aparecerá una nueva forma de arte y de felicidad que pueda ser disfrutado con la misma intensidad y libertad por todos los seres humanos.
Adenda: Por casualidad la visita de Xi Jinping coincidió con la del Papa Francisco I quien representa al gran sector de la sociedad de Occidente que quiere que por gracia divina todo siga igual, mediante pequeños cambios escenográficos que no molesten a los ricos.