Después de la fotografía, la gran innovación en el mundo artístico fue el cine, al tratar de dar movimiento a la imagen congelada de las fotos. A principios del siglo XX se desarrolló con rapidez al hacer posible la proyección sucesiva de fotografías impresas sobre una cinta. Dicha proyección funciona con un mecanismo que bloquea la imagen alrededor del 50% del tiempo dejando en blanco la pantalla, pero eso no es percibido por el espectador, porque las imágenes quedan grabadas en su retina.
Ese mecanismo de engaño visual es conocido como ‘persistencia de la visión’ y se debe a una imperfección del ojo humano que permite la grabación de la imagen en la retina durante una fracción de segundo después de que fue vista. La retina se adapta a la oscuridad de las salas de cine y al combinarse con la pantalla luminosa aumenta la duración de la visión. De modo que el movimiento en el cine es una ilusión, al igual que la televisión, los videos, la computadora y la realidad virtual, todas esas tecnologías funcionan bajo el mismo principio de engaño visual.
Las imágenes que componen una ambientación de realidad virtual se construyen modelando objetos en tercera dimensión. Cada objeto se modela considerando los diferentes ángulos desde los que se mirará durante el movimiento. Lo mismo sucede en la televisión, el video, el cine, etc., donde lo que se ve es una secuencia de imágenes fijas.
El cine se creó con la influencia de todas las artes: la narrativa, la pintura, el espacio, el uso de luz, de sombra y las texturas; la música para el ritmo, la danza y su movimiento de figuras y personajes en un espacio específico, la fotografía en el plano bidimensional y buscando una realidad tridimensional a través de la perspectiva. De modo que el cine se hace utilizando medios y conocimientos que vienen desde hace varios siglos. Y otro tanto ocurre con la tecnología digital.
La aplicación del cine en el arte se planteó desde su nacimiento, sobre todo cuando surgió el expresionismo alemán, la nueva ola francesa y el neorrealismo italiano llegando a altos niveles en muchas ocasiones. El cine como negocio surgió en Hollywood, aunque el arte solo se detectaba en el cine europeo en la década de 1920 a través del expresionismo en la pintura y en el teatro, así como de las imágenes del surrealismo en Francia.
Aunque después llegaron el sonido y el color haciendo más real la imagen se ha concluido que el cine no cumple con la expectativa de fidelidad que exige la realidad, debido a que ésta es inaprehensible. Ya que en el cine se pretende convertir la ilusión en realidad. En los hechos, la realidad virtual ha sido el resultado de experimentaciones visuales y tecnológicas desde el Renacimiento. La tecnología se ha aplicado desde siempre a las expresiones artísticas y la industrialización influyó en la popularización de la obra de arte convencional y la del arte digital o electrónico de la actualidad. Una obra de cine, de videos o electrónica tiene la misma oportunidad que el arte tradicional de ser reconocida como obra artística, sin importar el medio material con el que se realice.
En 1909 surgió en Italia el ‘futurismo’ que se ha considerado como una de las vanguardias artísticas del siglo XX. Fue entonces que varios artistas intentaron llevar a la pintura y a la poesía los principios y las formas de expresión de los manifiestos futuristas que eran la temeridad, el salto mortal, la bofetada o el puñetazo para promover la agresividad, la violencia, la fuerza y la invencibilidad. Las ideas de los futuristas giraban alrededor de la máquina y de la velocidad. Aunque se les ha acusado de glorificar al imperialismo a la violencia y al fascismo.
Además de un cambio estético, los futuristas buscaban transformar la vida del ser humano y en sus manifiestos predominaba un himno a favor de la lucha, de la guerra, del militarismo, de la velocidad omnipresente, la masa, la luz, la electricidad, el metal y el movimiento de donde se originaron las tendencias dadaístas y surrealistas, así como la cultura de las masas que se realiza con el arte pop en Inglaterra y los Estados Unidos.
A partir de 1950 se hace apología de la manifestación de objetos y de la industrialización que se transforman en la denominada cultura pop. Surge la idea de la participación de las masas en el arte y se acentúa la tendencia de que la masificación del objeto conduce a una pérdida del arte. No obstante nace una distinta manera de relacionarse con el arte a través de los objetos como la serialización, los comics, la participación del espectador en las obras críticas, etc.
Los artistas pop dirigieron su arte a las masas y su intento era llegar a la vida cotidiana de toda la gente como sucedía con la Mona Lisa de Warhol que anunciaba la sopa Campbells. Por desgracia, en la actualidad existe un gran número de imágenes digitales que se vuelven cotidianas y han llegado a una saturación de imágenes banales que poco tienen de arte, tal como sucedió en el auge del pop.
Aunque algunos reconocidos críticos de arte están realizando una especie de repliegue ultraconservador hacia el arte tradicional donde se menciona la importancia de la contemplación de la obra estética y se sugiere que el arte debiera permanecer en un ámbito académico muy serio. Lo cual podría significar que las obras reproducidas con las nuevas tecnologías conservan su valor artístico y su capacidad de expresión.
Adenda: El surgimiento del mundo digital a principios del siglo XXI conduce a pensar que la actividad artística tradicional desaparecerá o se transformará por completo, tal como está sucediendo con la literatura, con la danza y con la música. Pero no hay duda de que la ilusión del arte en el ser humano vivirá por siempre.