El surgimiento de la comunidad cibernética en todo el mundo es sin duda el acontecimiento social-cultural más importante del mundo en el presente. Con ella se plantea una remodelación de la nueva sociedad civil virtual que afecta a todos los aspectos de la vida del ser humano actual.
Esto plantea la necesidad impostergable de realizar un análisis de esta nueva sociedad, principalmente en relación a sus efectos sociales políticos y culturales en casi todos los sectores de la vida de las naciones, con énfasis especial en su forma de operar, para poder generar nuevas visiones del Estado y nuevas participaciones de la sociedad civil para tratar de cambiar la cultura política tradicional sin generar violencia.
También se pretende examinar las relaciones e interacciones entre la comunidad cibernética recién construida y la tradicional, para intentar la creación de un nuevo paradigma en una sociedad que inexorablemente transita hacia una etapa donde el ciudadano civil va teniendo cada día mayor peso en las decisiones del Estado.
En razón de su vertiginoso desarrollo en las últimas décadas, Corea constituye el caso más representativo de esta nueva era social de la civilización humana, por lo que conviene observar que entre los factores más importantes de su veloz desarrollo han estado la política económica de su Gobierno y las iniciativas desarrolladas por empresas y universidades para construir un proyecto nacional claro del nuevo paradigma y dirigirlo hacia los sectores de la economía con mayor valor agregado, como la información y la comunicación.
Con estos esfuerzos coordinados de Gobierno, empresarios y universidades se creó un ‘boom’ cibernético en la segunda mitad de la década de los 90s en Corea, cuando en 1994 se empezó a comercializar el Internet y se convirtió en solo diez años (2005) en el primer país cibernético de toda Asia. Para el 2005 ya existían más de 32 millones de usuarios de Internet que representaban el 72% de toda la población de Corea.
Además de ese alto número de usuarios de Internet, un 88.9% de los coreanos poseían una cuenta de correo electrónico, el 44.2 utilizaba servicios de ‘messenger’ para uso doméstico y de trabajo, mientras que el 41.3% eran usuarios de ‘blogs’ particulares. Para ese año del 2005, un 43% de los usuarios habían comprado a través de Internet y el 67% de los inversionistas habían realizado transacciones a través de Internet.
Este bien estructurado programa de apoyo para las empresas de informática, más los esfuerzos del sector público y privado para fomentar el uso de Internet en toda la sociedad coreana han generado grandes cambios socioculturales encaminados a crear una nueva cultura.
Desde una visión teórica, los factores que más aportaron para el rápido crecimiento en la actual sociedad coreana fueron: a) el desarrollo de Internet como elemento tecnológico que permite evitar las limitaciones físicas, temporales y sociales en la comunicación; b) la manifestación del deseo colectivo de los usuarios de Internet para interactuar frente a la comunidad tradicional que trata de regresar al pasado y hacer prevalecer los valores individualistas derivados de la industrialización y la modernización; c) la adopción del concepto de ‘comunidad cibernética’ de parte de los portales que debe de ser la política básica para comercializar los servicios cibernéticos.
Ante esta situación se plantea la disyuntiva de recuperar la función comunitaria perdida mediante la restauración de la comunicación entre los individuos de la sociedad real o si la comunidad electrónica accederá al aislamiento individual y al fraccionamiento social, sin generar la conciencia de unión ni la responsabilidad social de la comunidad real, desarticulándola en forma definitiva.
En forma aparente, la comunidad cibernética y la del mundo real se excluyen mutuamente, ya que una funciona en el espacio cibernético y la otra en el mundo real. Pero esta aparente división natural entre la comunidad virtual y la real de una nación determinada se resuelve cuando las funciones de la comunidad cibernética no sólo son aplicadas al mundo tecnológico, sino a las relaciones sociales y al significado subjetivo derivado de los símbolos compartidos en el lenguaje cibernético.
Por esta razón, cada sociedad nacional cuenta con comunidades cibernéticas de diversos tipos donde se reflejan las principales metas colectivas de cada región o nación. Mientras que la comunidad cibernética de Occidente refleja el contexto social de sus mitologías, lo mismo sucede en el Islam o en las comunidades del Lejano Oriente.
A final de cuentas, las interacciones de la comunidad ‘on line’ con quiénes operan fuera de Internet señalan ahora mismo como la comunidad cibernética ha ido fortaleciendo el desarrollo de la sociedad al mejorar su comunicación interna y su grado de democracia, al abrir un nuevo espacio social donde el particular puede acercarse a la utopía de una comunidad global. Cuyas nuevas palabras claves serían: la liberación de los mitos regionales, la libertad, la equidad, la diversidad, el fortalecimiento del poder civil y la mayor participación del individuo en el espacio público.
Desde el punto de vista de las relaciones entre la comunidad y el individuo, las comunidades cibernéticas muestran un equilibrio entre la libertad personal y la unión comunitaria, aún cuando poco a poco va apareciendo una nueva preferencia de la pequeña comunidad cibernética dirigida hacia un número reducido de personas. En la mayoría de las naciones del mundo se están formando dos tipos de comunidades cibernéticas: las de fuertes enlaces que son participativas en el mundo real y las de enlaces sociales débiles con intereses particulares, como aficiones, gustos específicos y pasiones por artes y deportes en lugar de temas comunitarios y de participación social.
El surgimiento de la comunidad virtual con intereses de participar en asutos políticos y sociales es un nuevo paradigma de la sociedad civil actual, muy diferente a la tradicional del mundo real, ya que tiene características distintivas muy notorias, que van desde el modo de ser y de operar hasta sus tendencias ideológicas e intereses comunes expresados en sus códigos culturales.
Esta integración de la comunidad cibernética con el mundo real es ahora mismo el fenómeno cultural y social más importante de la sociedad global actual. Lo mismo se está expresando en las luchas interminables para derrocar a los dictadores del Gran Medio Oriente que habían instalado los gobiernos estadounidenses, como en las revoluciones internas de China, las movilizaciones hacia el interior del Islam, ‘los indignados’ de España y de Europa más los detractores del capitalismo financiero denominados ‘Occupy Wall Street’ que deambulan acosados en los campos aledaños a las grandes conglomerados financieros.
En México los redes sociales aún no funcionan, ya que gracias al dominio total de Washington y al duopolio televisivo, en este país no existe aún una comunidad cibernética con derivaciones políticas y sociales genuinas.
(Imagen tomada de Internet / Derechos reservados por el autor)