Cuando el reloj interno se desincroniza de los ritmos del medio ambiente se desencadena un conflicto como cuando se realiza un viaje cuyo origen y destino tiene diferentes husos-horarios y se genera el ‘jet lag’.
En ocasiones se recurre a la toma de comprimidos de melatonina para sincronizarse con el nuevo horario. Lo mismo ocurre con los ‘trabajos por turnos’. La melatonina no solo induce el sueño, sino que es un hipertensor e inhibidor de la actividad lúdica. Además, esta hormona es un agente antioxidante, neuroprotector, modulador del sistema inmune y regulador del desarrollo de tumores.
Incluso la conducta sexual resulta afectada por la melatonina, cuyos niveles se elevan en otoño e invierno debido al alargamiento de las noches. Se produce una atrofia ovárica y testicular que disminuye la producción de hormonas sexuales y se reduce la actividad sexual y reproductiva.
Por último, en los períodos de poca luz existe una mayor incidencia de trastornos depresivos, sobre todo en latitudes norteñas. Es importante destacar que ciertas alteraciones graves del sueño se relacionan con enfermedades mentales. También el insomnio es de alto riesgo para desarrollar depresión.