En su libro titulado “The Betters Angels of Our Nature”, el famoso psicólogo experimental, científico cognitivo y lingüista Steven Pinker sorprende y cautiva con la asombrosa idea de que la marcha progresiva de la historia en el Planeta ha hecho disminuir la violencia. Dice Pinker que la crueldad y la capacidad de causar dolor en otras personas no es un asunto trivial, sino que es un elemento crucial para la supervivencia de especies o para escarmentar a enemigos reales o ficticios.
La capacidad de la agresión brutal en el ser humano nace con nosotros y se expresa en los juegos de los niños, siguiendo una ruta progresiva de desarrollo que concluye cuando adquiere la habilidad de ponerla a nuestro servicio como seres civilizados. Esto se expresa en forma subliminal en un sinnúmero de actividades, especialmente deportivas.
Algunas de las expresiones de crueldad hacia los animales y hacia quiénes son más débiles se evidencian durante el desarrollo infantil y pueden ser precursoras de futuros comportamientos crueles, antisociales o violentos cuando el niño crezca. En su clásica investigación de la psicopatía, Deviant Children Grown Up, la eminente socióloga y Profesora de Psiquiatría de la Washington University, Lee N. Robins concluye que la crueldad de los niños hacia los animales representa un rasgo de augurios ominosos en el desarrollo armonioso y balanceado de todo ser civilizado.
En 1806, el psiquiatra francés Philipe Pinel propuso el concepto diagnóstico de la ‘manía sin delirio’ que hoy es considerado como el antecesor del trastorno antisocial de la personalidad. En su artículo seminal, Pinel introduce dos viñetas clásicas: una que describía el caso de un hombre que en su infancia demostraba agresión hacia los animales y hacia sus compañeros. Cuando creció mató a un individuo desconocido e inocente sin razón aparente para hacerlo y sin trazas de remordimiento alguno.
En esa época se hicieron notorios varios famosos asesinos de masas y de homicidios múltiples que desde niños mostraron su capacidad para ser crueles con animales y otros seres desamparados. Un artículo reciente de Johnson Becker describe casos de adolescentes con fantasías sádicas notorias quiénes admitieron soñar con la exterminación masiva de personas desconocidas, sólo por placer. Igualmente en tiempos recientes se han visto asesinatos en gran escala que desafían todo tipo de arreglos racionales. (Síndrome de Oslo)
Adenda: Aunque la investigación científica y debidamente acreditada de todas estas conductas del ser humano asociadas con la crueldad y con la violencia están aún en una etapa de desarrollo que no recibe el reconocimiento de los organismos trasnacionales que hacen estudios neurológicos y biológicos de estas psicopatías. Muy pronto estas nuevas tecnologías serán aceptadas por todo el mundo civilizado. Al margen de mitos culturales, religiosos y sociales.