Aunque Biden estaba haciendo lo que querían la mayoría de los estadounidenses al tratar de retirarse de Afganistán 20 años después del evento del 11 de septiembre, no hubo apoyo popular para continuar la guerra.
Para frenar a los talibanes, Biden habría tenido que desplegar a miles de soldados y emprender nuevos combates sin apoyo popular que hicieron inevitable su decisión de retirada, pero la fuerza del avance de los talibanes tomó desprevenida a la Casa Blanca.
Por lo que el gran desafío de Biden es ahora que todo esto se considere como un fracaso de su administración, ya que a pesar de la cifra creciente en creación de empleos y la victoria de Biden en infraestructura, los republicanos están denunciando una inflación creciente y un nuevo récord de inmigrantes sin documentos que son devueltos a sus países en la frontera de Estados Unidos, lo que ocasiona que se considere que el gobierno de Biden está en crisis.
A nivel internacional, la desordenada salida de Estados Unidos de Afganistán está generando dudas sobre la firmeza de Washington como país aliado.
De modo que la primera crisis real de la política exterior de Biden se debe a una retirada fallida de sus tropas en un país que tenían controlado y a la controvertida idea de que Estados Unidos haya decidido abandonar al frágil gobierno democrático de Afganistán.