Sobre Crisis Global Actual (I)

 

 

La situación mundial actual, más que una guerra de civilizaciones entre el Islam y Occidente es consecuencia de una guerra etnoreligiosa que tiene una naturaleza cultural de la que se ha derivado para los Estados Unidos y Occidente un conflicto político mundial que es el caso de la guerra Palestina-Israelí que constituye el nódulo central de la crisis global actual. Esto no descarta que el conflicto actual pueda devenir en una verdadera guerra de civilizaciones, aislar a los extremistas y estructurar una solución política global para el Medio Oriente.

Se podría decir que la actual crisis política es en realidad una ‘crisis de la política’ que se da cuando en una sociedad determinada se rompe el equilibrio de fuerzas del cual depende la estabilidad, sin que se llegue a destruir la idea, ni la misión de la política.

La crisis de la política se produce cuando esa tarea humana de vivir en paz pierde sentido y deja de ser necesaria. Algo de eso ocurre ahora, ya que la crisis de la política es de diálogo y de comunicación, de modo que cuando dejan de funcionar viene una crisis ‘de la política´. Ya que la política actual está dejando de ser la función imprescindible que ha sido durante siglos para entrar en un momento crítico que puede determinar el nuevo destino de la humanidad.

De lo dicho se derivan varias hipótesis:

1º.- Existe una crisis de representatividad, debido a que los representantes ya no representan a los intereses de los representados. Lo que implica un rediseño teórico e institucional de la ‘participación ciudadana’ y de la democratización de los Partidos Políticos para que se conviertan en una verdadera expresión de la voluntad popular que dicen representar.

2º.- Existe una crisis de legalidad y de institucionalidad, ya que tanto la Ley como las Instituciones se negocian en los Pactos Políticos, por lo que debe fortalecerse el imperio de la Ley y la presencia de las Instituciones en el desarrollo de la vida social y política de los países.

3º.- Hay una crisis de legitimidad, ya que la Ley y las Instituciones no representan la voluntad general sino el interés particular de unos cuántos. La Ley formalmente válida debe responder al interés colectivo, de modo que ‘toda legalidad debe ser legitimidad’.

4º.- Existe una crisis de la conciencia de la institucionalidad, sobre la cual se tiene una visión decadente, ya que la comunidad debe percibir que la Institución es la causa y la ruta del poder, el Derecho un sistema para limitar al poder y el poder sea lo que la Ley dice que es el poder.

5º.- Se requiere dar sustento a la legalidad y a la legitimidad de un nuevo Contrato Social del cual emane el sistema jurídico, político e institucional ante un Estado debilitado frente a las políticas externas y endurecido frente a sus propias comunidades nacionales. La Sociedad Civil es depositaria del pasado y de las posibilidades del futuro, por lo que estará llamada a jugar un papel central frente al drama actual de Latinoamérica.

Este enfrentamiento que existe en el nuevo fenómeno político que surgió de la crisis de la Modernidad debe permitir pasar de la política como privilegio de pocos a la política como ejercicio de todos. O sea que debe pasar de la concentración del poder al equilibrio del poder, basado en términos de libertad, justicia social, democracia y Estado de Derecho.

Es un hecho visible que la política ha sufrido grandes cambios ante las transformaciones del mundo y aunque no se pueden generalizar todos en una sola situación global, si pueden señalarse grandes tendencias que caracterizan a la política contemporánea.

Se pueden realizar algunos señalamientos básicos que permitan lograr una visión más clara del problema, identificando algunos temas que sean a la vez expresiones, no solo de la crisis política actual, sino de la ética contemporánea, entre las que podemos señalar las siguientes:

1º.- Restitución de la idea de la democracia como expresión de la voluntad colectiva.

2o.- Los contenidos de la política deben dirigirse a la reestructuración de las profundas rupturas del Estado, la sociedad y la economía, ya que el Estado es la forma más compleja de la sociedad.

3º.-Elaborar ideas de gobernabilidad democrática, desarrollo sostenible, sistema institucional, capacidades políticas, económicas, sociales y de arquitectura social en la que todos participen.

4º.- Elaborar un Nuevo Contrato Social, donde haya una concertación institucional, educativa, económica y social con una Sociedad Civil Autónoma, un sistema moderno de partidos y de sus conceptos que propicien la eficacia económica y la equidad social.

5º- Rediseñar el nuevo Estado, la nueva sociedad y el sistema de relaciones con el Mercado en la búsqueda de un Nuevo Contrato Social Planetario para evitar el caos o un orden mundial autoritario que sea uniforme para todos.

6º.- Crear un nuevo Contrato Social donde se excluya la idea de una propuesta cerrada que provenga de la cultura anglosajona, hispana, asiática, musulmana o de cualquier otra naturaleza.

7º.- Eliminar la creencia de que en política se es poseedor de la verdad absoluta que ha sido la causa de las mayores tragedias históricas. Crear una idea deseable de civilización, entendida como una exigencia ética y una construcción conceptual.

8º.- Crear una idea de civilización que no anule a las culturas particulares, sino que las trascienda.

9º- Pensar que cada ser humano es una síntesis de múltiples expresiones, de cada tiempo que se vive y es la base o condición del futuro.

10º.- Debe haber solidaridad con los excluidos, ya que como dice Camus ‘el hombre no puede ponerse del lado de quiénes hacen la historia, sino al servicio de quiénes la padecen’.

Adenda: La democracia es un sistema político, pero sobre todo un sistema de valores. No es solo una forma en la que se organiza la sociedad y el Estado, sino que contiene una ética que da a ambos un sentido teleológico y una axiología que vuelve a los seres humanos más nobles y más dignos.

No obstante, así como se puede actualizar la democracia con esta crisis global, también esta crisis puede ser una señal clara de que la democracia como principal sustento del Estado ha llegado a su fin.