El coronavirus llegó para cambiar el rumbo del ser humano. No sólo en la vida familiar sino en las costumbres, la organización de la sociedad, la economía y la cultura. Aunque nadie sabe si será para bien o para mal.
Vivimos una guerra donde no se sabe como comienza pero que nunca termina. Es una línea muy delgada entre la vida y la muerte, donde el ser humano cambiará su visión del mundo, sus principios y su moral. Ya no existen prioridades, sino que aparece un mundo amplio y novedoso en el que lo vivido quedará en la memoria y en el inconsciente colectivo.
El grado de estos cambios dependerá del tiempo que se tarde en controlar la pandemia y se encuentre una vacuna. Entre más tiempo pase más cambios se producirán. Se va a acelerar la revolución científica y tecnológica que estamos atravesando. Habrá que determinar si viviremos en una sociedad más participativa o más autoritaria y si se puede enfrentar a la acumulación de la riqueza en unas cuantas manos.