Desde la Conferencia Internacional sobre la Población y el Desarrollo celebrada en el Cairo en 1994, veinte años después (2014), la población mundial ha crecido de 5400 a 7200 millones y el 75% de ese crecimiento corresponde a Africa y Asia. Aunque la demografía global se ha ido frenando, para mediados del siglo actual podría ser de 9600 millones. No obstante existe una diversidad demográfica mayor que nunca antes en la Historia.
En un extremo se encuentran los países en los que la fertilidad es aún muy elevada y redunda en una población joven predominante y en un crecimiento rápido de la población. Mientras que en el otro extremo están los países donde la fertilidad ha caído por debajo del nivel de reemplazo, originándose un envejecimiento rápido en la población y en algunos pocos casos una reducción de la población en general.
En estos últimos veinte años, muy pocos países han cumplido la meta planteada en el Cairo de reducir en un 50% la planificación familiar acordada en 1999, por lo que urge difundir la información de estas Conferencias sobre Población y Desarrollo y que haya asesoramiento y servicios de planificación familiar voluntarios en todo el mundo. Ya que a pesar del progreso logrado en el aumento de la esperanza de vida durante los últimos veinte años, la mayoría de los países no ha logrado alcanzar el objetivo de 75 años y solo la alcanzaron el 35% de los países con una esperanza de vida entre 60 y 75 años.
Tampoco se alcanzó la meta de reducir en un 75% la mortalidad materna, ya que se requieren de las iniciativas encaminadas a mejorar la salud y la sobrevivencia de las mujeres en todas las etapas de su vida, desde la niñez y la adolescencia , los años de actividad laboral y reproductora, hasta la madurez y la vejez.
Por otra parte, la migración internacional ha crecido en volumen, alcance y complejidad en las últimas dos décadas. Desde la Conferencia del Cairo en 1994, las corrientes migratorias internacionales se han vuelto más diversas y muchos países son al mismo tiempo lugares de origen, de destino y de tránsito. La migración en su conjunto se ha convertido en un componente de cambio en la demografía de ciertos países desarrollados, donde funciona como mitigante en la tendencia al descenso de la población. Pero no puede evitar en el largo plazo, la tendencia al envejecimiento en los países desarrollados.
La situación de facto es que en todo el mundo el número de personas jóvenes ha crecido en las últimas décadas y se espera que se estabilice en los próximos 35 años. Asimismo se espera que el número y la proporción de personas mayores continúen a la alza. A pesar de que la mitad de la población mundial vive actualmente en zonas urbanas y aumentan las aglomeraciones en las grandes ciudades, la mitad de los residentes urbanos vive en ciudades y localidades de menor tamaño y se espera que las zonas urbanas absorban el crecimiento futuro de la población. Por lo que su control y ordenamiento se ha convertido en uno de los mayores retos del siglo 21.
Se podría sintetizar el presente del panorama demográfico por su notable diversidad y cambios que se plasman en nuevos conceptos de maternidad, matrimonio, mortalidad, migración, urbanización y en el envejecimiento de las personas. Por lo que se espera que el tamaño, la estructura y la distribución de la población mundial sean en el futuro inmediato muy diferentes a como son en la actualidad.
Estos cambios originarán otro tipo de modificaciones en el ámbito social, económico, ambiental y normativo, influyendo a su vez en el proceso demográfico global. De modo que un mayor conocimiento de esta situación actual y de su proyección en el futuro inmediato pudieran enriquecer el debate internacional sobre la formulación del Programa para el Desarrollo Poblacional después del 2015.
Las conclusiones más visibles es que la sociedad humana está viviendo un período de transición muy acentuado, en el que han ido desapareciendo sus principales paradigmas tradicionales, al mismo tiempo que se van agotando los mitos y las culturas regionales que promovían los matrimonios entre heterosexuales y la vida familiar. Pero quizá, el hecho más notorio es que la nueva generación Z se ha ido desvinculando de las emociones y sentimientos debido a su nueva forma de comunicación con las demás personas, donde se han eliminado las palabras orales y las personas ya no ven el rostro de sus semejantes, creando un mundo diferente y carente de emociones y de sentimientos.
No sabemos si eso significa vivir en un mundo mejor o peor, pero sin duda es diferente al que se vivió en el siglo pasado. Lo único que es imperativo para la sociedad actual es crear nuevos sistemas de enseñanza, sobre todo en los primeros años de vida del infante, para crearle una conciencia moral alternativa a la que se les conformó a las generaciones anteriores, ya sea mediante una religión o de una concepción del mundo donde se combatan las conductas negativas y violentas.
Adenda: Tampoco sabemos cuáles regiones del mundo lograrán en el menor espacio de tiempo una convivencia pacífica, ni cuál será la estructura de la sociedad del futuro inmediato que pueda sobrevivir a una vida sin emociones y sin sueños. Pero no hay duda de que la sociedad humana vivirá muchos siglos más y encontrará las fórmulas óptimas que le permitirán volver a disfrutar de las dimensiones eternas del amor y del arte.