Las consecuencias políticas de la Guerra del Golfo Pérsico van sobre todo hacia la construcción de un nuevo orden mundial en el que los Estados Unidos se impone como la principal potencia mundial y pasa a tomar un falso papel de pacificador, incluso pasando por encima de las Naciones Unidas en algunas determinaciones de dimensión mundial.
Esta fue una estrategia que quedó como consecuencia de la Guerra del Golfo que había sido diseñada para contener tanto a Irán como a Irak, usando como instrumento básico la presencia militar para intentar inducir a ambos países a efectuar un cambio de conducta en el caso de Irán o de gobierno en el caso de Irak.
Aunque la contención de Irak ha sido más aceptada internacionalmente envuelve muchas áreas como el reforzamiento de las zonas establecidas por la ONU, el embargo de las ventas de armamento y la exportación de petróleo. En las que Estados Unidos ha sido el artífice principal de esta política que pretende evitar una posible rebelión en el futuro de ambos países.
No hay duda de que aún no termina la Guerra del Golfo Pérsico y de que hay hechos que hacen suponer que la administración de Bush mintió sobre los motivos que tenía para participar en esta guerra. La historia muestra que el gobierno norteamericano siempre miente, especialmente a los estadounidenses. Durante este siglo Estados Unidos ha mentido para justificar cada guerra, ya que dichas guerras fueron siempre iniciadas por motivos económicos.
Para Hussein era lógico creer que el presidente Bush no intervendría en el conflicto si él invadía, tal como lo demuestran los hechos ocurridos el 23 y 24 de julio de 1990. De lo que se desprende que hasta cierto punto Estados Unidos daba seguridad a Irak y que no ofrecería oposición en su desempeño contra Irán.
Por lo que se puede concluir que la administración de Bush quería que Irak invadiera Kuwait como excusa para ganar el apoyo de Egipto y de Arabia Saudita y poder establecer una fuerza militar en el Medio Este de forma permanente. De modo que quedó comprobado que la intención real de los Estados Unidos era la de elevar los precios del petróleo en un momento en que dicho energético era uno de sus recursos económicos más importantes. Además de que procedía de Texas, la tierra natal de Bush.
Por desgracia, esta información nunca ha sido revelada al pueblo norteamericano y menos aún al mundo en general, por lo que estos hechos son muy difíciles de conocer en forma mediática y seria. En resumen, la Guerra del Golfo Pérsico representa las dos caras de una misma moneda. Por un lado está la que simboliza a Kuwait y a su gente, además de los prisioneros de otras naciones que Irak arrestó antes de la Guerra y en el otro lado el sello que tiene el dinero en todo el mundo.
Adenda: Es probable que en estos análisis de la Guerra del Golfo Pérsico se encuentre una clara denuncia del papel de potencia colonialista que sigue teniendo Estados Unidos, pero los hechos así lo exhiben.