Colapso de la Economía Global

Desde la presentación del famoso libro de Alvin Toffler, titulado ‘La Tercera Ola’ ya expresaba este genio de la narrativa que la humanidad cambiaría muy pronto sus paradigmas y su forma de ver al mundo y los negocios. Pensaba Toffler que mediante la globalización se generaría un proceso de fusión entre las empresas y que las corporaciones funcionarían a un nivel global, sin que esas decisiones fueran tomadas en forma democrática por quiénes lideraban las casi doscientas naciones inscritas en la ONU. Al margen de esa visión de Toffler, diez años después, la humanidad está muy confundida en la forma de manejar la economía y las finanzas y ha emprendido un programa de derroche sin precedentes en artículos y servicios de lujo que ha producido la escasez de alimentos básicos, el caos en la explotación del petróleo y de las fuentes de energía alternativa, así como la del agua existente en el Planeta. Ya no hay bombas atómicas, ni misiles y escudos contra armas nucleares a la vista, sino una profunda y escondida disputa sobre el poder económico y financiero global.

Los medios informativos tradicionales ya no informan sobre estos asuntos, los asesores financieros han dejado de dar consejos al público y los agentes bursátiles no ofrecen soluciones. Si acaso, algunos blogueros de las redes y unos cuantos analistas financieros tienen el valor de decir que se vive en un momento próximo a un brutal colapso financiero de dimensión planetaria. Según Alexander Higgins, reconocido como el bloguero más confiable de los Estados Unidos, durante los últimos días los capitales han huido de los bancos europeos alcanzando una cifra de 10,000 millones de euros por semana. Dice que los ciudadanos de Grecia, Portugal e Irlanda están retirando sus ahorros de los bancos para comprar oro, francos suizos y yenes japoneses.

Las reservas de todos los bancos están bajando y buscando algún lugar seguro fuera de la zona del euro, ya que piensan que esa moneda no durará por mucho tiempo. Parece ser incuestionable lo que Obama mencionaba cuando era el Presidente de los Estados Unidos, de que los multimillonarios tendrían que pagar impuestos para que el Estado pudiese enfrentar la enorme crisis monetaria y financiera que se inició desde principios del siglo XXI.

Según Paul B. Ferrell, el experto economista de The Wall Street Journal, este grave conflicto global se inició en Egipto, mediante una página de Facebook que era publicada por un joven ejecutivo de Google y luego se volvió viral con el régimen político de Mubarak cuando las protestas de jóvenes se extendieron a Libia y a Siria.Estos mismos movimientos populistas amenazan ahora a España, Inglaterra y Alemania, así como a muchos otros países de Europa y algo similar ocurre en Chile, donde los jóvenes estudiantes salen a las calles a exigir cambios a su Gobierno. Lo mismo acontece en Bolivia, donde los indígenas marchan debido a la destrucción de extensas zonas selváticas causadas por la penetración de la siembra de la coca y por la construcción de una carretera que destruirá una de las reservas de biodiversidad más importante del Planeta.

Dice Ferrell que en Inglaterra ya no hay la misma seguridad económica que existía hasta antes del Brexit y hay una ofensiva populista encabezada por bandas de desocupados, sindicatos y vándalos. En Alemana los activistas antiglobalistas piden oportunidades de trabajo y están causando grandes problemas policiales en Berlín. Existe un clima general de descontento en todo el país debido a los bajos niveles de crecimiento económico y porque el gobierno destina grandes sumas de dinero para salvar a otros países de la Unión Europea.

No solo en los tres países mencionados, sino en toda Europa han salido a la calle miles de jóvenes confundidos para protestar contra un sistema de falsedades que han construido, como el ‘multiculturalismo’, ‘la diversidad’ y los denominados ‘derechos humanos fundamentales’ que han creado un enorme ejército que vive de la ayuda social y de líderes políticos que no ofrecen soluciones, utilizando sus puestos para enriquecerse en lo personal y que no tienen visión ni ideas. Tomados de la mano de la clase más poderosa del sistema financiero actual han conducido a toda Europa y al mundo hasta un punto caótico que parece acelerarse con la presencia de Trump.

El campo dejó de producir y las ciudades son los puntos de consumo masivo. La contaminación del medio ambiente ha rebasado todos los límites posibles a pesar de las cifras millonarias que se han empleado para solucionar esos problemas. El descontento de las masas va creciendo y se va extendiendo por todo el Planeta. En el Medio Oriente, todos quiénes son y han sido sus dirigentes, desde Mubarak, Gadafi, al Assad y los califas sauditas creían vivir en un paraíso multimillonario y se sentían protegidos por los dioses, quiénes les habían elegido para poseer y disfrutar toda la gran fortuna terrenal. Pero de pronto surgió una nueva generación que había sido educada con criterios occidentales y estaba frustrada por no tener empleo. Se rebeló reclamando la parte de beneficios económicos que les correspondían y provocaron fuertes revoluciones que defenestraron y en ocasiones mataron a dichos líderes políticos.

Dice la compañía consultora Bloomberg que el desempleo juvenil está impulsando una revolución populista de jóvenes en todo el mundo, mientras que Mathew Klein, el Investigador en Asuntos Extranjeros del New York Times compara la tasa de desempleo de 25% de jóvenes revolucionarios en Egipto con el 21% de los jóvenes trabajadores en Estados Unidos. Concluye que los jóvenes de todo el mundo serán los más afectados por los ajustes presupuestarios de los gobiernos actuales, ya que aumentarán los impuestos sobre los trabajadores y recortarán el gasto en la educación. Mientras que los subsidios y beneficios para las personas adultas seguirán siendo intocables, al igual que los recortes fiscales para los muy ricos.

Adenda: El colapso financiero del mundo, según los ‘Nostradamus’ que aun publican sus ideas en Internet es que al parecer todos los países ricos del mundo llevan el mismo camino de autodesintegración que se inició en Egipto.