El viejo paradigma de la economía es una fórmula lineal de tomar, usar y desperdiciar. Mientras que en el nuevo paradigma, la economía será cíclica, como la de la naturaleza que toma con agradecimiento, usa con moderación, repone lo que ha tomado y devuelve los restos a la tierra para que se conviertan en abonos, sin desperdicio, sin contaminar y sin agotar.
Según el viejo paradigma el crecimiento se paga a cualquier precio, en tanto que en el nuevo paradigma el crecimiento de la economía no tiene la menor importancia. Lo que de verdad importa es el crecimiento del bienestar y de la felicidad.
En el viejo paradigma, el desarrollo dirigido a los pobres se convierte en ayuda o en caridad y en el nuevo se orienta hacia las causas de la pobreza y se trabaja por la justicia y la solidaridad. En el viejo paradigma, el desarrollo se introduce de fuera hacia adentro, ya que los economistas miran a los pobres y definen lo que necesitan, ya sea una carretera, una escuela, un hospital o una industria. Traen gente de fuera que las construye y les hace pagar a ellos en forma de impuestos, peajes, seguros o contribuciones en dinero.
En el nuevo paradigma los que vienen de fuera no controlan, ni son propietarios de los recursos locales y respetan la cultura, las tradiciones, los conocimientos, la medicina y todas las formas locales de vida, se sostienen a sí mismo y se desarrollan de dentro hacia afuera. Como desean ayudar de verdad se integran a la comunidad local, viven dentro de ella y encuentran el modo de vida en las mismas fuentes donde se encuentra la comunidad local.
En el viejo paradigma se presta mucha atención al aumento del nivel de vida, a la obtención de automóviles, computadoras y otros bienes de consumo. Mientras que en el nuevo paradigma importa la calidad de la vida y no la cantidad de posesiones. Lo que es más importante es la salud, la creatividad, la cultura, la artesanía, la alimentación, la familia, la amistad, la reciprocidad y el tiempo para ser algo en la vida y no la lucha por tener más bienes materiales.
En el viejo paradigma, lo más grande es lo mejor, con grandes presas, fábricas, empresas, ejércitos y gobiernos. En tanto que en el nuevo paradigma lo que se desea es lo pequeño, por lo que se da valor a la sustancia y no a la medida. En el nuevo paradigma los mayores logros son la cultura de la agricultura, el cuidado del campo, la integración de las comunidades rurales, el papel de los pueblos como centros mercantiles, la conservación de la naturaleza y la renovación de los modos de producción manuales y artesanales.
En el viejo paradigma dominan las máquinas, la mecanización es mejor que el trabajo manual y el progreso se mide por la cantidad de trabajo realizado por las máquinas. Se espera que todos los paradigmas tengan una solución tecnológica y que las tecnologías den respuesta a todas las necesidades humanas. Mientras que en el nuevo paradigma el trabajo humano es digno, así como servir, fabricar con las manos, construir, cuidar los huertos, cocinar y muchas otras actividades humanas tienen un valor intrínseco. La máquina es una ayuda para las manos humanas pero no las sustituye.
En el viejo paradigma el monocultivo va a la cabeza, las cadenas comerciales ocupan las calles principales, son las mismas marcas, las mismas prendas, los mismos alimentos y los mismos restaurantes. También se extiende una misma arquitectura por todas las ciudades del mundo. Mientras que en el nuevo paradigma, la diversidad cultural y la biodiversidad son factores centrales de las organizaciones sociales y de los asentamientos humanos. Las diferencias sociales son fundamentales en todos los aspectos de la vida humana. Se protege todo lo local, desde comidas, ropa, bailes locales, etc. Aunque se respetan y se aprenden las culturas de otros países.
En el viejo paradigma, la globalización es la base fundamental del comercio. Los países hacen unos pocos productos y los exportan. Se fomenta la competencia, fusiones, absorciones y monopolios de los poderosos que perjudican a los débiles. Mientras que en el nuevo paradigma se prefiere lo pequeño y lo local. El comercio es una forma de mejorar las relaciones humanas. En lugar de globalización las fórmulas locales favorecen la sustentación del medio ambiente y fortalece a las comunidades locales.
Adenda: En el capítulo II trataré de concluir esta interesante discusión sobre paradigmas nuevos y viejos.