El cambio impulsado por los gases de efecto invernadero son los que más contribuyen al aumento de temperaturas en el planeta. Si no se hace nada para controlarlos el verano podría durar medio año para fines del presente siglo.
Aparte del aumento de temperaturas y del cambio de estaciones existen consecuencias en la vida humana y también en la agricultura, ya que la primavera es cuando las plantas empiezan a crecer. Sin embargo, la primavera puede tener días fríos y cálidos seguidos, por lo que la producción agrícola se vería muy dañada.
El hecho de que la primavera comience un mes antes podría ocasionar pérdidas desastrosas para los cultivos. Pero en las áreas con monzones podrían cambiar sus patrones que no pueden sincronizarse con el crecimiento de los cultivos.
También podrían limitarse los tipos de cultivos, fomentando el crecimiento de la maleza o aumentando la demanda de riego. Una etapa de crecimiento más larga podría alterar la función y la estructura de los ecosistemas de una región y podría afectar el rango y los tipos de especies animales en el área.
Dichos cambios estacionales tendrían efectos en los incendios forestales y en las olas de calor que aumentarían mucho.