En la actualidad, ningún país del mundo se acerca al poderío bélico de los Estados Unidos, pero al parecer eso ya no definirá el predominio mundial de un país en el siglo XXI. Todo hace suponer que el futuro país dominante será el que no se haya desgastado con las guerras. Era erróneo pensar que los Estados Unidos habían invadido países lejanos a su territorio para apropiarse de sus recursos naturales. Lo que pretendían era generar guerras, destruir zonas urbanas, infraestructuras e industrias para luego reconstruirlas con grandes utilidades para el Pentágono y sus halcones mercenarios.
Ahora puede verse que ese cruel negocio ya no fue rentable desde la guerra de Corea y que solo la ocupación de Irak les cuesta 4,000 millones de dólares mensuales. Para poder sostener su imperialismo militar, Estados Unidos ha tenido enormes pérdidas netas, ya que solo la guerra de Afganistán, hasta diciembre del 2014 le costó un billón de dólares, equivalente a diez presupuestos militares anuales de Rusia.
En el 2008, Joseph Stiglitz, Premio Nobel de Economía tituló su libro ‘La Guerra de los tres billones de dólares: El verdadero costo del conflicto de Irak’. Y según el informe del Instituto Watson para Asuntos Públicos e Internacionales de la Universidad de Brown, el gobierno de los Estados Unidos ha gastado 4.79 billones de dólares en conflictos bélicos desde el 2001 y sus préstamos de guerra ascienden a 453,000 millones de dólares.
Según el Instituto Watson sería enorme el bien que podrían hacer los Estados Unidos si esa gran cantidad de dinero fuese empleado para luchar contra el hambre en el mundo o si al menos se destinase para mejorar las condiciones de vida de los estadounidenses. Pero lo que en realidad existe es una deuda pública de 20 billones de dólares que significa el 102.6% de su PIB. La cuál se ha cuadruplicado en los últimos 14 años, ya que al comienzo del siglo era de 5.62 billones de dólares.
Pero lo más interesante de esta deuda gastada en las guerras es que la mitad de los acreedores son extranjeros (China y Japón acumulan el 37.2 % del total). O sea que la gran potencia bélica debe dinero a un centenar de países para poder pagar las guerras que la dejaron en la bancarrota.
En los años cincuenta Estados Unidos poseía el 50% del PIB mundial y hoy no llega ni al 20%. Según cálculos del FMI basados en el PIB ajustado a la Paridad del Poder Adquisitivo, China ya ha superado a los EUA y para el 2040 China tendrá el 40% del PIB mundial, EUA el 15%, la India el 12% y la UE el 5%.
Los Estados Unidos es ahora una potencia militar arruinada e ineficaz. Su gasto en el 2015 fue de 601,000 millones de dólares, cifra mayor a la de la suma de los siete países más ricos del mundo y representa el 41% del gasto militar mundial que ocasiona grandes carencias en otros rubros del presupuesto estatal, aun cuando no ha logrado ganar ninguna guerra desde la 2ª. Guerra Mundial en 1945.
Otro de los grandes fracasos de Estados Unidos se vive ahora en Siria, donde por ineptitud de sus diplomáticos ha quedado fuera de las conversaciones de paz que se realizan entre Rusia, Turquía e Irán. Y en cuanto a la indescifrable guerra antiterrorista es tal el caos que Julián Assange, el reportero de wikileaks, denunció que la CIA había perdido el control de un gran arsenal de armas cibernéticas que podrían estar en el mercado negro a disposición de ‘hackers’ de todo el mundo.
Es por eso que Trump ha propuesto realizar de nuevo más guerras. ‘Tenemos que ganar, tenemos que empezar a ganar guerras de nuevo’ decía en su twitter y aumentó en 54,000 millones de dólares el presupuesto del Departamento de Defensa en detrimento de los presupuestos del medio ambiente y de la educación.
Por su parte, China se ha caracterizado siempre por un escrupuloso respeto al resto de los países. Sus guerras siempre han sido para repeler agresiones y atropellos de otros imperios. Pero finalmente se le premia con el poder global que ahora depende más de la economía que de la guerra.
Durante la visita oficial de los Estados Unidos a China en el 2015, el presidente Xi Jinping declaró al Wall Street Journal que ‘fortaleciendo su defensa nacional no crea aventuras militares, ya que esa idea nunca la ha tenido’ y recordó a los funcionarios estadounidenses que China no tiene bases militares fuera de sus fronteras.Mientras Trump está dedicado a gastar el dinero de los estadounidenses en armas, guerras y muros, con la misma historia de los presidentes anteriores.
Adenda: Aunque la Historia señala que todas las predicciones geopolíticas siempre han sido diferentes de los hechos reales, no cabe duda que el siglo 21 no será el del resurgimiento del viejo negocio de las guerras planeadas en lugares remotos para enriquecer a unos cuantos pillos con alto nivel de xenofobia, de narcisismo, de hipocresía y de maldad.
El mundo del futuro inmediato se conducirá de una forma que aún desconocemos, pero no hay duda que por fortuna las guerras para colonizar y las que se planificaban para obtener riquezas ya no volverán porque todos esos países están en bancarrota.