El pasado miércoles 16 de septiembre, la Reserva Federal de los EUA (Fed) subió por fin las tasas de interés de 0.25 a 0.50% que habían permanecido sin cambio desde el 2006. Las autoridades financieras dijeron que la economía estadounidense ya era bastante fuerte como para seguir creciendo con menos ayuda del Banco Central. De modo que subirán poco a poco las tasas, ya que los costos de la deuda pública han empezado a subir con cierta rapidez.
William Glaston, quien fuera asesor financiero de Bill Clinton y ahora alto ejecutivo de la Brooking Institution declaró que se sentía frustrado por no haber creado un banco de infraestructura respaldado por el Gobierno en los últimos años. Mientras James W Paulsen de Wells Capital Managment decía que el gasto de inversión del Gobierno, en proporción a la actividad económica en general ha caído a mínimos no vistos desde la década de 1940.
Los expertos en economía han encontrado que la infinidad de pugnas hacia el interior del Gobierno de los Estados Unidos han restringido el flujo de dinero a proyectos gubernamentales destinados a mejorar las carreteras, los puentes y el transporte público. Tampoco en el sector privado se produjeron los beneficios de los préstamos de bajo costo esperados cuando había tasas muy bajas durante tantos años.
La gran mayoría de las empresas han dispuesto de los miles de millones de dólares baratos de la Fed, pero no realizaron nuevas operaciones que pudieran haber reforzado la contratación de empleados y haber hecho a las empresas estadounidenses más eficientes y competitivas a nivel mundial. Consideran los economistas que fueron grandes oportunidades perdidas de dinero barato y es muy probable que sigan sin utilizarse ahora que siguen siendo aún muy baratos los préstamos bancarios porque los grandes millonarios se han retirado de la actividad productiva.
Aunque las políticas de estímulo de la Fed llevaron a los bancos y a los inversionistas a prestar dinero, levantar los precios de las acciones y aumentar la confianza de los consumidores logrando que la economía se recobrara, bajara el desempleo y despegaran las ventas de casas y automóviles, dicen los analistas económicos que el dinero no fluyó donde se requería para poder mejorar el potencial económico del País a largo plazo.
Desde un punto de vista teórico las bajas tasas de interés debieran haber estimulado a las empresas a pedir prestado para invertir en nuevas máquinas y tecnologías que pudieron mejorar sus rentabilidad y volverlas más competitivas en los mercados globales. No obstante, la inversión industrial como porcentaje del PIB se ha mantenido por debajo de los niveles históricos desde la Gran Recesión. También sorprende la falta de inversión en los hábitos de endeudamiento de las empresas que emitieron ‘bonos basura’ en un mercado que se disparó después de que la Fed recortó las tasas de interés.
Según Merrill Lynch, a partir del 2009 y hasta septiembre del 2015, las empresas estadounidenses que emiten bonos pasaron solo un 2% de los ingresos de los bonos a ‘gastos de capital’ por lo que se concluye que la mayoría de los bonos emitidos fue para pagar las deudas que ya habían sido contratadas por las empresas y para financiar adquisiciones y compras que ya se habían contratado.
En la opinión de Michael Contopoulos, jefe de la estrategia de préstamos apalancados para el Bank of America Merrill Lynch, ese ha sido un gran problema que persiste, ya que la falta de inversión de las empresas puede frenar la tasa de crecimiento de los Estados Unidos en el futuro. Y se pudo haber reforzado la productividad, un criterio económico muy claro, midiendo la cifra que una economía puede producir con los recursos de capital y trabajo. De modo que la desaceleración de la economía de Estados Unidos en los últimos años sigue produciendo gran preocupación para los economistas norteamericanos.
Un punto de vista paradójico es el del Ex Secretario del Tesoro Lawrence H. Summers quién citó la experiencia de Japón, donde las tasas de interés han sido muy bajas durante muchos años. Decía Summers que ‘durante una etapa con tasas de interés muy bajas es muy fácil rodar sobre préstamos, porque existe muy poca presión para refinanciar a las empresas ineficientes e incluso, las zoombies’
Al subir la Fed las tasas de interés se puede iniciar un período de agitación en las grandes corporaciones estadounidenses. Las recientes turbulencias de los ‘bonos basura’ sugiere que los inversionistas están esperando quiebras, sobre todo en el sector energético y eso puede crear los tipos de cambio a largo plazo que harían más fuerte a la economía del País. Pero si los bancos y los inversionistas recortan los préstamos, la economía podría colapsar.
Aunque parece que las tasas de interés subirán, algunos economistas dicen que no es una alternativa optimista. Dicen que la productividad era débil en los años posteriores a la crisis porque el alto desempleo mantuvo deprimidos los costos laborales para que las empresas pudieran operar sin pérdidas. Según Jared Bernstein, Consejero financiero de Obama, mientras no se reduzca el desempleo de las empresas se pueden aumentar los salarios, ya que frente a los mayores costos de mano de obra las empresas no tendrán más remedio que invertir para ser más eficientes.
Si la economía sigue creciendo y las presiones fiscales disminuyen, el gobierno federal, los estados y las ciudades podrán gastar más en infraestructura, aun cuando se enfrenten a los mayores costos de sus deudas. En este mes de diciembre el Congreso aprobó una Ley de Transporte de 300 mil millones de dólares para carreteras y puentes, por lo que se podrían financiar las tres más famosas obras pendientes en Nueva York: la del famoso Portal para salir de la ciudad que ya tiene más de 100 años la construcción, los nuevos túneles bajo el Río Hudson y los túneles dañados por el huracán Sandy el año pasado. Con dicha nueva Ley de Transporte, la situación actual quedará a la altura de las demandas y podrá ser mejorada sin problemas financieros.
Adenda: Como puede verse ahora, cuando quiénes gobiernan a los Estados Unidos piensan que ya ha pasado el momento más crítico de su crisis financiera y que la economía del gran imperio de Occidente volverá a ser la misma de siempre, no existe la menor duda de que al empoderarse la élite de multimillonarios, los Estados Unidos están condenados a seguir declinando como potencia económica. Algo similar a lo que ha ocurrido con todos los Imperios de la Civilización Humana.