Pese a ello, el presupuesto destinado a esta tarea ha tenido un efecto mínimo en la migración hacia Estados Unidos. La semana pasada, el nuevo Secretario de Seguridad Nacional, Alejandro Mayorkas reconoció que en las próximas semanas las aprensiones de migrantes indocumentados podrían alcanzar niveles no vistos desde el año 2,000, cuando la CBP reportó la cifra récord de 1,676,000 arrestos en la frontera.
O sea que en vez de reducir la migración hacia Estados Unidos, la estrategia de contención ha incrementado el número de muertes en la frontera, ha fortalecido las redes criminales y ha creado una industria privada multimillonaria con los centros de detención, contratos de seguridad fronteriza, agentes y constructores del muro.
La opinión pública en Estados Unidos debiera comenzar por reconocer que el principal factor que impulsa a los migrantes es que en sus países de origen hay varios factores que los expulsan. Aunque esta situación es muy variable en toda Latinoamérica.
La situación actual de la frontera no difiere mucho de la que hubo entre 2014 y 2019 con los niños viajeros y migrantes muertos. Los hechos han demostrado que los miles de guardias armados y el muro creciente no son obstáculo para la desesperación de las familias que emigran.