El Estado es una nación con valor a nivel político que sirve para presentar un modelo de organización que es a la vez soberana y coercitiva con alcance social. El Estado aglutina a todas las instituciones que poseen la autoridad y la potestad para regular el funcionamiento de una comunidad dentro de una superficie terrenal concreta a través de leyes que dicten dichas instituciones y respondan a una ideología política específica.
Estado y gobierno no son sinónimos, sino que los gobernantes son personas que desempeñan funciones por un tiempo determinado en las instituciones que forman parte del Estado. Por lo que no deben confundirse los Estados con las naciones, ya que existen naciones sin Estado y Estados constituidos por diferentes naciones.
Cuando aún no existía el concepto de Estado, quiénes tenían los poderes bélicos en un territorio marcaban sus límites por medio de sus ejércitos y así se realizaron las múltiples colonizaciones en el mundo que aún subsisten. Aunque ahora existen medios más pacíficos para colonizar aún se utiliza la fuerza bélica parcialmente regulada por acuerdos internacionales. En el presente, ninguna persona puede vivir sin Estado, ya que debe cumplir con las reglas internas del territorio donde habita, aunque no sea su nación de origen.
El Estado debe contar con ciertos elementos básicos: un territorio delimitado, pobladores, leyes, organismos de gobierno y debe disfrutar de una soberanía interna y externa. Entre las teorías que existen para definir el concepto de Estado predomina la del filósofo alemán Max Weber, quién lo considera como una organización respaldada por ‘el monopolio’ de la violencia legítima que está integrada por las fuerzas armadas, las policíacas y los tribunales que garantizan las funciones y obligaciones del gobierno, como la defensa, la seguridad y la justicia en un espacio específico de territorio. Al hablar del Estado de derecho se describe a una organización que gira en torno de la división de los poderes Legislativo, Ejecutivo y Judicial.
Según expertos en el estudio del Estado, dicho concepto es básico en la ciencia política y en la designación del modelo por antonomasia de la organización jurídico-política. Asimismo surge el concepto de soberanía que en definitiva pretende la formalización de una determinada autoridad pública permanente con poder sobre el territorio que gobierna y de sus pobladores.
Actualmente el concepto más aceptado de Estado-Nación es el de Max Weber, quién decía que ‘El Estado es un tipo de organización que posee el monopolio absoluto de la fuerza dentro del territorio, siempre y cuando sus objetivos sean de integración y homogenización de la población’. No obstante, existen diversas corrientes filosóficas opuestas al Estado, como el anarquismo que promueve la desaparición absoluta de los Estados y el marxismo que considera al Estado como un recurso controlado por una clase social dominante que solo sirve para ejercer dominio sin mejorar la condición social y económica de los más pobres. Más infinidad de ideologías híbridas que lo mismo contienen visiones políticas específicas que conceptos religiosos y mitológicos radicales, así como tradiciones culturales muy variadas que son consideradas como leyes naturales.
Ahora mismo se tambalea el concepto tradicional del Estado democrático y republicano y su funcionamiento empieza a declinar rápidamente, conforme el lenguaje digital ha ido desplazando a la palabra escrita y empezó a aparecer en todo el mundo desde principios del siglo 21. De modo que toda la burocracia, las leyes constitucionales, los organismos fiscales, financieros, educativos, electorales, judiciales, de seguridad, de espionaje y de todos los servicios sociales se han ido substituyendo por las normatividades digitales. De tal forma que el Estado tradicional tiende a desaparecer y probablemente se desplome totalmente o sufra profundos cambios en todos sus conceptos y propósitos, ya que los grandes paradigmas del ser humano actual están cambiando en forma radical y la estructura y funciones del Estado tradicional carecerían de sentido.
Quizá los conceptos básicos que construyeron a la sociedad y al Estado moderno, como la propiedad privada y los servicios que ahora empiezan a aparecer como compartidos, los mecanismos legales de defensa de los derechos humanos fundamentales, los impuestos y derechos que cobra el Estado a los contribuyentes para realizar funciones que ahora serán por la vía digital y sin costo, así como los elementos de seguridad, judiciales y policiales que carecerán de trabajo al existir una sociedad con alto niveles de moralidad y de solidaridad con sus semejantes.
Si a los conceptos anteriores se añaden los enormes gastos de la burocracia educativa, de los sindicatos de burócratas y de todas las empresas públicas, las funciones prioritarias del Estado serán totalmente diferentes a las de hoy, tal como ha estado sucediendo en las naciones donde más ha avanzado la tecnología digital, como Singapur, Finlandia, Dinamarca, Noruega, Suecia, etc. Por lo que es muy probable que el Estado, en su concepto original pueda desaparecer por completo para dar lugar a una nueva pluralidad de naciones sin fronteras, sin ejércitos y sin burócratas.
Esto podría acelerarse con rapidez si sobreviene un colapso monetario en el corto plazo, tal y como se espera para el próximo otoño, ya que al no haber una moneda de circulación global, casi todos los problemas fundamentales de los Estados serán resueltos mediante arreglos primitivos, tal como sucedía en la Epoca Antigua. Poco a poco desaparecerán los lujos y la vida dispendiosa de quiénes tienen altos ingresos al no haber dinero para comprarlos y los asaltos y crímenes contra las personas habrán de disminuir, ya que el dinero no resolvería ningún problema de mercado o de intercambio de las mercancías de uso fundamental.
Adenda: Este eventual colapso del Estado actual no es una teoría apocalíptica de largo plazo, sino un proceso real que ahora mismo vive el mundo entero. Pero como siempre ha sucedido a través de la Historia, quiénes están inmersos en los grandes cambios nunca se dan cuenta de lo que acontece ante sus ojos porque todo está envuelto en eventos políticos normales y en una vida doméstica que no ofrece cambios visibles.
Para las naciones subordinadas y las colonias, como México, sus pobladores ni siquiera perciben que desde hace muchas décadas carecen de soberanía y que el Estado obedece las regulaciones de Washington, en muchos casos pensando que son también buenas para México.