Aunque a partir del 2012 el gasto militar mundial ha disminuido a consecuencia de la crisis económica y financiera que alcanza a todo el mundo actual, no ha sido en la compra de armas, sino por la reducción del personal y por rebajas en las pensiones y salarios. De hecho, el presupuesto para la compra de armas en la UE pasó de 38,000 millones de euros en el 2006 a 42,900 en el 2010, mientras que los cortes al personal significaron 98,700 millones de euros en el mismo período.
En resumen, el elevado y continuo gasto militar ha generado un auge en las empresas de armas y un mayor impulso en las exportaciones de armamentos. En el 2011 las cien mayores empresas de armas en el mundo vendieron 318,000 millones de euros, un 51% más que en el 2002.
Las ventas de estas 100 empresas han aumentado un 60% a nivel mundial y están muy lejos de ser afectadas por la crisis financiera. Los presidentes de países europeos han promocionado la venta de armas en los países árabes apoyando a estos gobiernos dictatoriales y corruptos para reprimir a sus ciudadanos.
En ese mismo caso está España, que el año 2012 defendía la venta de tanques de guerra Leopard 2 a Arabia Saudita, cuando su ministro de Defensa dirigía dos empresas proveedoras de armamentos y de seguridad a sus propias fuerzas armadas. Era la filial española de la multinacional MBDA que producían misiles y de Segur Ibérica que presta servicios de seguridad privada.
También el Ministro de Defensa era consejero y representante de la empresa Instalaza, S.A. que había sido fabricante de bombas de racimo (que liberan un gran número de bombas pequeñas al abrirse) hasta el 2008, cuando fueron utilizadas en Libia contra la población civil, de acuerdo a reporte de The New York Times.
Aun así, España es uno de los países de la Unión Europea que menos gastan en armamentos. Según su Ministro de Hacienda, España gasta el 0.6 % de su PIB en armas, o sean unos 6,000 millones de euros, aunque el Informe oficial de ese ministerio señala que la Defensa dispuso de más de 9,000 millones de euros que era un 50% más de lo previsto.
De vuelta al escenario mundial, no hay duda de que con Trump al frente del Gobierno de los Estados Unidos, el negocio de la guerra seguirá creciendo a grandes pasos, aunque lleve a la bancarrota a casi todas las grandes economías del mundo. Ya que la posesión de armas de destrucción masiva sigue siendo el principal elemento que controla la vida del mundo. A dicho elemento fundamental, poco a poco se le ha ido añadiendo una dosis de crueldad en contra de los más débiles que no ha parado desde que apareció en el Planeta Tierra el derecho de propiedad terrenal casi 9,000 años AC.