China y Occidente en pugna (parte I)

 

 

Aunque en el mundo actual han ido desapareciendo las expresiones de dominio a través del poder bélico de las grandes potencias, la competencia por el liderazgo económico, comercial, financiero, tecnológico y científico se ha acentuado y ha quedado muy claro que solo dos grandes potencias disputan el liderazgo mundial en este momento: las denominadas Naciones de Occidente y China. Por lo que resulta interesante investigar la forma en que se han creado ambas potencias y la evaluación de sus posibilidades en un futuro inmediato.

Es bien conocido que al final de la Segunda Guerra Mundial unas cuantas naciones de Occidente se quedaron con el control de los organismos trasnacionales – más China en calidad de observador – que determinan el orden mundial en forma oficial, como la ONU, la OTAN, el FMI, el Banco Mundial y algunos otros acuerdos internacionales en materia de Derechos Humanos, de Control de Armas Nucleares, de Control del Medio Ambiente (Protocolo de Kyoto), para el control de endemias y de plagas generalizadas, etc. De hecho hace unos días se firmó en secreto un acuerdo para controlar el comercio, la tecnología, la propiedad intelectual y el desarrollo de patentes de todo tipo conocido como TPP (Tratado Transpacífico) encabezado por EUA para tratar de controlar en el Pacífico la intensa actividad económica, comercial y financiera de China a través de las principales naciones de esa región.

En los hechos, todas esas instituciones transnacionales han sido arteramente violadas por los Estados Unidos, por Rusia y por los países occidentales asociados con los Estados Unidos desatando guerras discrecionales, apoderándose de energéticos, de materias primas básicas, commodities y de territorios en las naciones pobres para la producción de transgénicos y para el control alimentario. De acuerdo con los últimos datos económicos, comerciales y financieros de China es probable que ya se haya construido un equilibrio mundial entre estas dos grandes potencias y se pueda iniciar una nueva sociedad mundial donde los organismos transnacionales o las entidades que fuesen creadas en el futuro inmediato para controlar el orden mundial lleguen a ser respetadas por todos los países del mundo, sin excepción.

A pesar de que es más complicado, empezaré por sintetizar el proceso de ‘occidentalización’ que es un evento de asimilación cultural referido al cambio que ocurre dentro de una sociedad o cultura, cuando entran en contacto continuo grupos sociales diferentes. Por lo que se originan cambios culturales en ambas culturas. Se podría decir que la ‘occidentalización’ ha sido el proceso de colonización hacia sociedades nativas, indígenas o de etnias no occidentales. Al igual que cualquier otro proceso de asimilación cultural puede ser forzado o voluntario. Así sucedió con el dominio de Indochina, Vietnam y Camboya por Francia en el siglo 19, lo mismo aconteció algunos siglos antes en la India con Inglaterra y a fines del siglo 18 con los aborígenes de los Estados Unidos cuando llegaron por primera vez los ingleses.

De acuerdo con la historia, casi siempre, la potencia colonialista usaba su fuerza bélica para facilitar los procesos de explotación, por lo que las barreras del lenguaje y de los mitos colectivos se acentuaban. Entonces se prohibía el empleo de las lenguas locales y se trataba de imponer la religión de la nación colonizadora. No obstante, existen diferentes grados de dominación, de destrucción cultural, de resistencia, de supervivencia y de adaptación de la cultura al establecerse el contacto entre las etnias diferentes.

De acuerdo a la mayoría de los analistas del colonialismo, las naciones occidentales casi siempre intentan reconstruir la cultura original de la nación colonizada de acuerdo a su propia visión de dicha cultura e ignorando que sus propios modelos culturales son inadecuados para aplicarse en países fuera de la civilización occidental. De modo que esa readaptación de la cultura colapsada es una forma prejuiciada de ver los mitos ajenos que se denomina ‘subculturización’ que ahora mismo predomina en todo el mundo occidental.

Por otra parte, la definición de la cultura occidental no es concluyente y puede albergar una gran cantidad de elementos contradictorios que inclusive pueden oponerse entre sí y aún en contra de la ideología fundamental. En función de su desarrollo tecnológico está la discriminación que se hace de los países de Europa del Este y de Latinoamérica que son considerados inferiores a los Estados Unidos, Canadá y algunos países de Europa Occidental.

Según la historia conocida por Occidente, en el siglo III, Diocleciano instituyó un régimen de gobierno que dividía en dos al Imperio Romano. Tras su muerte y el fracaso de este sistema, Constantino reunificó el imperio en el 324 y construyó Bizancio en el 330. Al hacerse cristiano, Constantino dejó a Roma en manos de la iglesia cristiana. Y en el 395 el Imperio quedó dividido en dos: el bizantino en el Oriente y el romano en Occidente que luego cayó en manos de los germanos en el 476 y así siguió hasta el siglo XV.

La división definitiva entre Oriente y Occidente la ocasionó el cisma de la religión cristiana que para entonces ya era la religión oficial del Imperio. La facción cuya sede era Roma reclamaba la ubicación del papado en dicha ciudad, mientras que Bizancio se rebelaría creando un cisma definitivo en la Iglesia Cristiana. Mientras que las iglesias orientales quedaron en territorio bizantino y se expandieron hacia Rusia, la iglesia occidental se expandió inesperadamente hacia América.

Como América fue colonizada por potencias europeas occidentales, también forma parte del denominado ‘mundo occidental’. Así como Australia y nueva Zelanda en Oceanía hay además naciones que reclaman su condición histórica de Occidentales, como Israel, Turquía, Sudáfrica y Filipinas debido a que fue colonia española y luego de los Estados Unidos.

Hay países occidentalizados en Europa Central y Oriental que estuvieron bajo el régimen comunista de la Unión Soviética y en condiciones parecidas están los casos de Japón y de Hawai. En la mayoría de los países latinoamericanos hay fuertes influencias europeas, con cristianos católicos o protestantes y con ascendencias europeas. Con un alto nivel de influencia europea están Argentina, Chile, Uruguay y Costa Rica; a un nivel medio están Colombia, Venezuela, Brasil y México, mientras que a un bajo nivel de influencias europeas quedarían Perú, Bolivia, Paraguay, Ecuador y Centro América.El hecho fundamental es que al margen de los procesos de colonización y de los procesos de desintegración de los mitos religiosos, en todos los países de Occidente existe un residuo común de la Iglesia Cristiana que sigue siendo el principal elemento que origina la inestabilidad política y la fragmentación social de toda esta enorme porción del mundo.