Después de 4 años con Trump en el poder, Biden llega a la Casa Blanca en un mundo arrasado por la pandemia y muy polarizado. Estados Unidos ha perdido influencia en el mundo. Hay nuevas en Etiopía, el Sahara Occidental y el Alto Karabaj, además de las guerras sin final de Siria, Yemen y Libia. También hay crisis políticas en Nigeria, Perú, Tailandia y Líbano. El Medio Oriente está a favor de Israel y China está más fuerte que nunca.

La pandemia alteró todos los pronósticos del 2020 y es protagonista en el 2021. La mayoría de los países seguirán retrocediendo en sus economías. Y en Àfrica y el Sudeste Asiático no habrá suficientes vacunas hasta mediados del 2022 o hasta el 2023.

Biden, el nuevo presidente de Estados Unidos regresará a su país al Acuerdo Climático de París y quizá al pacto nuclear con Irán. Tratará de volver a las alianzas con Europa y Asia, reforzando la OTAN y formando un frente común contra China. Los países beneficiados por Trump, como Israel y Arabia Saudí o los perjudicados como Cuba o Irán estarán muy atentos a lo que haga Biden.

Las teorías de la conspiración sobre el coronavirus o las acusaciones de fraude electoral en Estados Unidos demuestran que la desinformación tiene un alcance mundial. Esta desinformación (fake news), más la crisis sanitaria agrava la polarización, las protestas y la violencia en todos los países del mundo.

Por si fuera poco, Angela Merkel, la dirigente europea más sensata dejará el poder tras 16 años al mando de Alemania.