Ayer, viernes 3 de julio, Trump profundizó en la división interna que vive el país. Se centró en la profanación que algunos manifestantes hicieron de monumentos y estatuas que honran a quiénes se han beneficiado de la esclavitud, incluyendo a algunos expresidentes.
Al pie del Monte Rushmore, Trump lamentó la ‘cultura de la cancelación’ y acusó a parte de la izquierda política de ‘difamar a nuestros héroes, eliminar nuestros valores y adoctrinar a nuestros hijos’. Según Trump, los estadounidenses deberían estar orgullosos de su herencia y no deberían tener que disculparse por su historia.
El discurso que dió Trump en el Monte Rushmore se celebró en el contexto de una pandemia que ha matado a más de 125,000 estadounidenses. Luego voló al otro lado del país para reunir una gran cantidad de simpatizantes, la mayoría de ellos sin mascarillas e ignorando todos los lineamientos que recomiendan las autoridades sanitarias que incluyen no participar en grandes concentraciones.
La discordia subió cuando se supo que la pareja de su hijo mayor tenía coronavirus, al igual que Guilfose que es delegado personal de Trump.