La Pandemia del Capitalismo

Según el experto economista Eric Toussaint, la pandemia del coronavirus tendrá efectos dramáticos en las condiciones de vida de las personas en todo el mundo. Los seres humanos se verán afectados en diferentes formas de acuerdo a su posición en una clase social, sexo u orientación sexual, país de residencia, edad, casta y otros factores. De modo que las diferentes formas de opresión y de explotación se incrementarán y de una forma u otra todos serán afectados.

Esta es la primera crisis internacional que tiene un efecto tan generalizado en todos los rincones del mundo en un período tan corto de solo 3 meses desde que China reconoció la epidemia de Wuhan. Es algo más grave que la Segunda Guerra Mundial, aunque no en términos de muertes, sino en la coincidencia de los hechos en el tiempo, las manifestaciones de la crisis y el tipo de medidas tomadas por los gobiernos de todo el mundo.

Una de las manifestaciones de la crisis actual es la crisis económica y financiera. Ya que la enorme disminución de la producción mundial después de marzo del 2020 no tiene comparación a las crisis sufridas en el mundo en los últimos 70 años. Cientos de millones de personas han perdido de pronto sus medios de vida y han quedado sin empleo.

La caída de la actividad económica es enorme y durará mucho tiempo. Por un lado hay quienes desean un cambio real en el sistema capitalista y quienes desean hacer una revolución para modificar a la sociedad en su forma de vida, de propiedad, de modo de producción y de su relación con la naturaleza.

Dice Toussaint que hay planes de decrecimiento y para dar prioridad a los bienes comunes, relocalizar la producción material y de servicios con una readaptación de las formas de trabajo y de producción que sean compatibles con la lucha contra la crisis ecológica.

Los servicios públicos bajo el control ciudadano deben ampliarse en forma masiva y esto sólo se logrará si las víctimas del sistema capitalista y de la sociedad patriarcal se organizan para echar fuera a la minoría del 1% y de sus secuaces de los centros de poder para crear una verdadera democracia. Mediante una revolución ecologista-socialista de autogestión, feminista y antirracista.