En su lucha por aliviar la miseria en China, más de 850 millones de personas han dejado atrás la pobreza extrema en 4 décadas. En 1981 casi el 90% de la población estaba por debajo del umbral de pobreza absoluta fijada por el Banco Mundial. En 2019 no llegaba al 1% y a fines de 2020 la prensa china pregonaba su erradicación.
El éxito se alcanzó cuando los últimos 832 condados más pobres de China habían salido de esa situación, al registrar un ingreso anual de 4,000 yuanes (1.52 dls/día). Así se eleva a 93 millones de personas que Pekín sacó de la pobreza extrema desde 2013. La prensa oficial subrayó que este gran logro se celebraría hasta el centenario de la fundación del Partido Comunista Chino a mediados de este año.
El silencio oficial revela que los líderes chinos han asumido que la emigración a las ciudades ha transladado la pobreza rural a las grandes urbes. En los primeros meses de 2020, el ingreso per cápita en la ciudades era de 2617 euros y en el campo era de 1358 euros. Lo que explicaría el éxodo del campo las ciudades.
Este fenómeno genera núcleos de pobreza urbana causada por millones de migrantes en busca de empleo. El primer ministro Li Kequiang señaló que aún habían 600 millones de personas con ingresos mensuales de 1,000 yuanes (128 euros) que solo les daba para alquilar una habitación en una ciudad mediana.
La reflexión de Li Kequiang reveló que uno de los grandes problemas de China es que aún hay capas de la población con bajos ingresos. Por lo que el Partido Comunista Chino no dice nada ante la erradicación de la pobreza extrema en el campo y la falta de soluciones para eliminarla de las ciudades.