La realidad que no es visible

 

 

Existen en el presente una infinidad de nuevos símbolos del cambio de era en el mundo actual que no son perceptibles para la mayoría de los ciudadanos debido a la parafernalia mediática cuya inercia secular la ha llevado siempre a contemplar la realidad desde una perspectiva que permanece en el pasado. Ningún medio de comunicación masivo publica ahora mismo que la economía industrial y la de bienes y servicios han ido a la baja en las últimas décadas, al grado de que su participación en el empleo del capital global ha sido tan drástica que en la mayoría de las economías desarrolladas sólo representa una porción mínima de su PIB. Tampoco se menciona que más de una tercera parte del capital que circula en el mundo se ha convertido en riqueza puramente especulativa escondida en los ‘paraísos fiscales’ y cuya principal aplicación es en la operación de las redes mundiales de la economía criminal.

Otro símbolo oculto de la nueva sociedad global ha sido la creación de una nueva normatividad constitucional en los gobiernos de las naciones más avanzadas – con algunas excepciones como la de Francia – donde se han ido implementando adaptaciones de las leyes nacionales a una nueva visión del mundo, donde la plutocracia y sus representantes empleados para el control del Estado van legalizando todas las arbitrariedades y acciones contra las clases populares, así como creando nuevos conceptos contables y administrativos para presentar las cuentas públicas limpias, aún cuando se hayan cometido gran cantidad de atracos y malos manejos del dinero público. Algunos de esos casos se pueden encontrar en la desaparición de los pasivos laborales, de las cuentas de seguridad social y de retiros de los trabajadores que ya no son contabilizados como pasivos del Estado sino que son escondidos como fideicomisos en naciones donde no se puede ejercer una acción legal de los acreedores.

Otros criterios que se han ido adaptando en las normatividades de las naciones de Occidente son los concernientes al dinero público utilizado en las actividades bélicas, policiales y de inteligencia, a las que se les han impuesto nuevas denominaciones oficiales para irlos excluyendo del presupuesto de defensa y de seguridad nacional. Como la mayoría de los Estados occidentales están ahora en bancarrota, los enormes costos bélicos para conservar a sus colonias y a sus naciones subordinadas han ido tomando diversas definiciones en las fórmulas administrativas de las grandes potencias mundiales, pero con el único propósito de esconder ante el ciudadano común el afán de preservar el poder de las clases políticas dominantes que son escogidas por la plutocracia.

Mientras los Estados Unidos repliega sus enormes efectivos bélicos y los encamina hacia los mares del sudeste asiático donde está China e intenta controlar la región sud oriental del Gran Medio Oriente con el uso de los ‘drones’ y armas digitalizadas, la hundida economía de Rusia apenas puede controlar el flujo de energéticos de su región norte y busca su alianza con China para vender sus hidrocarburos en Europa Occidental. La única gran potencia del mundo que no quiere saber nada de la industria bélica es China, quien por no tener fuentes confiables de energéticos está utilizando el abandono de la economía productiva del capital norteamericano para instalarse en naciones cercanas a los Estados Unidos para producir los insumos y servicios que los capitalistas norteamericanos han abandonado y busca apoyar su enorme capital circulante en la adquisición de minerales de alto valor como el oro y el platino.

Hasta la fecha, la principal causal de que los capitalistas dejaran de utilizar sus riquezas en la producción de bienes y servicios ha sido la desregulación total del capital especulativo con la abrogación de la Ley Glass-Steagall en 1999, cuando Clinton era presidente de los Estados Unidos y se le descubrió un asunto extramarital, por lo que tuvo que acceder a la petición de Wall Street de desaparecer la única normatividad constitucional existente para el capital financiero, ya que todas sus expresiones pueden ahora volverse a vender, sin que exista un límite como lo hay con el capital que proviene del ahorro, donde a los bancos se les fija un depósito determinado mínimo para poder hacer préstamos al público. Esa desrregulación total del capital financiero se tradujo en la quiebra de las inmobiliarias que revendían las hipotecas hasta niveles donde ya no existía ninguna garantía. Esa gran avaricia de los millonarios de Wall Street ha sido el origen de la crisis económica actual que se ha extendido a todo el mundo. Simplemente descubrieron que Marx y Engels estaban errados al pensar que el capital requería del trabajo físico para producir riqueza.

De modo que todos los hombres ricos del planeta han tenido que aceptar esa magnífica realidad y siguen haciendo lo posible por conservarla durante todo el tiempo que sea posible. Obviamente, desvinculándose todo lo posible de las clases populares, a las que ya no requieren para lograr su único propósito de siempre que ha sido enriquecerse más. Quizá este fenómeno de liberación total del capital pueda durar algunos años más, pero eso no importa a la plutocracia mundial, ya que no sufren mucho por el incremento de la pobreza en el mundo y menos aún por el dolor físico que genera en los seres humanos. Saben bien que es simplemente una historia que se repite a través de todas las etapas de la civilización humana.

Lo que desconocen o pretenden ignorar los grandes capitalistas es que están retroalimentando a otro sector de la sociedad que probablemente haya tenido que recurrir a la violencia física para adquirir su poder actual. Pero quieren ignorar que al paso de la actual sociedad humana, la economía criminal no solamente rebasará al Estado, como ya lo ha logrado en muchas regiones del mundo, donde se pueden mencionar los casos de Rusia e Italia, para mencionar dos casos extremos, sino que muy pronto podrá rebasar a los grandes capitalistas que actualmente designan a los funcionarios del Estado en todo el Mundo Occidental.

Adendo.- En las naciones que son colonias directas del imperio financiero norteamericano, como es el caso de México, esta situación no es tomada en cuenta ni por los medios de comunicación masiva, ni por la clase empresarial y menos aún por la clase política, ya que su formación universitaria y su concepción del mundo provienen de los Estados Unidos y han perdido toda la capacidad de discernimiento que debiera proporcionar una educación superior sin ideología. Siguen considerando que el exitoso imperio que formaron los cuáqueros en combinación con la francmasonería es aún el mejor futuro al que pueden acceder las nuevas generaciones de todo el mundo.

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