Si tomamos como referencia la geopolítica actual, con la nueva ‘ruta de la seda’ – entre Pekín y Berlín – encabezando la actividad económica y financiera global, en segundo lugar el gran imperio de los Estados Unidos con sus alianzas en Europa y sus grandes dominios territoriales por todo el mundo, estableciendo en tercer lugar al imperio ruso con sus grandes recursos energéticos aunado a su innegable dominio en la fabricación de armas; en cuarto lugar una enorme región del mundo que abarca regiones de todos los continentes donde aún predominan los mitos religiosos del Islam y como quinta y última la confusa e indeterminada región del mundo donde aún existen las colonias y las posesiones de los grandes imperios de los últimos doscientos años se puede observar, sin perder la objetividad, que mientras el eje China, Alemania empieza a buscar un equilibrio financiero y comercial, el gran imperio de los Estados Unidos enfrenta un crítico período político, económico y financiero que no había sufrido desde los primeros años del siglo XX.
Aunque la fecha oficial de las elecciones presidenciales de los Estados Unidos es hasta el mes de noviembre del 2016, desde ahora ya se presentan grandes conflictos internos en la gran nación, donde lo más reciente y notable han sido los debates entre los miembros del partido Republicano en la pasada semana. Por lo que intento hacer una síntesis del análisis que hizo Paul Krugman el lunes 10 de agosto en el New York Times, donde señala, con acidez, que en todos los debates hubo 19 referencias a Dios y sólo nueve para la economía, mientras que el Congreso, de mayoría republicana, ha votado docenas de veces para rechazar los planes de servicios sociales (Obamacare), finalmente, solo se referían en nueve ocasiones a sus políticas económicas y en cuatro ocasiones a las energéticas en dos horas de debate.
Ahora que pronto terminará su mandato no se ha mencionado algún fracaso real en forma puntual. Eso se debe a que no ha habido ningún gran desastre económico y el PIB sigue en ascenso mientras el desempleo disminuye. Según los informes oficiales, en la reforma de salud se ha reducido el número de americanos sin seguro, particularmente en los estados que denominan ‘azules’ que estaban buscando aumentar el ‘Medicaid’. El hecho es que aumentaron su cobertura a un costo muy bajo pero los republicanos no quieren ni mencionarlo y persisten en ataques sin fundamento.
Por el lado del empleo, el Obamacare añadió un promedio de 237,000 empleos mensuales en el sector privado y es una cifra que no se veía desde los tiempos de Clinton en los 90’s. Aunque hubo poca discusión en materia de economía y solo Jeb Bush se jactaba de no haber sufrido los efectos de la gran burbuja inmobiliaria durante su gestión como gobernador de Florida, aun cuando había sido por pura casualidad. En esa ocasión el gobierno de Obama no se vio tan mal con el caso de Florida, ya que el desempleo existente fue menor al de la época de Reagan.
Se puede concluir que de alguna forma el gobierno de Obama ha podido sortear los desastres de la gran crisis originada por los enormes gastos bélicos de los Gobiernos de Bush, por lo que en el campo de la economía los republicanos se abstuvieron de hablar en el debate. También se habló muy poco de ecología y de energéticos contaminantes, quizá porque el precio del petróleo cayó en forma brutal, los Estados Unidos ya es autosuficiente y las guerras transnacionales con gran consumo de hidrocarburos se han suspendido en forma notoria.
No obstante, los temas que parecen unir a todos los Republicanos, nada tienen que ver con la política, ni con los políticos que actúan mal, sino que solo intentan ser buenos con los ricos y crueles con los pobres, dejando a las grandes corporaciones hacer lo que quieran sin control alguno del Gobierno. De acuerdo a esta visión del mundo de los Republicanos, un líder como Obama que aumentó un 1% los impuestos, subvencionó a las familias con menores ingresos, estimuló un mercado en recesión, controló a la banca y amplió la protección ecológica habrá de causar desorden en todas las instituciones de la sociedad norteamericana. Aunque ahora mismo los Estados Unidos no gozan de su mejor momento, sufren por una recuperación lenta e incompleta, ni se hace lo suficiente contra el cambio climático, de todos modos se hace política y se controla la economía. Esa es una situación que no se plantean los republicanos desde que tomaron el control del Congreso en los tiempos de Reagan.
Al margen de esta terrible realidad de la decadencia de los Republicanos está el aumento brutal de las diferencias de ingresos y prestaciones entre las clases sociales más altas y los más pobres. Asimismo está la altísima deserción de los jóvenes clase medieros y pobres de las universidades en los últimos diez años – casi un 46.5 % según Pew Research – que conduce hacia una sociedad menos capacitada y menos motivada para evitar su colapso en los próximos años. Además de que día con día aumentan las etnias de naciones como China, Corea, la India y Japón que le dan otra dimensión mitológica y política a la otrora gran nación norteamericana.
Adenda: Como pudo observarse en el debate republicano, dicho partido ha dejado de serlo, al olvidar la esencia de la actividad política de dialogar con los demás ciudadanos de una misma nación para poder convivir y progresar en paz. Mientras se concreta a conseguir mayores prestaciones y servicios del Estado, mediante el uso de las leyes y de los organismos policiales para proteger sus patrimonios y los de sus descendientes.
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