Mitología Contemporánea (I)

Para poder vivir en sociedad, los miembros de un grupo de personas tienen que llegar a acuerdos para hacer posible el desarrollo individual y colectivo. Por lo que es necesario un lenguaje común que permita la comunicación, las relaciones y los intercambios. Ya que para que exista comunicación se requiere compartir conceptos sobre lo que sucede, la forma en la que suceden las cosas en el mundo y luego realizar un consenso.

Un consenso social se logra cuando el grupo es pequeño y las personas que intercambian mensajes se requiere que tengan contextos e historias similares. Por lo que eso no es posible que esto suceda en sociedades física, geográfica e históricamente fraccionadas y distantes. Por fortuna las tecnologías de comunicación actuales permiten que exista una comunidad global enorme que puede recibir mensajes e información en un solo lenguaje a través de las ‘redes sociales’.

La globalización actual recrea los métodos ancestrales de reducción de la sociedad para lograr el consenso, manteniendo el control de las relaciones humanas y sociales, los medios de intercambio y las formas de gobierno. De modo que uno de los roles de los medios masivos de información actuales consiste en reducir a la sociedad a un pequeño grupo homogéneo capaz de compartir los mitos necesarios para mantener el orden establecido.

De esa necesidad surge el mito, que es una explicación dogmática de hechos, fenómenos y concepciones del mundo, totalmente indispensable para quiénes se quieren explicar lo desconocido que permite la coherencia mental de un grupo. Según Lévi-Strauss, el mito supone un cierre de sistema y una respuesta a las preguntas que forman la coherencia mental de un determinado grupo. De modo que la vigencia de un mito garantiza su unidad.

Dice Lévi-Strauss que el mito funciona como respuesta al temor a volverse vulnerables frente a los miembros de un grupo determinado. No importa que la mitología no exprese una realidad, ya que la gente cree en ella y esa gente forma parte de un grupo social que cree en la misma mitología. Por lo que tampoco importa que un mito sea falso o verdadero, sino que exista un acuerdo tácito entre todas las personas que comparten el mito.

Aunque muchos intelectuales y científicos de la actualidad afirman que hoy en día el mito ya no tiene cabida en la sociedad y no pueden aceptar que el uso de la creencia en mitos sea posible al interior de las sociedades modernas, porque suponen que el acceso al mundo y a lo que sucede en él es el mismo en todos los casos debido a la educación institucional y a los medios de comunicación y de tecnología contemporáneos. Pero como dice Lévi-Strauss ‘puede ser que un día se descubra que la mente humana utiliza la misma lógica en el pensamiento mítico y en el científico. Y que la idea mítica del progreso haya coincidido con la realidad en algunos períodos de la historia de la humanidad y el orden social se haya establecido a través del uso de mitos.

Uno de los mitos más conocidos es que el pensamiento crítico, la apertura de la mente y del espíritu se construyeron desde el principio de la vida humana, donde la educación hacia el interior de las familias fue la que dio la primera forma a la esencia del individuo. La educación de niños y niños de las sociedades tribales estaba a cargo del mismo grupo que constituía a tribu, mientras que en las sociedades actuales los niños son educados por los televisores que no permiten un intercambio directo ni la interacción social, por lo que se han formado generaciones de seres apáticos y conformistas. El rol educativo del televisor continúa por toda la vida de los seres humanos actuales que en él han depositado su confianza.

Las instituciones educativas tradicionales se mantienen dentro del mismo tipo de ‘educación vertical’, donde nada se comparte, no hay apertura, ni reciprocidad, sino sometimiento y obediencia. Esto no solo existe en los países en desarrollo, ya que fue un modelo que se institucionalizó en pleno siglo XVIII en Europa con el fin de preparar a la gente para el trabajo rutinario de las industrias en pleno desarrollo.

Decía Merle en el 2007 que el sistema de educación francés busca formar élites desde la escuela primaria, ya que sigue clasificando a la población hacia el interior de las jerarquías sociales, tal y como ocurrió en el siglo XIX y hasta principios del siglo XX, cuando el certificado de estudios primarios permitía entrar en la vida profesional. La calificación de los estudiantes permitía entonces y aún ahora situar a las personas hacia el interior de la escala social.

Los mitólogos franceses saben que sus compatriotas son muy adeptos a ser evaluados, aunque esa necesidad de aprobación constante no los ayuda a sacar las mejores calificaciones de Europa. Ya que en ese aspecto de la educación, las mejores calificaciones son las de Finlandia donde las notas empiezan hasta la secundaria. Los expertos en estos temas demuestran que las calificaciones no solo son inútiles, sino nefastas para lograr el aprendizaje de cualquier disciplina, ya que los estudiantes franceses no osan responder, aunque conozcan la respuesta debido al temor a equivocarse.

Adenda: Continuaré con el tema de los mitos que subyacen en la Humanidad desde sus más lejanos inicios en el siguiente capítulo.