El proyecto de Reforma Energética presentado por el presidente de México el pasado lunes 12 de agosto tiene serios problemas de muy diversas índoles, desde falta de información sobre las leyes que rigen al Pais, desconocimiento de la total autonomía de Pemex obtenida en el sexenio de Calderón, la dictadura sindical inexpugnable que administra a la empresa petrolera con más altos costos en el mundo, el abandono de todos los desarrollos tecnológicos que había logrado dicha empresa desde los años sesenta y el elemento más importante en el presente, del cambio total de los mercados de hidrocarburos en todo el mundo.
Quizá uno de los factores más importantes determinantes del colapso global del mercado de hidrocarburos ha sido la desaparición de las viejas guerras trasatlánticas de los Estados Unidos, con el envío multitudinario de soldados en grandes embarcaciones que se constituían en plataformas de aviones y de helicópteros de guerra hacia los lugares donde determinaban la conveniencia de una guerra totalmente controlada y lo más lejana posible al territorio norteamericano.
Pero al iniciarse el siglo 21, sus altos costos políticos y financieros determinaron la eliminación de esas guerras faraónicas con mercenarios, hospitales, restaurantes, prostíbulos y todo tipo de prestaciones para los militares, sustituyéndolas por guerras virtuales con enemigos creados por las agencias de espionaje y siendo combatidos con armas que realizan sus funciones en el ciberespacio y en secreto.
Un segundo elemento que ha propiciado este enorme cambio en el mercado global de hidrocarburos ha sido la aplicación intensiva del proceso de ‘fracking’ utilizado en las rocas de esquisto para liberar petróleo o gas en los yacimientos de este tipo de rocas en los Estados Unidos. Aun cuando los críticos ambientalistas señalan la posible contaminación con gases tóxicos de las aguas del subsuelo, la filtración de metano y los temblores de tierra inducidos durante la perforación.
Según estudios científicos minuciosos elaborados por el ‘think tank’ mexicano denominado CIDAC (Centro de Investigación para el Desarrollo, AC) la revolución del ‘shale’ vino a modificar por completo el panorama mundial petrolero, al incrementar en forma dramática los recursos de hidrocarburos en los países de América del Norte. Hasta ahora, México desconoce la magnitud de sus reservas de gas y de aceite de las ‘lutitas’ que están en su subsuelo, aunque la AEI (Agencia Internacional de Energía) las estima en 681 billones de pies cúbicos de gas natural y de 13 mil millones de barriles recuperables de ‘shale oil’.
Esta situación repentina de cambio en las reservas de hidrocarburos mexicanos debe conducir a una modificación total de las estrategias de explotación y exportación de crudo, ya que aun cuando los expertos mexicanos no las han cuantificado, los substratos de rocas lutíticas que existen en México pertenecen a la misma especie existente en los EUA donde su explotación se inició desde hace ya varios años y sus técnicos han comprobado su existencia en varias regiones de México.
Es absurdo suponer que los Estados Unidos continuarán comprando a México el mismo volumen actual de petróleo y que dichos precios – alrededor de 100 dólares por barril – se podrán mantener en los próximos años. De modo que México tendrá que revisar minuciosamente su absurda reforma energética ya que podría pasar de ser un país exportador a ser importador de energéticos. Asimismo, dicha reforma debe contemplar soluciones para la dependencia financiera del Estado mexicano del petróleo exportado por Pemex.
Al lograr Estados Unidos su autosuficiencia en hidrocarburos y bajar sus importaciones y sus precios es imperativa la reestructuración total de Pemex, desde su corrupto sistema sindical, de sus jefes administrativos y de sus sistemas de ventas y distribución, ya que en las condiciones actuales no podrán competir con ninguna de las otras empresas petroleras exportadoras y se convertirán en otro pasivo impagable de la nación mexicana. (Aun cuando esos pasivos ya hayan sido protegidos en fideicomisos creados en países y regiones que están al margen de la normatividad financiera internacional, como Luxemburgo o las Islas Caimán)
Debido a la tradicional deformación de la información en México, la gran mayoría de sus pobladores tienen la idea errónea de que su país cuenta con abundantes recursos petroleros fácilmente explotables y exportables hacia el resto del mundo, aun cuando no se mejore la estructura productiva y administrativa de Pemex. Incluyendo a los altos dirigentes políticos y jefes empresariales, nadie se ha dado cuenta de la gran complejidad actual del mercado de energéticos, donde ahora existen gran cantidad de reservas naturales que hasta hace unos cuantos años eran desconocidas y el enfoque de las estrategias petroleras tiene que ser cambiado por completo.
Cualquier tipo de política energética que se llegue a instrumentar en los próximos meses ha de contemplar todos estos cambios inesperados que al parecer no son conocidos por quiénes planearon la reforma energética. Según el Medium-Term Oil Market Report de la AEI (Agencia Internacional de Energía), la oferta de petróleo de EUA crecerá en 3.9 millones de barriles diarios entre el 2012 y el 2018, representando las dos terceras partes de la oferta de países que no pertenecen a la OPEP. Tan solo en el 2012 la producción de crudo en EUA superó los 7 millones de barriles diarios, solamente debajo de la producción de Arabia Saudita y de Rusia.
Esto ocasionará la reducción de barriles de petróleo importados por los Estados Unidos en 2.2 millones de barriles por día para el 2018. En la actualidad EUA importa el 9.7% de su petróleo de México, representando el 35.6 % de todas las importaciones de Latinoamérica que podría significar una disminución de su importación de México de alrededor de cien mil barriles por día. Por lo que diseñar una estrategia para exportar hidrocarburos a EUA en los años próximos inmediatos sería totalmente erróneo, no generaría empleos en absoluto y pondría en riesgo el actual financiamiento del gasto público de México.
No hay duda de que el actual equipo al frente de la dirigencia política de México también carece de conocimientos y de información acerca del mundo que está fuera de sus fronteras geográficas.
(Imagen tomada de Internet / Derechos reservados por el autor)