Ahora mismo se ve el aumento en el apoyo a partidos que apelan al discurso populista. Aunque no es un fenómeno nuevo, ya que en diversas ocasiones se encontraron cambios importantes en el uso del discurso populista de parte de los políticos entre 1950 y 1990. Lo interesante es que sin ser algo nuevo, hoy tiene mayor impacto. Así lo planteó Noam Gidron, profesor del Departamento de Ciencias Políticas de la Universidad Hebrea de Jerusalén.
El estudio que encabezó el profesor Hawkins concluya que el incremento más importante de jefes de Estado populistas se dio en los últimos cinco años. El salto se produjo por la incorporación al populismo de muchos dirigentes de Europa y de otras regiones del mundo.
Dice Kramer que hay un ascenso global del populismo. En muchos países, grandes porciones de su población parecen desencantadas con los gobiernos centristas, social demócratas o liberales conservadores que según ellos no pudieron mantener o alcanzar la estabilidad y la prosperidad esperada.
Los estudios muestran que quienes se ve del lado perdedor de la globalización de los cambios culturales o de la competencia económica se vuelcan sobre políticas populistas.
La prueba más clara del cambio de época es la transformación de algunos de los mandatarios que están más tiempo en el poder. El caso extremo es Erdogan cuando se inició como primer ministro en 2003 y empleaba una retórica ‘no populista’. Pero 16 años después cuando asumió como ‘super presidente’ pasó a tener un discurso ‘muy populista’.
Otro caso es el de Orbán que ascendió en 2010 con una retórica moderada y hoy es considerado como uno de los mandatarios más radicalizados de Europa que raya en la extrema derecha.
El estilo de comunicación populista ha tomado control de la política reemplazando el lenguaje racional que buscaba construir consensos y estabilidad en las democracias occidentales. Ahora hay un lenguaje informal que solo busca humillar al opositor.