El pasado 10 de febrero, la joven y brillante editorialista alemana Anna Sawerberg publicó en el periódico Der Tagespiegel un interesante artículo editorial en donde señalaba que durante las próximas semanas se definirá el futuro de Alemania, no solo en lo referente a su actual crisis migratoria, sino en la dirección que tomará su modelo político. Ya que se presentan dos fechas claves en el corto plazo: una asamblea cumbre de la Unión Europea en los días 17 y 18 de febrero que representan para Angela Merkel su última oportunidad para imponer al resto de Europa su política de puertas abiertas para los refugiados y en el 13 de marzo vendrán las elecciones federales de tres estados que significarían la continuidad o el final del mandato de Angela Merkel.
Dice Anna Sawerberg que es probable que las próximas generaciones recuerden estas fechas como los días finales de la época en que Alemania logró impulsar a las naciones de Europa hacia una unión más cercana, cuando esa ‘convergencia´ parecía ser una ley natural que nunca podría ser cambiada. No obstante, durante el último período de esa época de convergencia se aplicaron conceptos políticos hacia el interior de Alemania y se lograron integrar a las dos Alemanias que habían resultado de la 2ª. Guerra Mundial. Parecía que la sociedad alemana se había vuelto más tolerante a eventos que antes eran muy mal vistos como los matrimonios entre personas de un mismo sexo y los casos de madres que procreaban niños para venderlos.
Se había creado una gran coalición entre social demócratas y demócratas cristianos que iba borrando las diferencias entre derechas e izquierdas políticas y Merkel se había convertido en la figura de la lideresa en todos estos avances. Pero ahora mismo dichos avances de integración nacional se han ido, ya que han surgido fuerzas internas muy poderosas que están cambiando todo y el sistema del poder político alemán se está reestructurando por completo. Quienes fueron los perdedores de esa época, encabezados por los alemanes viejos y blancos de Alemania del Este están ahora utilizando el internet y los procesos electorales internos para instalar en el poder a la ultraderecha y luchar contra la actividad política de Merkel que propiciaba la integración de todos los que vivían en Alemania.
Aunque aún tienen un pronóstico bajo de votos en las elecciones estatales próximas de Baden-Wurttenberg, de todos modos siguen empujando hacia la fragmentación política, contra las expresiones de la izquierda y contra otras religiones y culturas. Además de que no solo es en el ámbito de la política donde actúan, sino que lo hacen desde el seno de sus familias, donde hay coraje y descontento por la llegada de otros demandantes de asilo, de alimentos y de educación en un momento de baja actividad económica en toda Europa. Por lo que la violencia contra las casas de los solicitantes de asilo ha ido en aumento y los ciudadanos en general acusan al gobierno y a los medios alemanes de mentir sobre la actitud del Gobierno, al grado de que buscan las versiones de los medios oficiales de Rusia.
Lo más notorio en el proceso de desaprobación del gobierno de Merkel ha sido la forma violenta en que cayó su índice de aprobación y ahora mismo el 81% de los alemanes no está de acuerdo con la gestión de su gobierno, a pesar de que la semana pasada se encontró que ya solo la aprobaban el 46% de los alemanes. Este cambio fulminante en la aceptación de Merkel hace suponer que la historia de la ‘convergencia’ está acabada y ya no funciona lo que se suponía sería el destino de Europa mediante la unidad política de todos sus países. Para la mayoría de los alemanes empieza a surgir el hecho de que la nación se está desintegrando y ya no va hacia una sociedad liberal y multicultural. La multitud de inquietudes ocasionadas por la enorme cantidad de migrantes ha cambiado por completo la visión de integración política y cultural que existía y ahora todo parece conducir hacia una fragmentación total del pueblo alemán.
Aunque se desconoce con precisión lo que sucederá en Alemania en los próximos días, la Merkel está afrontando el problema con la misma racionalidad y prudencia de siempre. Mientras que Julia Klöckner, la principal candidata para las próximas elecciones de marzo ha propuesto establecer un límite al número de refugiados que pueden ser admitidos en el país. La mayoría de los expertos en la política europea y alemana señalan que fueron las crisis migratorias las que han interrumpido la etapa de ‘convergencia’ en Europa y en Alemania. Pero creen que pronto se establecerán nuevas líneas de cooperación entre las naciones de Europa y otro tanto sucederá en Alemania, aunque no esperan que sea en el corto plazo.
Adenda: Este fulminante e inesperado fenómeno social que ha surgido en Alemania también se presenta en otros países de Europa, aunque con menores niveles de intensidad y de rapidez. Quizá porque la estructuración del sistema político de Alemania incluye menos etnias y culturas colectivas que otros países de Europa o quizá porque Alemania fue en cierta forma la bisagra que separaba a Europa Occidental de Europa Oriental en un momento histórico en el que se abre una nueva ruta comercial, industrial y financiera hacia China que es la segunda gran potencia económica, financiera y bélica del mundo.