Hacia un Nuevo Orden Mundial: La Robotización

Para tener una visión de este fenómeno social de carácter global que ahora mismo sucede he recurrido a las brillantes ideas del historiador y profesor de la Universidad de Jerusalén Yuval Noah Harari, quién piensa que conforme avanzan la robótica y el mundo digital en las próximas décadas es probable que desaparezcan millones de empleos perturbando a las economías y a las redes comerciales de todo el mundo. Dice Harari que de la misma forma que la Revolución Industrial creó a la clase trabajadora urbana y la historia política del siglo XX giró en torno a sus problemas, la nueva revolución de la IA (Inteligencia Artificial) podría generar una nueva clase social sin trabajo donde se conocería la historia del siglo XXI.

Es un hecho visible para todo el mundo que los modelos políticos y económicos del siglo pasado ya no funcionan en esta nueva era. El socialismo suponía que la clase obrera era decisiva en la economía y trataron de enseñar a las clases proletarias que sin ellas el mundo no funcionaría. En el presente, esas enseñanzas se han vuelto irrelevantes, conforme las clases populares han perdido su valor económico en el nuevo mundo digital.

Es muy probable, dice Harari, que en la actualidad ya se requieran modelos completamente nuevos. Uno de ellos es el del Ingreso Básico Universal (IBU) que sugiere al Estado gravar a los multimillonarios y a las corporaciones que controlan a los algoritmos y a los robots y proporcionar a las personas comunes un estipendio que cubra sus necesidades básicas. Eso daría a los pobres una amortiguación contra la pérdida del trabajo y a la vez protegería a los ricos del furor del pueblo.

No todos creen que se requiere de ese Ingreso Básico Universal, ya que nunca se ha generado en la historia un desempleo masivo desde que se inició la industrialización en el siglo XIX. Aún ahora en el siglo XXI, la robotización solo ha causado pérdidas moderadas de empleos, aunque nadie sabe que sucederá cuando crezca la robotización en los años próximos.

Es obvio que en el siglo XXI se crearán nuevos trabajos humanos, ya sea en la ingeniería informática o en la enseñanza del yoga, pero requerirán de altos niveles de conocimiento y de creatividad, por lo que no se resolverán los problemas de los trabajadores sin empleo y los no calificados.

Durante el período industrial en 1920, un trabajador rural despedido podía hallar trabajo en una fábrica de tractores y aún 50 años después podía trabajar como cajero de un banco en un supermercado cuando lo despedían. Pero ahora y dentro de 20 años un obrero textil desempleado no tendrá las habilidades necesarias para ser empleado en el nuevo mundo robotizado y digital, aunque los partidarios del Ingreso Básico Universal esperan resolver el problema con solo liberar a los seres humanos desempleados de sus preocupaciones económicas para sobrevivir.

Pero la fórmula del IBU tiene muchos problemas, ya que hasta ahora solo es una iniciativa sin dimensiones globales, sino nacionales y municipales en ciertos países desarrollados como Finlandia, Suiza y Holanda. La globalización ha propiciado que la gente de un país dependa de los mercados de otros países, pero la robotización podría desbaratar esa red mundial perjudicando a los países y regiones más débiles.

Estos problemas solo pueden resolverse en áreas nacionales y locales por lo que no se puede pensar en dar estipendios a personas que no dependen de un Estado-nación determinado, ya que nadie está interesado en resolver los problemas domésticos de personas desempleadas en países lejanos, cuando ni siquiera lo pueden hacer con sus propios grupos nacionales.

Otra grave dificultad que presenta la idea de establecer un Ingreso Básico per Cápita es que no existe una definición aceptada por todo el mundo de lo que son ‘necesidades básicas’. Lo único que se acepta es que un ser humano promedio requiere de cerca de 2500 calorías diarias para poder sobrevivir, pero cada cultura en la historia ha definido las necesidades adicionales de sobrevivencia que cambian con el tiempo. Las necesidades básicas en la Europa actual consideran a la educación y a los servicios de salud y hay quiénes incluyen al Internet.

Si el Nuevo Orden Mundial aceptase imponer impuestos a Google, Amazon, Baidu Inc y Tencent, con el fin de proporcionar un ingreso básico para todos los seres humanos, sería muy difícil definir lo ‘básico’. Otro caso es el de la educación, donde aparte de aprender a leer y escribir se pretenda elaborar códigos informativos o será hasta obtener un doctorado en alguna disciplina.

Otro tanto ocurre con la salud. Si para unas décadas más la biotecnología permite a los padres mejorar la vida de sus hijos, eso también se convertiría en una necesidad humana básica y se vería a la humanidad dividida en diferentes castas biológicas con ricos super humanos con capacidades que superan mucho a las de los pobres.

Concluye Harari diciendo que el ser humano no está hecho solo para lograr su satisfacción y su felicidad depende menos de cuestiones objetivas que de sus propias expectativas. Cuando las cosas mejoran, las expectativas crecen y aunque hubiese una mejora extraordinaria de sus condiciones, es probable que quede tan insatisfecho como antes.

Adenda: Esta visión de la conducta y de la inteligencia del ser humano a través de la historia que presenta Harari, no es tan negativa como parece, sino que señala un hecho de gran importancia en la historia de la Humanidad, cuando justamente se ha llegado al inicio de una nueva etapa en la que el ser humano está cambiando todos sus paradigmas y existen los reaccionarios que pretenden detener dichos cambios por el simple hecho de que sus cerebros están configurados para ser útiles en otras épocas y ya han pasado cinco generaciones.

Pero no hay duda de que el ser humano sobrevivirá a esta nueva etapa con éxito y el poder de los reaccionarios se acabará. Nadie sabe ahora cuáles serán los grupos sociales y étnicos que liderarán en el Nuevo Orden Mundial.