La Catedral de Reims de veneración católica, bajo la advocación de Nuestra Señora la Virgen María está en el departamento de Marne al Reims al noreste de Francia y es la cabeza de la Diócesis de Reims. Fue edificada en el siglo XIII, poco después de las catedrales de París y de Chartres. Es uno de los edificios góticos más bellos e importantes de Francia y en 1991 la Unesco la incluyó en la lista del Patrimonio de la Humanidad.
En el Antiguo Régimen esta catedral era el lugar de consagración de los monarcas de Francia y el último rey coronado fue Carlos X en 1825. La catedral de Reims fue bombardeada por los alemanes después de la Primera Guerra Mundial, ya que la consideraban como un símbolo nacional de Francia. Las estatuas que habían en ella llegaron a ser 2303, cifra que obtuvo el récord de Europa. En parte de su fachada interior hay ornamentos de figuras esculpidas. Una de ellas es la famosa ‘comunión del caballero’.
Por su parte, la Catedral de Milán es una catedral gótica que es la sede episcopal de la Archidiócesis de Milán, una de las más grandes del mundo de veneración católica, con 157 metros de largo que puede alojar a 40,000 personas. Sus ventanas del coro son grandes y hermosas. Tienen la reputación de ser las más grandes que se conocen. Y se comenzó a construir en 1380 y no se terminó sino hasta 1965.
La Basílica de San Ambrosio fue edificada en el Mediolanum que era la parte antigua de centro de la ciudad de Milán. Se comenzó en el siglo V y en el 836 se le agregó otra basílica, pero un incendio dañó a ambos edificios en 1075 por lo que fueron reemplazados por el Duomo.
En 1386 el prelado Antonio de Saluzzo inició un nuevo proyecto con el estilo del ‘gótico radiante’ que compiten con la tradición gótica de Francia como en las dobles naves laterales. Con eso trató de compensar o pagar a la nobleza y a las clases emprendedoras que habían sido reprimidas duramente por su progenitor Bernabé Visconti.
En 1389 se le dio el puesto de arquitecto de dicho proyecto al francés Nicolas de Bonaventure que le imprimió a la catedral una fuerte huella gótica. Todavía en 1399 llamaron al francés Jean Mignot para mejorar el trabajo realizado y elevar las piedras hasta una corona sin precedentes.
Adenda: No hay duda de que el bellísimo arte gótico procede de Francia, aunque luego se desarrolló en toda Europa.