Vuelve el Fascismo a Occidente

El fascismo es un fenómeno social muy complejo que adquirió diversas formas según los países donde surgía. No obstante se pueden distinguir una serie de rasgos comunes en cuya cúspide está ‘el totalitarismo’. Ya que el gobierno y la burocracia tratan de intervenir en todos los ámbitos de la vida del ciudadano coartando su libertad. Trata de controlar la escuela, la juventud, la vida laboral y empresarial, el mundo femenino y los medios de comunicación.

En el fascismo, las personas se subordinan totalmente al Estado. Un Estado que se fundamenta en la fuerza, el liderazgo y la jerarquía, ejerciendo un control absoluto de la sociedad, donde el partido oficial es la única organización política permitida. Un segundo rasgo del fascismo es el ‘antiliberalismo’ que para los fascistas es una ideología débil, incapaz de frenar al comunismo e ineficaz para mantener el rumbo de una economía sometida a una crisis permanente durante el período que existe entre las guerras.

Tanto la democracia como el sufragio universal son considerados por los fascistas como métodos artificiales e inútiles que intentaban igualar la ‘natural desigualdad’ que existe entre los seres humanos. La libertad individual expresada en los derechos de asociación, expresión o reunión es desdeñada por los fascistas, quienes defienden los conceptos de jerarquía, disciplina y obediencia. Y donde los partidos políticos son elementos que conducen al desorden y a la crisis social. Por lo que en los países donde el fascismo alcanzó el poder, los partidos son declarados ilegales y son perseguidos por el Estado. Ya que el fascismo se basa en un partido único bajo el liderazgo del jefe o caudillo.

Otro importante rasgo del fascismo es su ‘anticapitalismo’. En el caso específico de Alemania, el capitalismo se identificó con los financieros y los banqueros judíos que eran considerados como elementos degenerados de la burguesía. Por lo que el ‘anticapitalismo’ fascista tuvo su mayor expresión en las organizaciones corporativas del mundo del trabajo. Tanto empresarios como trabajadores son obligados a pertenecer a sindicatos controlados por el partido único. No obstante, tanto Hitler como Mussolini, al igual que otros dictadores fascistas recibieron el apoyo del gran capital durante su ascenso al poder. De modo que la alianza entre los grandes empresarios y el dictador se estrechó aún más hasta convertirse en la base donde se construyó la economía.

El ‘anticomunismo’ fue otro rasgo del fascismo, ya que la lucha de clases chocaba frontalmente con la ideología marxista que era lo opuesto a la visión unificadora, nacionalista y totalitarista del fascismo. Razón por la cual, los sindicatos y los partidos de izquierda eran ilegalizados y perseguidos de inmediato. La furibunda actitud fascista contra las organizaciones obreras le granjeó a Hitler y a Mussolini la simpatía de muchas clases medias que temían surgiera una revolución comunista en sus países que los dejara sin empleo.

El fascismo concebía a la sociedad como una organización militar, donde cada individuo debía ocupar un lugar determinado y desarrollar una función específica. La jerarquía, el mando y la disciplina debían regir el funcionamiento de la sociedad, por lo que el militarismo y el autoritarismo se convirtieron en dos de los rasgos más visibles del fascismo. El espíritu militar envolvió a la sociedad fascista y los grandiosos desfiles militares se hicieron cotidianos. Esta situación se transladó a los valores masculinos y el papel de la mujer quedó relegada a su rol tradicional de madre y esposa.

Los fascistas crearon una visión totalitaria en torno al concepto de nación por lo que se generó un nacionalismo exacerbado en las personas que tomó distintas formas en los diferentes países. Ello derivó en sueños expansionistas de los dictadores. Mientras Mussolini soñaba con resucitar a la Roma antigua, Hitler deliraba con el tercer imperio alemán dominado por la raza superior germana. Por lo que los partidos y luego los estados fascistas se organizaron en torno a la figura de un jefe con poderes absolutos. El jefe estaba dotado de un carisma especial que era alimentado por una propaganda sistemática de exultación del líder. Razón por la cual los regímenes fascistas dedicaron gran esfuerzo para ejercer el control de los medios de comunicación, sobre todo sobre la radio y la prensa escrita. La gran figura de esta actividad controladora fue Joseph Goebbles, de quién aún se conserva su vívida historia.

Por otra parte, la ideología fascista era totalmente contraria a la idea de la igualdad entre los seres humanos, los sexos y las naciones, por lo que la versión alemana del fascismo, el nacional socialismo fue una ideología radicalmente racista. Y el nazismo se basaba en una visión racial de la humanidad, en cuya parte más alta estaba la raza aria germana que debía dominar y esclavizar a las razas inferiores. En el punto más bajo de esas etnias estaban los ‘infrahombres’ del pueblo judío, por lo que el ‘antisemitismo’ se convirtió en el eje central de la ideología nazi. Del hostigamiento se pasó a la discriminación jurídica con las Leyes de Nuremberg de 1935, hasta llegar a la solución final con la exterminación bárbara de seis millones de judíos en Europa Central y Oriental.

Adenda: Ahora mismo que ha resurgido el fascismo en el mundo Occidental, encabezado por los Estados Unidos, toda la comunidad global tiene que cooperar para evitar que ese penoso fenómeno social del fascismo vuelva a desquiciar a la sociedad humana.