En el Censo General de la República de 1895 existían 12.6 millones de mexicanos, de los cuáles habían 6 millones mayores de 15 años que no sabían leer ni escribir. Existían además 3.4 millones de analfabetas funcionales que solo habían cursado uno o dos años de primaria. Aun cuando este concepto de analfabetismo funcional del INEGI difiere de los criterios de la UNESCO y de la CEPAL que consideran analfabetas de facto a quiénes no concluyeron por lo menos cinco años de la educación primaria, con el criterio actual de la INEGI el índice de analfabetismo de México en 1895 era de 82.1.
El censo de 1910 arrojó un índice de analfabetismo de 72.3 y el de 1930 de 6l.5; en 1950 el censo de analfabetas disminuyó hasta 43.2 y el de 1970 bajó de nuevo 20 unidades hasta 23.7. Para el censo de 1990 el índice de analfabetismo quedó en 12.4 y a partir del 2000 hasta el presente el índice ronda los 8 puntos. De lo anterior se puede derivar una observación muy notoria: a partir de la reforma educativa de Cárdenas iniciada en 1935, hasta que terminó en 1970 la única etapa de la historia del País en la que hubo crecimiento económico sostenido y autonomía, la población analfabeta de México disminuyó a grandes pasos y la economía familiar de todos los mexicanos aumentó en forma considerable.
Las Reformas de Lázaro Cárdenas.- Lo más importante de sus reformas fue que le dio un papel decisivo a la educación para el cumplimiento de la política gubernamental. Intervino, más que ningún otro Presidente en los asuntos educativos, amplió los recursos financieros y los apoyos destinados a la educación y asignó a los maestros y a las escuelas tareas muy importantes en la transformación de la sociedad mexicana.
La Nueva SEP.- Convirtió a los maestros en agentes de cambio y en guías de las organizaciones populares en la lucha en contra de las fuerzas conservadoras y en favor de una sociedad más justa, democrática y autónoma. A partir de 1934, la Secretaría de Educación Pública (SEP) empezó a ser conducida por hombres provenientes de la provincia y ajenos a los círculos intelectuales de la Ciudad de México. Los nuevos mandos promovieron la expansión cuantitativa del sistema federal de educación y aumentó la vigilancia de la SEP sobre las escuelas públicas y privadas, además se hizo una redistribución del costo del servicio educacional entre la federación, los estados y los municipios. Aunque los legisladores de entonces no advirtieron que la jurisdicción del Ejecutivo no podía ir en contra de la facultad de los estados para legislar sobre el ramo educativo, eso propició las bases legales para la centralización técnica y administrativa del sistema escolar mexicano.
En 1937 el Secretario de Educación en funciones, Gonzalo Vásquez Vela expresaba su confianza de que en un ‘futuro no lejano y sin menoscabo de la atención indispensable a las modalidades regionales, la unificación sea completa y pueda hablarse de un sistema educativo nacional único’. Para entonces ya se había iniciado la formación del sindicato de maestros, el poderoso STERM (Sindicato de Trabajadores de la Enseñanza de la República Mexicana), creado en 1938 y se convertiría en un pilar básico para la construcción del entramado burocrático que se haría cargo del funcionamiento de la educación pública.
Durante los primeros años del Gobierno de Cárdenas, la expansión del SEP se hizo en forma paulatina con base en negociaciones frágiles entre las autoridades federales y las estatales. En forma general, las autoridades federales tomaron control de las escuelas rurales y técnicas ya existentes y permitieron la creación de nuevos planteles en el medio rural. Por su parte, los colegios urbanos quedaron bajo la potestad de los gobiernos estatales, sin que la mayoría de ellos opusieran resistencia a la centralización, ya que al trasladar al Centro sus administraciones los liberaban de una carga financiera que no podían sostener.
La centralización de la educación.- El efecto centralizador del SEP se trasmitió hasta entidades, como Oaxaca, donde aún privaban las leyes educativas anteriores a la revolución de 1910. Cansados de soportar las tiranías municipales y de los caciques que venían del porfiriato, los profesores lucharon a favor de la federación y el Gobierno de Oaxaca señaló un cambio definitivo en la administración de la educación. Esto facilitó la promoción del programa cardenista, aunque siguió siendo objeto de ataques por parte de los viejos caciques durante muchos años después del mandato de Cárdenas.
Las campañas de la SEP, coordinadas con otras dependencias sirvieron para ampliar los horizontes de las comunidades y hacerlas partícipes de asuntos que interesaban a todos los mexicanos. Así fue como acudieron maestros, padres de familia y niños de todo México al llamado de Cárdenas para nacionalizar las compañías petroleras, reunir los fondos para pagar las deudas y a defender la soberanía frente a las amenazas bélicas de los Estados Unidos y al boicot comercial acordado contra México. Al inicio de 1938, las escuelas públicas fueron convertidas en centros de acopio, propaganda y apoyo a la expropiación petrolera.
En 1935, el Gobierno de Cárdenas promulgó un decreto que definía la relación entre el gobierno y las escuelas privadas, donde señalaba la normatividad de éstas. En el decreto se reiteraba que la educación era una función pública exclusiva del Estado, de modo que solo delegaría esas funciones a los particulares cuando éstos ‘garantizaran la enseñanza socialista, la exclusión de toda prédica religiosa, la acción desfanatizadora y la preparación de una juventud libre de los prejuicios del actual régimen de especulación individualista’.
Este decreto propició que numerosas instituciones educativas privadas funcionaran al margen de la ley, a menudo solapadas por los responsables de aplicarlas. La mayoría de ellos recurrían a métodos de engaño , como cambiar sus nombres, ocultar y desmantelar capillas y oratorios, además de simular la aplicación de los programas y el uso de los libros de texto oficiales o evadir las inspecciones oficiales. Mientras que había muchos que funcionaban de forma clandestina.
Como debe suponerse, la aplicación de las normatividades referidas a las escuelas privadas tenía un alto costo político y financiero, por lo que al inicio del año de 1938, Cárdenas declaró una tregua e invitó a los particulares a cooperar para satisfacer las necesidades de la población en materia educativa. Para entonces ya había cambiado en forma notoria el rumbo de su política y avanzaba hacia una reconciliación total con la Iglesia y al establecimiento de pactos con los sectores empresariales. También en el campo de la educación se puso mayor énfasis en la integración nacional y en los asuntos pedagógicos, dejando a un lado los asuntos políticos.
A casi 80 años de distancia es un poco difícil evaluar los resultados de la reforma educativa de Cárdenas, ya que fue un proceso integral de reconstrucción nacional, cuando la estructura social era muy heterogénea, persistía un alto grado de poder de la Iglesia Católica, subsistían grandes cacicazgos heredados del porfiriato, coexistían con la población mestiza varios millones de nativos de muy diversas etnias con diferentes idiomas y aún no se construía el tejido social de la clase media con educación de nivel superior donde se construyó el México del siglo 20 que fue considerado como ‘El Milagro de América’ (1934 – 1970).
Nuevo rumbo de la cultura superior.- Además de lograr la unificación de una sociedad fragmentada, una de las mayores aportaciones de cardenismo fue el cambio de rumbo de la cultura superior en los campos de la ciencia y de la investigación. En 1938 fueron inaugurados los Institutos de Física y Matemáticas, además de la Facultad de Ciencias de la UNAM, cambiando su tradicional perfil humanístico y se sentaron las bases para el desarrollo de campos del conocimiento científico y tecnológico totalmente descuidados en México. Se impulsaron estudios especializados en la flora y fauna mexicanas, así como centros de investigación dedicados al estudio de enfermedades tropicales, nutrición, parásitos y problemas de salud en general. Se crearon el Instituto Nacional de Antropología e Historia, el Archivo Histórico de Hacienda y del Consejo de Lenguas Indígenas que culminaron con la fundación del Colegio de México.
Conclusión.- Si se revisa esta breve historia oficial del mandato de Lázaro Cárdenas se podrá concluir que fue exactamente lo opuesto a la actual propuesta de reforma de Peña Nieto: mientras Cárdenas buscaba una identidad nacional y controlar el dominio del imperialismo norteamericano, Peña Nieto intenta imitar la cultura colectiva de los norteamericanos y entregarles los pocos elementos patrimoniales y culturales de nuestra nación que todavía no les pertenecen.
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