En el transcurso de la presente semana se han llevado a cabo en Europa dos acuerdos diplomáticos donde han participado la mayoría de las naciones de la Unión Europea, algunas del Medio Oriente y los Estados Unidos, sin que en ninguno de ellos hayan intervenido los países del nuevo eje mundial de los BRIC, Australia, ni las naciones subdesarrolladas de Latino América, Asia y Africa. Uno de los acuerdos fue para diferir y controlar el desarrollo de armas nucleares en Irán y el otro para aplastar por completo el desarrollo económico de Grecia al no cumplir con las condiciones que le había fijado el Banco Central Europeo, cuyo control total está en manos de la Sra. Merkel, presidenta de Alemania. Ambos acuerdos han ocasionado graves controversias en muchos países de Europa y Asia Menor, pero han dejado satisfechos a los líderes políticos de los Estados Unidos, de Francia y de Alemania.
El acuerdo con Irán permite que dicha nación siga procesando los materiales radiactivos utilizados en la generación de energía nuclear bajo la rigurosa supervisión de la ONU, por lo que en caso de que deseara fabricar a escondidas un arma nuclear tardaría varios años y le serían canceladas de inmediato todas las prerrogativas financieras y comerciales que ahora se le otorgan. De todas formas este acuerdo que realmente es de Irán con los Estados Unidos perjudica principalmente a dos naciones: Israel y Arabia Saudita, quiénes han sido los principales aliados de los Estados Unidos en el Medio Oriente desde que finalizó la Segunda Guerra Mundial y son los más cercanos enemigos de Irán a quiénes podría atacar en cualquier momento. Aunque por otra parte beneficia a la mayor parte de las naciones de Europa al caer el precio de los hidrocarburos con el aumento de la producción en Irán y de forma tangencial ayuda a Rusia, quién tiene asegurada su sobrevivencia fabricando y vendiendo armas para garantizar la defensa a las diversas naciones de esa región y del Gran Medio Oriente.
Lo más incomprensible de este acuerdo es que la política bélica de Obama contemplaba el retiro de las tropas e instalaciones bélicas de los Estados Unidos de toda esa región, pero no hay duda que habrá de replantear su estadía en Medio Oriente, incrementando el número de tropas o creando nuevas instalaciones para proteger sus intereses materiales en la zona, así como seguir la explotación de los pozos petroleros de su propiedad que están en Irak. Todo esto ocasionará un cambio total en los planes electorales de los demócratas para las elecciones presidenciales del próximo año y daría un golpe más a los recursos del Departamento del Tesoro que ya había quedado en quiebra desde el final de la guerra de la intervención bélica en Irak.
Por otra parte, sin el apoyo de Israel en la enorme oficina de lobbing integrada por funcionarios públicos con orígenes o nexos judíos en los Estados Unidos, el financiamiento de las campañas de los demócratas será más difícil y se incrementará la enorme inversión de funcionarios del Pentágono y de familiares de políticos de alto rango que operan las empresas bélicas con toda clase de servicios sociales y contratan a las tropas de mercenarios, generando una posible bancarrota total del Estado norteamericano que ahora mismo ya tiene un considerable déficit anual cercano al 120% de su PIB.
De menor importancia al acuerdo diplomático con Irán, está la grave imposición que hizo la Unión Europea a Grecia, a pesar de que su población había votado en contra de dicho proyecto y había decidido huir del sistema del euro en forma permanente. Lo terrible de este asunto es que Grecia no tiene la más mínima oportunidad de cumplir con los oprobiosos términos de pago de su deuda que le impuso Angela Merkel a través del Banco Central de Europa con sede en Bélgica. Por lo que solo es cuestión de tiempo – quizá de muy corto tiempo – para que la nación griega tenga que salir del sistema financiero y monetario de la UE e inicie una desbandada de todas las naciones pobres de Europa, ya sea hacia el sistema financiero chino o quede volando en el aire como sucede con algunas naciones pobres que no pueden tener relaciones financieras y comerciales con el resto del mundo.
Desde una visión objetiva y realística se puede observar que ambos acontecimientos expresan la dimensión de un mismo problema global actual, donde los modelos financieros, comerciales y bélicos creados desde mediados del siglo 20 están en plena decadencia. Por más que se quiera esconder esta realidad, es un hecho que habrá de cambiarse muy pronto el orden mundial existente en esos tres renglones. Ya sea creando un nuevo sistema monetario internacional, aceptando una nueva moneda virtual de uso universal o dejando a la creciente economía china, el control monetario, financiero y comercial que ha ejercido por casi un siglo la Banca Central privada de los Estados Unidos que imprime y controla la distribución de los dólares en el mundo. Además del control de los territorios y espacios marítimos que ha ejercido el imperio estadounidense y algunos de sus aliados, aunque cada día sea en menor grado.
Adenda: Los servicios informativos de cada nación del mundo califican con muy diferentes juicios a estos dos eventos en función de los efectos que lleguen a causarles, aunque es obvio que para las colonias de los viejos imperios y para las naciones subdesarrolladas, ambos eventos carecen de significado y están interesados en eventos globales más visibles, como el calentamiento del Planeta, el agotamiento de los recursos alimentarios y el crecimiento de la población en condiciones de pobreza extrema y sin organismos públicos que controlen su salud. Pero en esos pequeños asuntos no están involucradas las grandes potencias del mundo actual.